Mateo 17,1-9
Y después de seis días, toma Jesús
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte
alto. Y se transfiguró delante de ellos. Y resplandeció su rostro como el sol;
y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. Y he aquí les aparecieron
Moisés y Elías hablando con El. Y tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús:
"Señor, bueno es que nos estemos aquí: si quieres hagamos aquí tres
tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías".
El estaba aún hablando, cuando vino una
nube luminosa que los cubrió. Y he aquí una voz de la nube, diciendo:
"Este es mi Hijo el amado, en quien Yo mucho me he complacido: a El
escuchad". Y cuando lo oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros y
tuvieron gran miedo. Mas Jesús se acercó y los tocó, y les dijo:
"Levantaos, y no temáis". Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron,
sino sólo a Jesús. Y al bajar ellos del monte, les mandó Jesús, diciendo:
"No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de
entre los muertos".
Remigio
Seis días después el Señor realizó, en la transfiguración sobre la
montaña, la promesa que había hecho a los discípulos de su aparición gloriosa.
Por eso se dice: "Y después de seis días, toma Jesús consigo a Pedro, a
Santiago y a Juan", etc.
San Jerónimo
Mas pregunto yo: ¿cómo se pone después de seis días, mientras que San
Lucas pone ocho? Pero la contestación es fácil. Porque aquí se habla de los
días intermedios, mientras que Lucas cuenta también el primero y el último.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,1
El Señor espera que pasen seis días y no lleva inmediatamente a sus
discípulos a la montaña, con el objeto de que los demás discípulos no abriguen
sentimiento alguno de envidia, o bien para que llenos de vehementes deseos
durante ese tiempo, los que habían de subir se acercaran con más ardor de su
alma.
Rábano
Mas con razón les manifestó su gloria después de seis días, porque
después de las seis edades o épocas del mundo tendría lugar su resurrección.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
O también, porque este mundo fue hecho visible en seis días completos y
el que penetra todas las cosas del mundo, es el que puede subir a las altas
montañas y contemplar la gloria del Verbo de Dios.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,1
Tomó El a esos tres discípulos porque eran los que ocupaban los tres
puestos más elevados. Ved como San Mateo no oculta esa preferencia de los tres
discípulos, ni tampoco San Juan, que hace mención de las principales alabanzas
de Pedro: no conocían los apóstoles ni la emulación ni la vanagloria.
San Hilario, in Matthaeum, 17
También se significa en los tres que tomó consigo la futura elección de
los pueblos, atendido el triple origen de Cam, Sem y Jafet.
Rábano
O también lleva consigo solamente tres, porque son muchos los llamados y
pocos los elegidos. O también porque los que conservan ahora en su alma pura la
fe de la Santa Trinidad, gozarán después de su visión eterna.
Remigio
El Señor, para manifestar a sus discípulos la gloria de su felicidad,
los lleva al monte. Por eso sigue: "Y los lleva a un monte", etc. En
esto el Señor nos enseña que es preciso, para todo el que desea contemplar a
Dios, no estar enfangado en los bajos placeres, sino levantar su alma a las
cosas celestiales mediante el amor de las cosas superiores. También a sus
discípulos, les enseña que no deben buscar la gloria de su beatitud divina en
las regiones bajas del mundo, sino en el reino de la beatitud celestial. Y son
llevados separadamente, porque todos los santos están separados con toda su
alma y por la dirección de la fe de toda mancha y serán separados radicalmente
en el tiempo venidero, o también porque muchos son los llamados y pocos los
elegidos.
Sigue: "Y se transfiguró", etc.
