Y dijo a algunos, que
decían del templo que estaba adornado de hermosas piedras y de dones:
"Estas cosas que veis, vendrán días, cuando no quedará piedra sobre piedra
que no sea demolida". Y le preguntaron, y dijeron: "¿Maestro, cuando
será esto? ¿y qué señal habrá cuando esto comenzare a ser?" El dijo:
"Mirad, que no seáis engañados; porque muchos vendrán en mi nombre,
diciendo: Yo soy, y el tiempo está cercano. Guardaos, pues, de ir en pos de
ellos".
"Y cuando oyereis
guerras y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que esto acontezca
primero, mas no será luego el fin". Entonces les decía: "Se levantará
gente contra gente, y reino contra reino. Y habrá grandes terremotos por los
lugares, y pestilencias, y hambres, y habrá cosas espantosas y grandes señales
del cielo".
"Mas antes de todo
esto os prenderán y perseguirán, entregándoos a la sinagoga y a las cárceles, y
os llevarán a los reyes, y a los gobernadores, por mi nombre. Y esto os
acontecerá en testimonio. Tened, pues, fijo en vuestros corazones de no pensar
antes cómo habéis de responder. Porque yo os daré boca y saber, al que no
podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Y seréis entregados
de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos, y harán morir a algunos
de vosotros. Y os aborrecerán todos por mi nombre: mas no perecerá un cabello
de vuestra cabeza. Con vuestra paciencia poseeréis vuestras almas".
San Eusebio
La historia nos manifiesta la
magnificencia del templo y todavía quedan restos de él que nos dan a conocer su
grandeza. Pero el Señor dijo a los que admiraban la fábrica del templo, que de
él no quedaría piedra sobre piedra. Dice, pues: "Y dijo a algunos, que
refiriéndose al templo decían que estaba adornado de hermosas piedras, que no
quedaría piedra sobre piedra", etc. Convenía, pues, que aquel lugar
sufriese una devastación absoluta por la irreverencia de sus cultos.
Beda
La Providencia divina permitió que
toda la ciudad y el templo fuesen destruidos con el fin de que ninguno de los
que aún estaban débiles en la fe -admirado de que aún subsistían los ritos de
sus sacrificios- fuera seducido por sus diversas ceremonias.
San Ambrosio
Y era muy cierto que había de ser
destruido el templo construido por los hombres; porque nada hay de lo hecho por
los hombres que no sea destruido por la vejez, o derribado por la fuerza, o
consumido por el fuego. Sin embargo, hay otro templo, a saber, la sinagoga,
cuya obra antigua se destruyó al levantarse la Iglesia. También hay templo en
cada uno de nosotros, que se destruye cuando falta la fe y principalmente
cuando alguno invoca en falso el nombre de Jesucristo, lo que violenta su
conciencia.
San Cirilo
Los discípulos no habían advertido la
fuerza de sus palabras y creían que hablaba de la consumación de los siglos;
por esto preguntaban en qué tiempo debería suceder esto. Así dice: "Y le
preguntaron diciendo: ¿Maestro, cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando
esto comience a ser?"
San Ambrosio
San Mateo, por boca de sus
discípulos, pregunta cuándo se destruirá el templo, cuál será la señal de su
venida y cuándo concluirá el mundo. Interrogado el Señor acerca de cuándo
tendría lugar la destrucción del templo y cuál sería la señal de su venida, les
dice estas señales, pero no se cuida de decirles el tiempo. Sigue, pues:
"El dijo: Mirad, que no seáis engañados".
San Atanasio, Orat. 1 contra arianos
Como son dones especiales de Dios y
misterios que están sobre la naturaleza humana, esto es, la forma de la vida
celestial, el poder contra los demonios, la adopción, el conocimiento del Padre
y del Verbo y el don del Espíritu Santo, nuestro enemigo el diablo nos rodea
siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en
nosotros. Así el Señor nos aconseja que no nos dejemos seducir, como para
concluir sus enseñanzas y sus preciosos dones. Grande es en verdad el don que
nos ofrece el Verbo de Dios para que no sólo no nos engañen las cosas
aparentes, sino para que examinemos las ocultas por la gracia del Espíritu.
