Del discurso de Pablo VI
en la Asamblea de la
Acción Católica Italiana
23 de septiembre de 1973
Valor de la oración: Ella es “el alma de todo
apostolado” y, por tanto, si faltase, la Acción Católica quedaría privada de su
espina dorsal. Tened, por ende, una sólida vida litúrgica y sacramental,
centrada en torno a la piedad eucarística y a la asidua participación en la
Misa. Pero no olvidéis, tampoco, las formas tradicionales, que tantos frutos
han dado en la formación de los grupos dirigentes y las filas de los miembros
de la Acción Católica: ejercicios y retiros espirituales, horas de adoración,
rosario diario para expresar la propia límpida y viril devoción mariana.
Necesidad del sacrificio: en un momento en que la
mentalidad permisiva y hedonista parece haber debilitado la voluntad con la
exaltación del instinto y del capricho, es necesario recordar el compromiso
común – y especialmente de los jóvenes, tan generosos por naturaleza- con
respecto al significado del sacrificio como valor formativo de la persona
humana. La Acción Católica italiana ha tenido el gran mérito en el pasado de
formar como una mentalidad y una escuela de fuertes voluntades, templadas en el
dominio de sí; ha enseñado un amor al sacrificio que no tiene nada que ver con
los postulados, por altos que sean, de ciertas filosofías antiguas y modernas y
de nobilísimas religiones no cristianas, sino que se comprende únicamente a la
luz de la Cruz, en la aplicación del paulino adimpleo ea quae desunt passionum Chrsti (Col. 1, 24) (completo en
mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo): es decir, en un amor
ardiente y silencioso, dulce y apasionado, a Cristo crucificado, que nos ha
redimido con su don de amor.
Importancia del estudio: éste es importante
porque hoy, como ayer, el apostolado es difícil y encuentra resistencias,
supone convicciones profundas y durables; y las convicciones no se improvisan
ni se confían al cuidado pasajero del sentimiento, sino que exigen una
preparación sólida de la mente junto con el entrenamiento de la voluntad.
Nuestras queridas Asociaciones de Acción Católica ¿son todavía centro de
irradiación mediante la cultura religiosa?, ¿los cursos de teología para
seglares?, ¿las varias iniciativas para entrar en contacto con las culturas
modernas?, ¿estudian nuestros queridos miembros?, ¿estudian la Palabra de Dios
en el Antiguo y Nuevo Testamento, especialmente en el Evangelio y en las Cartas
de San Pablo?, ¿los documentos conciliares?, ¿los textos del magisterio
pontificio y episcopal?. Estad siempre ala altura de vuestro tiempo para dar
razón de vuestra fe a quien os la pida (cfr. 1 Pe. 3,15).
Finalmente la acción: la cual es vuestro apelativo
por antonomasia y brota incontenible de la riqueza interior, alimentada por las
fuentes espirituales que os hemos descrito. La acción os llama a dar testimonio
de Cristo con el compromiso apostólico y temporal, “con responsabilidad
personal propia”. El Estatuto, inspirándose en el Concilio, os ha revelado todo
el campo de las realidades temporales, en el cual, como seglares, podéis y
debéis estar presentes: ha subrayado con particular énfasis la colaboración en
el desarrollo de la familia: y vosotros sabéis cuánto nos preocupa este punto,
pues precisamente no hace mucho hemos instituido un especial Comité para la
familia. Y así se diga de todos los demás sectores de la vida moderna, desde la
profesión a la escuela, al trabajo, al tiempo libre, a los medios de
comunicación social. Los talentos, confiados a vosotros por el Señor, esperan
ser negociados: ¡no los enterréis! ¡Hacen falta almas generosas que sepan
actuar alegremente por el reino de Dios! ¡Estad siempre entre ellas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario