miércoles, 14 de febrero de 2024

Con estas cenizas Señor - Canción para el miércoles de cenizas



 

Con estas cenizas, Señor

 

Con estas cenizas, Señor
Renunciamos al pecado
Con estas cenizas, Señor
Nos acercamos a Ti

 

Hoy comenzamos Señor,

Un camino penitente

 

Con estas cenizas, Señor
Renunciamos al pecado
Con estas cenizas, Señor
Nos acercamos a Ti

 

Arrepentidos, Señor
Caminamos hacia Ti

jueves, 5 de octubre de 2023

Catequesis Marianas de San Juan Pablo II (53) - “La dormición de la Madre de Dios”

 

 SAN JUAN PABLO II

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 25 de junio de 1997

 

“La dormición de la Madre de Dios”

 

1. Sobre la conclusión de la vida terrena de María, el Concilio cita las palabras de la bula de definición del dogma de la Asunción y afirma: «La Virgen inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo» (Lumen gentium, 59). Con esta fórmula, la constitución dogmática Lumen gentium, siguiendo a mi venerado predecesor Pío XII, no se pronuncia sobre la cuestión de la muerte de María. Sin embargo, Pío XII no pretendió negar el hecho de la muerte; solamente no juzgó oportuno afirmar solemnemente, como verdad que todos los creyentes debían admitir, la muerte de la Madre de Dios.

En realidad, algunos teólogos han sostenido que la Virgen fue liberada de la muerte y pasó directamente de la vida terrena a la gloria celeste. Sin embargo, esta opinión era desconocida hasta el siglo XVII, mientras que, en realidad, existe una tradición común que ve en la muerte de María su introducción en la gloria celeste.

2. ¿Es posible que María de Nazaret haya experimentado en su carne el drama de la muerte? Reflexionando en el destino de María y en su relación con su Hijo divino, parece legítimo responder afirmativamente: dado que Cristo murió, sería difícil sostener lo contrario por lo que se refiere a su Madre. En este sentido razonaron los Padres de la Iglesia, que no tuvieron dudas al respecto. Basta citar a Santiago de Sarug († 521), según el cual «el coro de los doce Apóstoles», cuando a María le llegó «el tiempo de caminar por la senda de todas las generaciones», es decir, la senda de la muerte, se reunió para enterrar «el cuerpo virginal de la Bienaventurada » (Discurso sobre el entierro de la santa Madre de Dios, 87-99 en C. Vona, Lateranum 19 [1953], 188). San Modesto de Jerusalén († 634), después de hablar largamente de la «santísima dormición de la gloriosísima Madre de Dios», concluye su «encomio», exaltando la intervención prodigiosa de Cristo, que «la resucitó de la tumba» para tomarla consigo en la gloria (Enc. in dormitionem Deiparae semperque Virginis Mariae, nn. 7 y 14: PG 86 bis, 3.293; 3.311). San Juan Damasceno († 704), por su parte, se pregunta: «¿Cómo es posible que aquella que en el parto superó todos los límites de la naturaleza, se pliegue ahora a sus leyes y su cuerpo inmaculado se someta a la muerte?». Y responde: «Ciertamente, era necesario que se despojara de la parte mortal para revestirse de inmortalidad, puesto que el Señor de la naturaleza tampoco evitó la experiencia de la muerte. En efecto, él muere según la carne y con su muerte destruye la muerte, transforma la corrupción en incorruptibilidad y la muerte en fuente de resurrección» (Panegírico sobre la dormición de la Madre de Dios, 10: SC 80, 107).

miércoles, 4 de octubre de 2023

Leyendas negras de la Iglesia 2/4 España, la inquisición y la leyenda negra - Vittorio Messori

 

I. ESPAÑA, LA INQUISICIÓN Y LA LEYENDA NEGRA

5. Leyenda negra/4

 

A Bartolomé de Las Casas se le atribuye la responsabilidad de la colonización española de las Américas. Un nombre que se saca siempre a relucir cuando se habla de las más afortunadas de sus obras, con un título que en sí constituye un programa: Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Una destrucción; si así define un español, para más señas fraile dominico, la conquista del Nuevo Mundo, ¿cómo encontrar argumentos en defensa de esa empresa? ¿Acaso el proceso no se cerró con un inapelable veredicto en contra para la colonización ibérica?