Siendo el enemigo el odioso inventor de todo mal, oculta lo que es en realidad;
inventa con astucia el nombre que ha de dar a todas las cosas, como el que
queriendo sujetar a los hijos ajenos en la ausencia de sus padres, imita sus
rostros, y engaña así a los que desean el regreso de sus padres. De este modo
el diablo disfrazado en todas las herejías, dice: "Yo soy el Cristo y la
verdad está en mí". Por esto sigue: "Porque muchos vendrán en mi
nombre, diciendo: Yo soy, y el tiempo se acerca".
San Cirilo
Antes de su bajada del cielo vendrán
algunos a quienes no debemos seguir. Porque quiso el Verbo unigénito de Dios
estar oculto cuando vino a salvar al mundo para llevar su cruz por nosotros.
Pero su segunda venida no será oscura como antes, sino manifiesta y terrible;
porque bajará en la gloria de Dios Padre, asistido por los ángeles, para juzgar
al mundo en justicia. Por esto concluye: "Guardaos, pues, de ir en pos de
ellos".
Tito Bostrense
No dice precisamente que vendrán
falsos Cristos antes de la conclusión del mundo, sino que se refiere a los que
existieron en tiempo de los apóstoles.
Beda
En efecto, hubo muchos líderes,
cuando era inminente la destrucción de Jerusalén, que se llamaron Cristos,
diciendo que se acercaba el tiempo de la libertad. Muchos herejes en la Iglesia
de Jesucristo anunciaron que se acercaba el día del Señor, pero el Apóstol ( 2Tes
2) los condena. Muchos anticristos también vinieron en nombre de Cristo, de los
que el primero fue Simón Mago, que decía: "Este es la virtud de Dios, que
se llama grande" ( Hch 8).
San Gregorio, in evang. hom. 35
El Señor dice los males que habrán de
ocurrir antes del fin del mundo para que, anunciados así, se inquieten menos
los hombres en lo futuro. Hieren menos las flechas que se previenen. Por esto
dice: "Y cuando oyereis guerras y sediciones", etc. Las guerras son
propias de los enemigos, y las sediciones de los ciudadanos, para que sepamos,
pues, que seremos turbados exterior e interiormente, dice que tendremos que
sufrir de nuestros enemigos y de nuestros hermanos.
San Ambrosio
Ninguno puede ser testigo de estas
palabras divinas como nosotros que vemos el fin del mundo. ¿Cuántas guerras y
cuántos anuncios de guerras hemos oído?
San Gregorio, ut sup
Pero como a estos males no ha de
seguir inmediatamente el fin, añade: "Porque es necesario que esto
acontezca primero, mas no será luego el fin", etc. La última tribulación
será precedida de otras muchas, porque deben preceder muchos males que puedan
anunciar el mal sin fin. Por esto sigue: "Entonces les decía: Se
levantarán pueblos contra pueblos", etc. Porque es necesario que suframos
muchas cosas, unas del cielo, otras de la tierra, otras de los elementos y
otras de los hombres. Aquí, pues, se da a conocer la perturbación de los
hombres. Sigue: "Y habrá grandes terremotos en muchos lugares",
señales de la cólera del cielo".
Crisóstomo, hom. 11, in Acta
Los terremotos son algunas veces
indicios de ira, pues cuando fue crucificado el Señor la tierra tembló. Otras
veces indican gracia, como sucedió que estando los apóstoles en oración, tembló
el lugar en que estaban reunidos. Sigue pues: "Y pestilencia".