San Jerónimo
El Señor apareció a los apóstoles como estará en el día del juicio. No
se crea que el Señor dejó su aspecto y forma verdadera, o la realidad de su
cuerpo y que tomó un cuerpo espiritual. El mismo evangelista nos dice cómo se
verificó esta transfiguración en estas palabras: "Resplandeció su rostro
como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve"; estas
palabras nos manifiestan que su rostro resplandecía y que sus vestiduras eran
blancas. No hay cambio, pues, en la substancia, el brillo es lo que había
cambiado. El Señor efectivamente se transformó en aquella gloria, con que
vendrá después a su Reino. La transformación le dio esplendor, mas no le quitó
la figura. Supongamos que su cuerpo hubiese sido espiritual, ¿cómo se cambiaron
sus vestiduras? Porque se pusieron tan blancas, que, según otro evangelista ( Mc
9), ningún lavandero de la tierra las podría poner tan blancas. Todo esto es
corporal y apreciado por el tacto y no espiritual que ilusiona la vista y es
sólo un fantasma.
Remigio
Y si el rostro del Señor resplandeció como el sol y el de los santos
resplandecerá también como el sol, ¿será, por ventura, igual el resplandor del
Señor y el de sus siervos? De ninguna manera; sino que como no hay cosa que
brille tanto como el sol, se vale de él como comparación de la resurrección
futura y por eso dice que el rostro del Señor y el de los santos brillarán como
el sol.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
En sentido místico aquel que, según lo que hemos dicho, ha pasado seis
días, ve a Jesús transfigurado delante de los ojos de su corazón. Porque el
Verbo de Dios tiene diversas formas y se manifiesta a cada uno bajo la forma
que conviene al que se manifiesta y a ninguno se manifiesta de una manera
distinta de la que cada uno puede recibir. Por esta razón no dijo: se
transfiguró simplemente, sino delante de ellos. Porque comprenden simplemente
en los Evangelios a Jesús aquellos, que no suben por el ejercicio de las virtudes
espirituales al monte elevado de la sabiduría; pero los que suben, le conocen
no ya según la carne, sino como Verbo de Dios. Delante de éstos se transfigura
Jesús, mas no delante de aquellos que viven entregados a la vida de la tierra.
Y éstos, delante de los que se transfigura Jesús, son hechos hijos de Dios, y
se muestra Jesús a ellos como el sol de justicia y con vestiduras brillantes
como la luz. Estas vestiduras, de que se cubre Jesús, son los discursos y los
escritos evangélicos, por los que los apóstoles han expresado sus misterios.
Glosa
O también significan las vestiduras los santos, de quienes dice Isaías (
Is 49,18): "Te vestirás como con un vestido de todos ellos". Son
comparados con la nieve porque brillarán con la blancura de la virtud y estarán
lejos del fuego de las pasiones.
Sigue: "Y he aquí les aparecieron Moisés", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum,
hom.56,1
Hubo muchos motivos para esto. Primeramente porque el pueblo decía que
Jesús era Elías o Jeremías, o uno de los profetas y para que vieran la
diferencia entre el Señor y sus siervos, se manifestó rodeado de los
principales profetas. En segundo lugar, porque continuamente acusaban los
judíos a Jesús de transgresor de la Ley, de blasfemo y de usurpador de la
gloria del Padre y a fin de hacer ver Jesús su inocencia de todas estas
acusaciones, se presenta con aquellos, cuyo testimonio era irrecusable para
ellos. Porque Moisés promulgó la Ley y Elías no tuvo rival en celo por la
gloria de Dios. Otro motivo fue, para que supiesen que El tenía poder sobre la
muerte y sobre la vida. Por esta razón presenta a Moisés que había muerto y a
Elías que aun vivía. El evangelista añade otro motivo y es el manifestar la
gloria de la cruz y calmar a Pedro y a otros discípulos, que tanto miedo tenían
a la pasión. Porque hablaban, dice otro evangelista ( Lc 9), de la muerte que
debía tener lugar en Jerusalén. Por eso se presenta con aquellos que se
expusieron a morir por agradar a Dios y por la salud de los que creían. Ambos,
en efecto, se presentaron libremente a los tiranos, Moisés al Faraón ( Ex 5) y
Elías a Achab ( 1Re 10). También se aparece con ellos, para animar a los
discípulos a que imitasen a Moisés en la mansedumbre y a Elías en el celo.