Pues no, no se cerró en absoluto. Es más, la verdad y la justicia imponen el que no se acepten sin críticas las invectivas de Las Casas; para usar la expresión que utilizan los historiadores más actualizados, ha llegado el momento de someterlo a una especie de proceso, a él, tan furibundo en los que iniciaba contra otros.

En primer lugar, ¿quién era Las Casas? Nació en Sevilla en 1474, hijo del rico Francisco Casaus, cuyo apellido delata orígenes judíos. Algunos estudiosos, al realizar un análisis psicológico de la personalidad compleja, obsesiva, «vociferante», siempre dispuesta a señalar con el dedo a los «malos», de Bartolomé Casaus, convertido luego en el padre Las Casas, han llegado incluso a hablar de un «estado paranoico de alucinación», de una «exaltación mística, con la consiguiente pérdida del sentido de la realidad». Juicios severos que, sin embargo, han sido defendidos por grandes historiadores como Ramón Menéndez Pidal.

Se trata de un estudioso español, por lo que se podría sospechar de parcialidad.

Pero William S. Maltby no es español, sino norteamericano de orígenes anglosajones, profesor de Historia de Sudamérica en una universidad de Estados Unidos, y en 1971 publicó un estudio sobre la «leyenda negra», los orígenes del mito de la crueldad de los «papistas» españoles. Maltby escribió, entre otras cosas, que «ningún historiador que se precie puede hoy tomar en serio las denuncias injustas y desatinadas de Las Casas» y concluye: «En resumidas cuentas, debemos decir que el amor de este religioso por la caridad fue al menos mayor que su respeto por la verdad.»

Ante este fraile que con sus acusaciones inició la difamación de la gigantesca epopeya española en el Nuevo Mundo, hubo quienes pensaron que tal vez sus orígenes judíos entraron en juego inconscientemente. Como si se tratara de un resurgir de la hostilidad ancestral contra el catolicismo, sobre todo el español, culpable de haber alejado a los judíos de la península Ibérica. Con demasiada frecuencia se escribe la historia dando por sentado que sus protagonistas se comportan pura y exclusivamente de forma racional y no se quiere admitir (¡precisamente en el siglo del psicoanálisis!) la influencia oscura de lo irracional, de las pulsiones ocultas incluso para los mismos protagonistas. Por lo tanto, es muy posible que ni siquiera Las Casas haya podido sustraerse a un inconsciente que, a través de la obsesiva difamación de sus compatriotas, incluidos sus hermanos religiosos, respondía a una especie de venganza oculta.

martes, 3 de octubre de 2023

Aprieta - P. Leonardo Castellani

 

Aprieta

 

Se agarraron al fin en una mañana tostada por un sol de enero, se agarraron como todo el mundo en el ribazo sabía que tenían que agarrar, hasta el infelicísimo, el distraidísmo Tatú.

– ¿Sabe que su amiga, compadre Apereá, la– que– refala– sin– ruido, está buscando y me parece que va a encontrar?

– ¡Por amor de Dios, hable bajo! – dijo el Cobaya, que tiembla de oír solamente el nombre de la venenosa.

– Yo no le tengo miedo, aunque tampoco la trato – dijo el Cascarudo– ; pero me parece que la Iguana Verde le va a dar el vuelto.

– ¡Ojalá Dios quiera! – silbó arriba el Cachilo– , ¡ojalá la mate! La Iguana es mi amiga... No puede subir a los árboles. Pero temo que no la pueda.

– ¡Amalaya se coman las dos! – dijo el pobre Cobaya palpitante.

– Amén, compadre. Pelearse se tienen que pelear, porque el ribazo es chico para dos matreros de esa ralea que comen los dos lo mismo y no poco cada día – dijo Tatú Mulita.

– ¡Cristo, allá están! – gritó el Conejito de Indias, hundiéndose como un rayo en su cueva, porque se oyó a lo lejos el matraqueo siniestro y furioso del crótalo de la víbora.