San Gregorio, ut sup
He aquí la desigualdad de los
cuerpos; "Y hambre", he aquí la esterilidad de la tierra; "Y
habrá cosas espantosas y grandes señales del cielo", he aquí el desequilibrio
de la atmósfera. Deben referirse estas calamidades a las cosas que no guardan
el orden de los tiempos; porque lo que sucede con orden no es señal. Todo lo
que recibimos para las necesidades de la vida lo convertimos en elemento de
culpas; y todo lo que consagramos a la práctica del pecado se nos convertirá en
motivo de castigo.
San Ambrosio
Varias desgracias del mundo habrán de
preceder a la destrucción de la tierra, esto es, el hambre, la peste y la
guerra.
Teofiactus
Dicen algunos que todo esto no sólo
habrá de suceder al fin del mundo, sino que creen que ya se cumplió en la toma
de Jerusalén. Una vez muerto el autor de la paz, debían estallar muchas
revoluciones y guerras entre los judíos. Después de las guerras vienen la peste
y el hambre; la primera porque todos los cadáveres infectan la atmósfera, y la
última porque quedan sin cultivo los campos. Josefo dice que vendrán males
intolerables por el hambre; y en tiempo del emperador Claudio hubo una gran
hambre, como se lee en los Hechos apostólicos, y sucedieron cosas muy terribles
que anunciaron la toma de Jerusalén, como refiere Josefo.
Crisóstomo
Dice también que no sucederá en
seguida el fin de la ciudad (esto es, la toma de Jerusalén), sino después de
muchas batallas.
Beda, super Cum, audieritis
Advierte luego a los apóstoles que no
se espanten por estas cosas y que no abandonen Jerusalén ni Judea. Un reino
contra otro, y las pestes (de aquellos cuya palabra se extiende como un cáncer)
y el hambre de escuchar la palabra de Dios, y el estremecimiento de toda la
tierra, pueden entenderse de los que se separan de la verdadera fe, como los
herejes, que peleando entre sí hacen el triunfo de la Iglesia.
San Ambrosio
Hay también otras batallas que
sostiene el hombre cristiano, a saber: las luchas de las pasiones y de los
deseos; porque son mucho más terribles los enemigos domésticos que los
extraños.
San Gregorio, ut sup
Como todo lo que va dicho no procede
de la injusticia del que castiga sino de la culpa del mundo que lo sufre, se
anuncian los hechos de los hombres malvados cuando dice: "Mas antes de
todo esto os prenderán, entregándoos a las sinagogas", etc. Como diciendo:
los corazones de los hombres se turbarán primero, y después los elementos; para
que cuando se trastorne el orden de las cosas, se sepa de dónde viene esta
tribulación. Porque aun cuando el fin del mundo dependa del orden establecido,
sin embargo, como encontrará hombres más perversos, nos muestra que serán
envueltos justamente bajo sus ruinas.
San Cirilo
O bien habla así porque, antes que
Jerusalén fuese tomada por los romanos, los discípulos del Señor, perseguidos
por los judíos, fueron encarcelados y presentados a los príncipes. San Pablo
fue enviado a Roma ante el César y compareció delante de Festo y Agripa.
Prosigue: "Y esto os acontecerá
en testimonio".
Griego
Dice martirio, esto es, la gloria del
mártir.
San Gregorio, ut sup
También puede decirse en testimonio
(esto es, de aquéllos) porque persiguiéndoos os hacen morir; porque no han
imitado vuestra vida; porque se han hecho perversos y se han perdido sin excusa
alguna, por lo que los escogidos toman ejemplo para vivir. Pero oyendo todas estas
desgracias podían turbarse los corazones de los oyentes; por lo que añade para
consuelo suyo: "Tened, pues, fijo en vuestros corazones no pensar antes
cómo habréis de responder".