San Hilario, in Matthaeum, 17
Moisés y Elías fueron elegidos entre todos los santos para asistir a
Cristo, para manifestarnos que el reino de Cristo está colocado entre la Ley y
los Profetas, con los que juzgará el Señor, según tiene anunciado al pueblo de
Israel.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
Si alguno comprende la relación del espíritu de la Ley y las palabras de
Jesús y la sabiduría de Cristo oculta en las profecías, éste ve a Moisés y a
Elías en la misma gloria con Jesús.
San Jerónimo
Es de considerar que el Señor se negó a dar a los escribas y a los
fariseos las señales que le pedían. Y a los apóstoles, para aumentar su fe, les
da la señal: nada menos que la de hacer bajar a Elías del lugar donde estaba y
la de sacar a Moisés de entre los muertos, que es lo que se había mandado a
Achab por Isaías ( Is 7): "Que pidiese una señal en el cielo o en el
infierno".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,2
Las palabras que dijo el ardoroso Pedro son éstas: "Y tomando Pedro
la palabra, dijo: Señor, bueno es que nos estemos aquí", etc. Porque
comprendió que era conveniente que Jesús fuera a Jerusalén, aun teme por
Cristo, pero después de la reprensión no se atreve a decir otra vez: "Ten
compasión de Ti" ( Mt 16,22), mas indirectamente y con otras palabras le
insinúa lo mismo. Porque veía la mucha tranquilidad y la soledad, pensó que les
era conveniente quedarse allí; él lo conjetura por la disposición del lugar y
esto es lo que significan las palabras: "Bueno es que nos estemos
aquí", etc. Quiere permanecer allí para siempre y por eso habla de
tiendas: "Si quieres, hagamos aquí tres tiendas" etc.; pensó que si
se hacían éstas no iría Jesús a Jerusalén y si no iba no moriría, pues sabía
que allí le tenderían lazos los escribas. Pensaba además con la presencia de
Elías, que hizo bajar fuego sobre la montaña ( 2Re 1) y con la de Moisés, que
entró en una nube y habló a Dios ( Ex 24; 33), que podrían ocultarse de manera
que ningún pecador pudiese saber dónde estaban.
Remigio
O de otra manera, Pedro, después de haber visto la majestad del Señor y
de sus dos siervos, se complació de tal manera, que se olvidó de todo lo
temporal y quisiera estar allí eternamente. Y si entonces Pedro se entusiasmó
de esa manera, ¿cuán grande no será la suavidad y la dulzura al ver al Rey en todo
su esplendor y al encontrarse en medio de los coros de los ángeles y de todos
los santos? En las palabras de Pedro: "Señor, si quieres", se ven
claramente la humildad del súbdito y la obediencia del servidor.
San Jerónimo
Vas equivocado, Pedro; o como dice otro evangelista ( Lc 9), no sabes lo
que te dices: no busques tres tiendas porque no hay más tienda que la del
Evangelio, donde están contenidos la Ley y los Profetas. Mas si buscas tres
tiendas, no iguales a los siervos con el Señor; haz tres tiendas (o mejor una
sola) para el Padre, para el Hijo y para el Espíritu Santo. Porque las tres
Personas que forman un solo Dios, no deben tener en tu corazón más que una sola
tienda.
Remigio
Se equivocó además porque quiso establecer aquí en la tierra el reino de
los elegidos, que prometió Dios dar en el cielo. Se equivocó también porque se
olvidó de que tanto él como sus compañeros eran mortales y quiso subir, sin
gustar la muerte, a la felicidad eterna.
Rábano
Y además, porque quiso hacer tiendas para la vida del cielo donde no hay
necesidad de casas, según aquellas palabras ( Ap 21,22): "Yo no vi templo
en ella".