Se habían agarrado. Sobre la curva sinuosa y parda de un caminito de perdiz venía el Lagarto corriendo un ratón; estaba la Cascabel acechando una rana, y se toparon. Ninguno de los dos iba a torcer, ninguno de los dos iba a retroceder. ¿Podían retroceder? La Cascabel estaba enroscada en una negra bola repugnante, resorte tensionado y potentísimo que arrojaría su cabeza chata como un lanzazo sobre su enemigo, así éste moviese no más un ojo; la Iguana, aplastado el cuerpo contra el polvo y estremecida en convulsiones de ira, saltaría fulminante sobre su nuca, al primer descuido de la guardia. Parecía que ninguno de los dos se movía; y sin embargo la Cascabel se contraía y replegaba todavía más, hinchándose su cuerpo negruzco como un brazo que hace fuerza; y la boca abierta y feroz del Lagarto se iba aproximando imperceptible, linea por linea, punto por punto, con precaución infinita, jadeante, crispada...

domingo, 1 de octubre de 2023

Leyendas negras de la Iglesia 2/3 España, la inquisición y la leyenda negra - Vittorio Messori

 

I. ESPAÑA, LA INQUISICIÓN Y LA LEYENDA NEGRA

4. Leyenda negra/3

«Las presiones de los judíos a través de los medios de comunicación y las protestas de los católicos empeñados en el diálogo con el judaísmo han tenido éxito. La causa de la beatificación de Isabel la Católica, reina de Castilla, recibió en estos días un imprevisto frenazo [...]. La preocupación por no provocar las reacciones de los israelíes, irritados por la beatificación de la judía conversa Edit Stein y por la presencia de un monasterio en Auschwitz, favoreció el que se hiciera una "pausa para reflexionar" sobre la conveniencia de continuar con la causa de la Sierva de Dios, título al que ya tiene derecho Isabel I de Castilla.»

Así dice un artículo publicado en Il Nostro Tempo, Orazio Petrosillo, informador religioso de Il Messaggero. Petrosillo recuerda que el frenazo del Vaticano llegó a pesar del dictamen positivo de los historiadores, basado en un trabajo de veinte años contenido en veintisiete volúmenes. «En estas cantidades ingentes de material —dice el postulador de la causa, Anastasio Gutiérrez— no se encontró un solo acto o manifestación de la reina, ya fuera público o privado, que pueda considerarse contrario a la santidad cristiana.» El padre Gutiérrez no duda en tachar de «cobardes a los eclesiásticos que, atemorizados por las polémicas, renuncian a reconocer la santidad de la reina». Sin embargo, Petrosillo concluye diciendo, «se tiene la impresión de que la causa difícilmente llegue a puerto».

Se trata de una noticia poco reconfortante. Sin embargo, no es la primera vez que ocurre; ciñéndonos a España, recordemos que Pablo VI bloqueó la beatificación de los mártires de la guerra civil, por lo que podemos comprobar que, una vez más, se consideró que las razones de la convivencia pacífica contrastaban con las de la verdad, que en este caso es atacada con una virulencia rayana en la difamación, no sólo por parte de los judíos (a los que en la época de Isabel les fue revocado el derecho a residir en el país), sino también por parte de los musulmanes (expulsados de Granada, su última posesión en tierras españolas), y por todos los protestantes y los anticatólicos en general, que desde siempre montan en cólera cuando se habla de aquella vieja España cuyos soberanos tenían derecho al título oficial de Reyes Católicos. Título que se tomaron tan en serio que una polémica secular identificó hispanismo y catolicismo, Toledo y Madrid con Roma.

En cuanto a la expulsión de los judíos, siempre se olvidan ciertos hechos, como por ejemplo, el que mucho antes de Isabel, los soberanos de Inglaterra, Francia y Portugal habían tomado la misma medida, y muchos otros países iban a tomarla sin las justificaciones políticas que explican el decreto español que, no obstante, constituyó un drama para ambas partes.

jueves, 21 de septiembre de 2023

Cristianismo y política Card. Joseph Ratzinger - El católico y el estado

 

Cristianismo y política

 Card. Joseph Ratzinger

 


 

El Estado no constituye la totalidad de la existencia humana ni abarca toda la esperanza humana. El hombre y su esperanza van más allá de la realidad del Estado y más allá de la esfera de la acción política. Y esto es válido no sólo para un Estado al que se puede calificar de Babilonia, sino para cualquier tipo de Estado [incluso “cristiano”]. El Estado no es la totalidad. Esto le quita un peso al hombre político y le abre el camino de una política racional. El Estado romano era falso y anticristiano precisamente porque quería ser el totum de las posibilidades y de las esperanzas humanas. Pretendía así lo que no podía realizar, con lo que defraudaba y empobrecía al hombre. Su mentira totalitaria le hacía demoníaco y tiránico. La supresión del totalitarismo estatal ha desmitificado al Estado, liberando la hombre político y a la política.

