jueves, 22 de octubre de 2015
jueves, 15 de octubre de 2015
El humo de satanás estaba tratando de entrar en el Aula Pablo VI - Mons. Tomash Peta
S.E.R. Tomash
Peta
Arzobispo de Astana (Kazajistán)
En el sínodo 2015
El Beato Pablo VI dijo en 1972:
«A través de alguna grieta ha
entrado, el humo de Satanás en el templo de Dios»
Estoy convencido de que estas
palabras del Santo Padre, autor de la «Humanae Vitae» fueron proféticas.
Durante el Sínodo del año pasado, «el humo de Satanás» estaba tratando de
entrar en el aula Pablo VI.
Concretamente en
1.
la propuesta de admitir a la
Sagrada Comunión a los que están divorciados y viven en las nuevas uniones
civiles;
2.
la afirmación de que la
cohabitación es una unión que puede tener en sí misma algunos valores;
3.
la defensa de la homosexualidad
como algo que es supuestamente normal.
Algunos padres sinodales no han
entendido bien la llamada de Francisco a una discusión abierta y han comenzado
a presentar ideas que contradicen la tradición bimilenaria de la Iglesia,
arraigada en la Palabra Eterna de Dios. Por desgracia, todavía se puede
percibir el olor de este «humo infernal» en algunos puntos del «Instrumentum
Laboris» y también en las intervenciones de algunos padres sinodales este año.
El Evangelio que alguna vez transformó culturas está ahora en peligro de ser transformado por ellas - Card. Robert Sarah
Intervención del
Cardenal Robert Cardenal Sarah
Prefecto de la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Sínodo Ordinario de la Familia, octubre 2015
Su Santidad, Sus Eminencias, Sus
Excelencias, participantes en el Sínodo:
Propongo estas tres líneas de pensamiento:
Más transparencia y respeto entre nosotros.
Experimento una profunda necesidad de
invocar al Espíritu de Verdad y Amor, la fuente de la parresía al hablar y de
la humildad al escuchar, el cual es el único capaz de crear verdadera armonía
en la pluralidad.
Lo digo francamente: en el Sínodo previo,
en relación a varios asuntos experimenté la tentación de rendirme a la
mentalidad del mundo secularizado y del occidente individualista. Reconocer las
así llamadas «realidades de la vida» como un locus theologicus significa renunciar a la esperanza en
poder transformador de la fe y del Evangelio. El Evangelio que alguna vez
transformó culturas está ahora en peligro de ser transformado por ellas.
Además, algunos de los procedimientos utilizados no se enfocaron a una discusión
enriquecedora y a la comunión, en la medida en que promovieron un cierto estilo
de los grupos de las Iglesias más ricas. Esto es contrario a una Iglesia pobre,
de un gozoso, evangélico y profético signo de contradicción en el mundo
secularizado. No se puede entender por qué algunas declaraciones que no fueron
aceptadas por la mayoría cualificada del último Sínodo aparecieron en la Relatio y, posteriormente, por qué hubo
quienes ejercieron presión en asuntos de gran actualidad (tales como la ideología
de género), y que fueron en cambio ignorados tanto en los Lineamenta como en el Instrumentum
laboris.
Por lo tanto, la primera esperanza es que,
en nuestra labor, gocemos de más libertad, transparencia y objetividad. Por
esto, sería benéfico publicar los resúmenes de las intervenciones, para
facilitar la discusión y evitar cualquier prejuicio o discriminación al aceptar
los pronunciamientos de los Padres sinodales.
Discernimiento de la historia y de los
valores.
martes, 13 de octubre de 2015
No podemos fallarles a quienes se esfuerzan por vivir en la virtud y la fidelidad - Card. Timothy Dolan
Carta del
Cardenal Timothy Doland
Arzobispo
de Nueva York
La integración ha sido un tema
novedoso y consistente en el Sínodo. La Iglesia, nuestra familia espiritual,
acoge a todo el mundo, especialmente a aquellos que se sienten excluidos. Entre
estos, de los que he oído hablar a los observadores y a los padres sinodales se
encuentran los solteros, aquellos que sienten atracción por el mismo sexo, los
divorciados, los viudos, los inmigrantes que acaban de llegar a un país nuevo,
los discapacitados, las personas mayores, los confinados o las minorías
raciales y étnicas. La Iglesia es una familia que ama a todos, los acoge y los
necesita.
¿Es posible sugerir
que hay una nueva minoría en el mundo e incluso en la Iglesia?
lunes, 12 de octubre de 2015
La misión de la Iglesia no es correr tras el mundo sino guiar al mundo y mostrarle el camino correcto - Mons. Stanislaw Gadecki
Entrevista concedida a
EWTN por
S.E.R.
Mons. Stanislaw Gadecki
Arzobispo
de Poznan
Presidente de la
Conferencia Episcopal de Polonia
Su excelencia, la primera pregunta: Vivimos en un mundo dominado por los
malentendidos. Por lo tanto, es bueno definir lo que nosotros, como católicos,
entendemos por el término «Matrimonio Sacramental».
Se puede ver desde de la
perspectiva de la ley canónica o desde la perspectiva de la enseñanza pastoral.
En el numeral 48 de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes del Concilio
Vaticano Segundo, el matrimonio católico se describe como «intima communo vitae
et amoris», es decir, una íntima compañía de vida y amor entre dos personas, un
hombre y una mujer, que mutuamente se complementan uno al otro. La
complementariedad define al matrimonio católico. Sin embargo, eso no es todo
porque –al mismo tiempo– superpuesta al matrimonio está la comunión con Cristo,
y es por eso que el matrimonio católico no es simplemente una relación
sociológica y social en la cual el hombre y la mujer se desarrollan. Es en
cambio –al mismo tiempo– una imagen de la relación y comunión que existe entre
Cristo y la Iglesia. Por lo tanto, escuchamos antes del Sínodo –la primera
sesión del Sínodo extraordinario– a un rabino judío que habló sobre el
matrimonio: Tenemos que ser conscientes que hay una diferencia entre el
matrimonio ordinario, natural, y el matrimonio religioso. En el matrimonio
natural, hay dos personas, un hombre y una mujer. En el religioso hay tres,
Dios, un hombre y una mujer. Y esto es aplicable al matrimonio católico, que no
es solo la comunión entre dos seres humanos; sino es elevado por la Gracia, por
Cristo.
En Alemania, la discusión del Sínodo se concentra principalmente en dos
problemas. Un problema es la admisión a la Sagrada Comunión de las
personas casadas que viven en una relación extramarital. El otro es el reconocimiento
de las relaciones homosexuales. Arzobispo, ¿qué opina de esto?
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