San Jerónimo
Todos los que querían una tienda terrenal hecha de ramas o de tiendas de
campaña, están envueltos por la sombra de una nube brillante. Por eso se dice:
"El estaba aún hablando, cuando vino una nube luminosa", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,3
El Señor presenta una nube tenebrosa, como aconteció en Sinaí ( Ex 19),
cuando amenaza, pero como no trataba aquí de aterrar sino de enseñar, hizo
aparecer una nube luminosa.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
La nube luminosa que rodea a los santos es la virtud del Padre, o quizás
el Espíritu Santo, y diré también que nuestro Salvador es la nube luminosa que
cubre al Evangelio, a la Ley y a los Profetas. Así lo comprenden los que pueden
mirar a la luz en su origen.
San Jerónimo
Pedro hizo una pregunta inconveniente y por eso no mereció la
contestación del Señor, pero contesta el Padre por el Hijo, para que tuviera
cumplimiento la palabra del Señor ( Jn 8,18): "El que me ha enviado da
testimonio de Mí".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,3
Mas no hablan Moisés ni Elías, sino que el Padre, que está sobre ellos,
hace salir su voz de entre la nube, a fin de que crean los discípulos que esa
voz viene de Dios. Siempre suele Dios aparecer en una nube, según aquello ( Sal
96,2): "La nube y la obscuridad están a su alrededor" y esto es lo
que se dicen en las palabras: "Y he aquí una voz de la nube,
diciendo".
San Jerónimo
El Padre hace que se oiga su voz desde el cielo, que da testimonio de su
Hijo y enseña a Pedro, libre de error, la verdad. Y por medio de Pedro la
enseña a los demás apóstoles. Por eso añade: "Este es mi Hijo el
amado"; para éste debe hacerse una tienda, a éste debe obedecerse, éste es
el Hijo, aquellos son los siervos. Ellos, lo mismo que vosotros, deben preparar
al Señor una tienda en lo más profundos de su corazón.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,3
No temas, pues, Pedro. Porque si Dios es poderoso, claro está que del
mismo modo es poderoso el Hijo y si El te ama, no temas. Porque El no pierde al
que ama, ni tú lo puedes amar tanto como El ama a su Padre, puesto que lo ama,
no sólo porque lo ha engendrado, sino porque los dos no tienen más que una sola
voluntad. Sigue: "En quien Yo mucho me he complacido", que vale tanto
como decir, "en quien descanso", "a quien acepto", porque
cumple con celo cuanto viene del Padre y no hay más que una sola voluntad entre
El y el Padre y si éste quiere que sea crucificado, tú no te opongas.
San Hilario, in Matthaeum, 17
La voz del cielo atestigua que éste es el Hijo, el amado, aquel en quien
se complace el Padre y a quien debemos obedecer, a quien debemos escuchar:
"Escuchadle". El mismo, garante de tales maestros, había confirmado
con su ejemplo que el que se niegue a sí mismo, cargue su cruz, muriendo el
cuerpo, se haría merecedor a la gloria del Reino Celestial.
Remigio
Dice, pues: "Escuchadle", como si dijera en otros términos:
desaparezcan las sombras legales, los símbolos de los profetas y seguid la luz
brillante del Evangelio. O también, "Escuchadle", a fin de manifestar
que El es a quien anunció Moisés ( Dt 18,13), diciendo: "Dios os suscitará
un Profeta de entre vuestros hermanos; escuchadle como a mí". El Señor
tuvo, pues, muchos testigos por todas partes. En el cielo la voz del Padre, en
el paraíso a Elías, en los infiernos a Moisés y entre los hombres a los
apóstoles, a fin de que delante de su nombre se doblase toda rodilla en el
cielo, en la tierra y en los infiernos (Flp 2).
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
La voz de la nube se dirige a Moisés y a Elías, que deseaban ver y oír
al Hijo de Dios, o a los discípulos para instruirlos.