 

Pero cuando la fe cristiana, la fe en una esperanza superior del hombre, decae, vuelve a surgir el mito del Estado divino, porque el hombre no puede renunciar a la plenitud de la esperanza. Aunque estas promesas se vayan obteniendo mediante el progreso y reivindiquen exclusivamente  para sí el concepto de progreso, son, sin embargo, históricamente consideradas, un retroceso a un estadio anterior a la buena nueva cristiana, una vuelta hacia atrás en el camino de la historia. Y aunque vayan propalando como objetivo propio la liberación total del hombre, la eliminación de cualquier dominio sobre el hombre, entran realmente en contradicción con la verdad del hombre y con su libertad, porque reducen el hombre a lo que él puede hacer por sí solo. Semejante política, que convierte al Reino de Dios en un producto de la política y somete la fe a la primacía universal de la política, es, por su propia naturaleza, una política de la esclavitud; es política mitológica.

 

La fe opone a esta política la mirada y la medida de la razón cristiana, que reconoce lo que el hombre es realmente capaz de crear como orden de libertad y, de este modo, encontrar un criterio de discreción, consciente de que su expectativa superior está en manos de Dios. El rechazo de la esperanza que radica en la fe es, al mismo tiempo, un rechazo del sentido de la medida en la razón política. La renuncia a las esperanzas míticas es propia de una sociedad no tiránica, y no es resignación, sino lealtad, que mantiene al hombre en la esperanza. La esperanza mítica del paraíso inmanente y autárquico sólo puede conducir al hombre a la frustración; frustración ante el fracaso de sus promesas y ante el gran vacío que le acecha; una frustración angustiosa, hija de su propia fuerza y crueldad.

 

El primer servicio que presta la fe a la política es, pues liberar al hombre de la irracionalidad de los mitos políticos, que constituyen el verdadero peligro de nuestro tiempo. Ser sobrios y realizar lo que es posible en vez de exigir con ardor lo imposible ha sido siempre cosa difícil; la voz de la razón nunca suena tan fuerte como el grito irracional. El grito que reclama grandes hazañas tiene la vibración del moralismo; limitarse a lo posible parece, en cambio, una renuncia a la pasión moral, tiene el aspecto del pragmatismo de los mezquinos. Sin embargo, la moral política consiste en resistir la seducción de la grandilocuencia con la que se juega con la humanidad, el hombre y sus posibilidades. No es moral el moralismo de la aventura que pretende realizar por sí mismo lo que es Dios. En cambio, sí es moral la lealtad que acepta las dimensiones del hombre y lleva a cabo, dentro de esta medida, las obras del hombre. No es en la ausencia de toda conciliación, sino en la misma conciliación donde está la moral de la actividad política.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Leyendas negras de la Iglesia 2/2 España, la inquisición y la leyenda negra - Vittorio Messori

 

I. ESPAÑA, LA INQUISICIÓN Y LA LEYENDA NEGRA

3 Leyenda negra/2

 

La cuestión de las distintas colonizaciones de las Américas (la ibérica y la anglosajona) es tan amplia, y son tantos los prejuicios acumulados, que sólo podemos ofrecer algunas observaciones.

Volvamos a la población indígena, tal como señalamos prácticamente desaparecida en los Estados Unidos de hoy, donde están registradas como «miembros de tribus indias» aproximadamente un millón y medio de personas. En realidad, esta cifra, de por sí exigua, se reduciría aún más si consideramos que para aspirar al citado registro basta con tener una cuarta parte de sangre india.