Teofilacto
Como eran incultos e ignorantes, el
Señor les dijo esto para que no se turbasen dando la razón a los sabios, y
añade la causa: "Porque yo os daré palabra y saber, al que no podrán
resistir ni contradecir todos vuestros adversarios". Como diciendo:
Inmediatamente recibiréis de mí la elocuencia y la sabiduría, de tal modo que
todos vuestros contrarios aun cuando se pongan de acuerdo no podrán resistiros;
ni en sabiduría (esto es, por la fuerza de vuestras razones), ni en elocuencia
y elegancia de palabra. Porque con frecuencia se encuentran muchos que tienen
inteligencia, pero como se turban fácilmente, todo lo confunden cuando llega el
momento de hablar. No fueron así los apóstoles, porque tuvieron elocuencia y
gracia.
San Gregorio, ut sup
Como si el Señor dijera a sus
discípulos: "No os atemoricéis: Vosotros vais a la pelea, pero yo soy
quien peleo. Vosotros sois los que pronunciáis palabras, pero yo soy el que
hablo".
San Ambrosio
En unos lugares habla Jesucristo por
sus discípulos (como aquí); en otro lugar el Padre ( Mt 16), y en otro el
Espíritu del Padre ( Mt 10). Todos estos pasajes no sólo no se diferencian,
sino que convienen entre sí, lo que dice uno lo dicen los tres porque es una la
voz de la Trinidad.
Teofiactus
Habiendo hablado así para calmar el
temor de su ignorancia, les anunció otro mal que podía turbar sus ánimos si les
cogía de improviso. Prosigue, pues: "Y seréis entregados por vuestros
padres, vuestros hermanos y parientes, y harán morir a algunos de
vosotros".
San Gregorio, ut sup
Los tormentos más crueles para
nosotros son los que nos causan las personas más queridas, porque además del
dolor del cuerpo sentimos el del cariño perdido.
San Gregorio Niceno
Consideremos el estado de las cosas
en este tiempo. Todos eran sospechosos los unos para los otros; los parientes
estaban divididos por la religión; el hijo infiel delataba a sus padres por su
fe, y el padre, obstinado en la infidelidad, se hacía acusador del hijo fiel.
Toda edad estaba expuesta a los perseguidores de la fe, y ni a las mujeres
preservaba la debilidad natural de su sexo.
Teofilacto
Habiendo dicho esto, añadió lo que
habían de sufrir por el odio de los hombres. Sigue, pues: "Y os
aborrecerán todos por mi nombre", etc.
San Gregorio, ut sup
Pero como es muy duro todo lo que
dice acerca de la muerte, añade en seguida el consuelo de la alegría de la
resurrección, diciendo: "Mas no perecerá un cabello de vuestra
cabeza". Como si dijese a sus mártires: ¿por qué teméis que perezca lo que
no puede ser cortado sin dolor, cuando no puede perecer en vosotros lo que no
duele?
Beda
No perecerá un solo cabello de la
cabeza de los discípulos del Señor, porque no solamente las grandes acciones y
las palabras de los santos, sino el menor de sus pensamientos, será premiado
dignamente.
San Gregorio, Moraluim 5,14
El que sufre con paciencia la
desgracia se hace fuerte contra todas las adversidades. Por esto dominará
venciéndose a sí mismo. Sigue: "Con vuestra paciencia poseeréis vuestras
almas". ¿Qué quiere decir poseeréis vuestras almas, sino que viviréis sin
tacha en todas las cosas y que podréis dominar todos los movimientos de vuestra
alma, una vez colocados sobre el alcázar de vuestra virtud?
San Gregorio, ut sup
Poseemos, pues, nuestras almas por la
paciencia, porque cuando se nos dice que podremos dominarnos, empezamos a
poseer lo que somos. Por tanto, la posesión del alma consiste en la virtud de
la paciencia, porque ésta es la raíz y la defensa de todas las virtudes. La
paciencia consiste en tolerar los males ajenos con ánimo tranquilo, y en no
tener ningún resentimiento con el que nos lo causa
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