Glosa
Es de notar que el misterio de la segunda regeneración, que se
verificará cuando resucitare la carne, se armoniza perfectamente con el
misterio de la primera regeneración, que tiene lugar en el bautismo, donde
resucita el alma. En el bautismo de Cristo se manifestó toda la Trinidad.
Porque allí estuvo el Hijo encarnado, se apareció el Espíritu Santo en forma de
paloma y el Padre se declaró en la voz. De la misma manera en la
transfiguración, que es una figura misteriosa de la regeneración, se apareció
toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre y el Espíritu Santo
en la nube. Se pregunta ahora: ¿por qué el Espíritu Santo se apareció en el
bautismo en forma de paloma y en la transfiguración en una nube? Porque suele
manifestar ordinariamente sus dones invisibles por las formas que revisten
exteriormente. Da en el bautismo la inocencia, significada por la sencillez de
la paloma y en la resurrección dará resplandor y descanso. Este está figurado
por la nube, y el resplandor de los cuerpos resucitados por el brillo de la
nube luminosa.
Sigue: "Y cuando lo oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros
y tuvieron gran miedo".
San Jerónimo
Por tres causas cayeron aterrados de miedo. Porque comprendieron su
error, porque quedaron envueltos en la nube luminosa y porque oyeron la voz de
Dios cuando les hablaba. Y no pudiendo soportar la fragilidad humana tan grande
gloria, se estremece con todo su cuerpo y toda su alma y cae en tierra. Porque
el hombre que no conoce su medida, cuanto más quisiere elevarse hacia las cosas
sublimes, más se desliza hacia las bajas.
Remigio
El acto de caer los discípulos sobre sus rostros es indicio de santidad.
Porque de los santos se dice que caen sobre sus rostros y los impíos de
espaldas.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.
56,4
¿Pero cómo es que cayeron sobre sus rostros los discípulos en el monte,
cuando antes en el bautismo de Cristo se oyó la misma voz, y, sin embargo,
ninguno de los asistentes experimentó semejante cosa? Porque era grande la
soledad, la altura y el silencio, la transfiguración imponente, la luz
brillante y la nube extendida, todo lo cual no podía menos de causar espanto en
el corazón de los discípulos.
San Jerónimo
El Señor misericordioso, viendo a sus discípulos arrojados por el suelo
e incapaces de levantarse, se acerca a ellos y los toca. Con su contacto se
desvanece el miedo y los debilitados miembros adquieren robustez. Esto es lo
que significa: "Y se acercó el Señor y los tocó". Y sanó con su voz a
los que había sanado con su mano. Por eso sigue: "Y les dijo: levantaos y
no temáis". Primeramente les quita el miedo, para enseñarles después la
doctrina. Sigue: "Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino sólo a
Jesús". No sin motivo obró de este modo. Porque si hubieran continuado
allí Moisés y Elías con el Señor, no hubieran tenido seguridad los discípulos
de a quien daba testimonio la voz del Padre. Ven que el Señor estaba allí y que
se desvanecieron Moisés y Elías. Porque después que desapareció la sombra de la
ley y de los profetas, se vuelven a encontrar las dos cosas en el Evangelio.
Sigue: "No digáis a nadie la visión", etc. No quiere que se publique
lo que habían visto entre los pueblos, para que al oír la magnitud del prodigio
no lo creyesen imposible y para que no sirviese a los hombres rudos de
escándalo, el que a tan grande gloria siguiese después la cruz.
Remigio
O también, porque si se divulgaba en el pueblo la majestad del Señor,
este mismo pueblo se opondría a los príncipes de los sacerdotes, e impediría la
pasión y de este modo sufriría retraso la redención del género humano.
San Hilario, in Matthaeum, 17
Les manda que guarden silencio sobre las cosas que habían visto, a fin
de que, cuando estuvieren llenos del Espíritu Santo, fuesen testigos de los
hechos espirituales que acontecieran entonces.
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