En el sur la situación es exactamente la contraria; en la zona mexicana, en la andina y en muchos territorios brasileños, casi el noventa por ciento de la población o bien desciende directamente de los antiguos habitantes o es fruto de la mezcla entre los indígenas y los nuevos pobladores. Es más, mientras que la cultura de Estados Unidos no debe a la india más que alguna palabra, ya que se desarrolló a partir de sus orígenes europeos sin que se produjese prácticamente ningún intercambio con la población autóctona, no ocurre lo mismo en la América hispanoportuguesa, donde la mezcla no sólo fue demográfica sino que dio origen a una cultura y una sociedad nuevas, de características inconfundibles.

Sin duda, esto se debe al distinto grado de desarrollo de los pueblos que tanto los anglosajones como los ibéricos encontraron en aquellos continentes, pero también se debe a un planteamiento religioso distinto. A diferencia de los católicos españoles y portugueses, que no dudaban en casarse con las indias, en las que veían seres humanos iguales a ellos, a los protestantes (siguiendo la lógica de la que ya hemos hablado y que tiende a hacer retroceder hacia el Antiguo Testamento al cristianismo reformado) los animaba una especie de «racismo» o al menos, el sentido de superioridad, de «estirpe elegida», que había marcado a Israel. Esto, sumado a la teología de la predestinación (el indio es subdesarrollado porque está predestinado a la condenación, el blanco es desarrollado como signo de elección divina) hacía que la mezcla étnica e incluso la cultural fueran consideradas como una violación del plan providencial divino.

viernes, 11 de agosto de 2023

Testamento de Santa Clara de Asís A

 

TESTAMENTO DE SANTA CLARA
Forma A



 

En el nombre del Señor. Amén.

Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las misericordias (cf. 2 Cor 1,3), y por los que más debemos dar gracias al Padre glorioso de Cristo, está el de nuestra vocación, por la que, cuanto más perfecta y mayor es, más y más deudoras le somos. Por lo cual dice el Apóstol: Reconoce tu vocación (cf. 1 Cor 1,26). El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino (cf. Jn 14,6), que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e imitador suyo.

Por tanto, debemos considerar, amadas hermanas, los inmensos beneficios de Dios que nos han sido concedidos, pero, entre los demás, aquellos que Dios se dignó realizar en nosotras por su amado siervo nuestro padre el bienaventurado Francisco, no sólo después de nuestra conversión, sino también cuando estábamos en la miserable vanidad del siglo. Pues el mismo Santo, cuando aún no tenía hermanos ni compañeros, casi inmediatamente después de su conversión, mientras edificaba la iglesia de San Damián, donde, visitado totalmente por la consolación divina, fue impulsado a abandonar por completo el siglo, profetizó de nosotras, por efecto de una gran alegría e iluminación del Espíritu Santo, lo que después el Señor cumplió. En efecto, subido en aquel entonces sobre el muro de dicha iglesia, decía en alta voz, en lengua francesa, a algunos pobres que moraban allí cerca: «Venid y ayudadme en la obra del monasterio de San Damián, porque aún ha de haber en él unas damas, por cuya vida famosa y santo comportamiento religioso será glorificado nuestro Padre celestial en toda su santa Iglesia».

En esto, por tanto, podemos considerar la copiosa benignidad de Dios para con nosotras; Él, por su abundante misericordia y caridad, se dignó decir, por medio de su Santo, estas cosas sobre nuestra vocación y elección. Y no sólo de nosotras profetizó estas cosas nuestro bienaventurado padre Francisco, sino también de las otras que habían de venir a la santa vocación a la que el Señor nos ha llamado.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Barbie: analizando una película que denigra la maternidad y desfigura la dignidad de la mujer un diálogo entre el P. Olivera Ravasi y Verónica Flamenco

BARBIE: analizando una película de nuestro tiempo



 

Máximas de San Juan Bosco sobre la obediencia

 

OBEDIENCIA

- No digáis nunca: Esto le corresponde a otro y no a mí.

- En vez de hacer obras de penitencia hace días de obediencia.

- Es más grato a Dios tomar una bebida deliciosa por obediencia, que ayunar contra la obediencia.

- En la práctica se encuentran casos en que al parecer sería mejor obrar diversamente de cuanto está establecido y mandado. Sin embargo no es así. Lo mejor es cumplir con la obediencia.

- El medio más fácil y rápido para hacernos santos, es reconocer la voluntad de Dios, en lo que nos mandan los superiores y en verla también en todos los acontecimientos de la vida.

- Proponte seguir la voluntad de Dios suceda lo que suceda, aunque los mundanos desaprueben tal determinación.

- Lo que hacen las abejas por instinto, hacedlo vosotros por obediencia.

martes, 8 de agosto de 2023

Leyendas negras de la Iglesia 2/1 España, la inquisición y la leyenda negra - Vittorio Messori

 

I. ESPAÑA, LA INQUISICIÓN

Y LA LEYENDA NEGRA

2. Leyenda negra/1

 

Bailando con lobos, la película norteamericana que se pone del lado de los indios, ganó siete Oscars.

Hacia mediados de los años sesenta el western se dispuso a experimentar un cambio; las primeras dudas acerca de la bondad de la causa de los pioneros anglosajones provocaron una crisis del esquema «blanco bueno - piel roja malo». Desde entonces, esa crisis fue en aumento hasta conseguir la inversión del esquema: ahora, las nuevas categorías insisten en ver siempre en el indio al héroe puro y en el pionero al brutal invasor.

Como es lógico, existe el peligro de que la nueva situación se convierta en una especie de nuevo conformismo del hombre occidental PC, politically correct, como se denomina a quien respeta los cánones y tabúes de la mentalidad corriente.

Mientras que antes se producía la excomunión social de todo aquel que no viera un mártir de la civilización y un campeón del patriotismo «blanco» en el coronel George A. Custer, ahora merecería la misma excomunión todo aquel que hablara mal de Toro Sentado y de los sioux, que aquella mañana del 25 de junio de 1876, en Little Big Horn, acabaron con la vida de Custer y con todo el Séptimo de Caballería.

A pesar del riesgo de que aparezcan nuevos eslóganes conformistas, es imposible no acoger con satisfacción el hecho de que se descubran los pasteles de la «otra» América, la protestante, que dio (y da) tantas desdeñosas lecciones de moral a la América católica. Desde el siglo XVI las potencias nórdicas reformadas —Gran Bretaña y Holanda in primis— iniciaron en sus dominios de ultramar una guerra psicológica al inventarse la «leyenda negra» de la barbarie y la opresión practicadas por España, con la que estaban enzarzadas en la lucha por el predominio marítimo.

Leyenda negra que, como ocurre puntualmente con todo lo que no está de moda en el mundo laico, es descubierta ahora con avidez por curas, frailes y católicos adultos en general, quienes, al protestar con tonos virulentos en contra de las celebraciones por el Quinto Centenario del descubrimiento ignoran que, con algunos siglos de retraso, se erigen en seguidores de una afortunada campaña de los servicios de propaganda británicos y holandeses.

lunes, 7 de agosto de 2023

MISERICORDIA Tercera catequesis y homilía de Mons. Munilla en la JMJ de Lisboa

MISERICORDIA

Tercera catequesis

y homilía de

Mons. Munilla

en la JMJ de Lisboa

“el relativismo es una deformación de la palabra misericordia”



 

sábado, 5 de agosto de 2023

ECOLOGIA INTEGRAL 1ª Catequesis oficial y homilia de Mons. Munilla en la JMJ de Lisboa

ECOLOGIA INTEGRAL

1ª Catequesis oficial

y homilía

Mons. Munilla

en la JMJ de Lisboa

 

“El primer principio de la ecología es respetar nuestro propio cuerpo”

“Dios nos ha credo bien Dios no se equivoca.

Nadie nace en un cuerpo equivocado”

 



 

domingo, 23 de julio de 2023

"La finalidad principal de las Jornadas Mundiales de la Juventud es la de colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida de cada joven" - San Juan Pablo II

 

CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON MOTIVO DEL SEMINARIO DE ESTUDIO
SOBRE LAS JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD

 

Señor Cardenal:

1. Me ha alegrado la noticia de que el Pontificio Consejo para los Laicos ha organizado un Seminario de Estudio sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud en el Santuario de Jasna Góra, en Czestochowa .

Al mismo tiempo que me alegro por esta iniciativa tan oportuna, no quiero que a los participantes les falte mi palabra de ánimo, junto a mi más sincero reconocimiento por lo que han hecho en favor de los jóvenes de todo el mundo.

Ante todo ¿cómo no dar gracias a Dios por los numerosos frutos que, a distintos niveles, han brotado de las Jornadas Mundiales de la Juventud? Desde el primer encuentro, celebrado en la Plaza de San Pedro el Domingo de Ramos de 1986, se ha consolidado una tradición que alterna, de año en año, un encuentro mundial y otro diocesano, subrayando el indispensable dinamismo del compromiso apostólico de los jóvenes, tanto en la dimensión local como universal.

Las Jornadas, acogiendo una iniciativa propuesta por los mismos jóvenes, han nacido del deseo de ofrecerles significativos «momentos de pausa» en la constante peregrinación de la fe, que se alimenta también mediante el encuentro con los coetáneos de otros Países y el intercambio de las propias experiencias.

lunes, 3 de julio de 2023

Bendita sea su preciosísima sangre - Mons. Demetrio Fernández

 


    En las alabanzas al Santísimo Sacramento repetimos esta: «Bendita sea su preciosísima sangre», porque en la Eucaristía están contenidos el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo. Y cuando comulgamos recibimos a Jesucristo entero, su cuerpo y su sangre, entramos en comunión con él y junto con él con las otras personas divinas. La comunión eucarística es comunión con Dios, por medio del cuerpo y la sangre de Cristo.

La devoción a la preciosísima Sangre de Cristo viene de lejos, pero fue instituida por el Papa Pio IX y elevada a fiesta universal. Su fiesta estaba fijada para el 1 de julio y todo el mes siguiente giraba en torno a esta devoción, como el mes de junio ha estado referido al Sagrado Corazón de Jesús o el mes de mayo a la Virgen María.

Se trata de la sangre preciosa de Cristo, que es el precio de nuestra redención: «Ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo» (1Pe 1,18-19). Una sola gota de esta sangre hubiera sido suficiente para redimir el mundo entero, como cantamos en el himno Adoro te devote. San Pablo nos recuerda: «Han sido comprados a buen precio. Por tanto, glorificad a Dios con vuestro cuerpo» (1Co 6,20).

San Juan Crisóstomo decía: «Esta Sangre, dignamente recibida, ahuyenta los demonios, nos atrae a los ángeles y al mismo Señor de los ángeles... Esta Sangre derramada purifica el mundo... Es el precio del universo, con ella Cristo redime a la Iglesia... Semejante pensamiento tiene que frenar nuestras pasiones. Pues ¿hasta cuándo permaneceremos inertes? ¿Hasta cuándo dejaríamos de pensar en nuestra salvación? Consideremos los beneficios que el Señor se ha dignado concedernos, seamos agradecidos, glorifiquémosle no sólo con la fe, sino también con las obras».

domingo, 2 de julio de 2023

Leyendas negras de la Iglesia 1 - Sentimiento de culpa - Vittorio Messori

 

1. Sentimientos de culpa



 

Al cabo de tres días de fatigoso viaje en común, Léo Moulin, de ochenta y un años, aparece fresco, elegante, atento y tan cordial como siempre. Moulin, profesor de Historia y Sociología en la Universidad de Bruselas durante medio siglo, autor de decenas de libros rigurosos y fascinantes, es uno de los intelectuales más prestigiosos de Europa. Es quizás quien mejor conoce las órdenes religiosas medievales, y pocos sienten tanta admiración por la sabiduría de aquellos monjes como él. A pesar de haberse distanciado de las logias masónicas en las que militó («A menudo —me dice— afiliarse a ellas es condición indispensable para hacer carrera en universidades, periódicos o editoriales: la ayuda mutua entre los "hermanos masones" no es un mito, es una realidad aún vigente»), sigue siendo un laico, un racionalista cuyo agnosticismo bordea el ateísmo.

 

Moulin me encomienda que repita a los creyentes uno de sus principios, madurado a lo largo de una vida de estudio y experiencia: «Haced caso a este viejo incrédulo que sabe lo que se dice: la obra maestra de la propaganda anticristiana es haber logrado crear en los cristianos, sobre todo en los católicos, una mala conciencia, infundiéndoles la inquietud, cuando no la vergüenza, por su propia historia. A fuerza de insistir, desde la Reforma hasta nuestros días, han conseguido convenceros de que sois los responsables de todos o casi todos los males del mundo. Os han paralizado en la autocrítica masoquista para neutralizar la crítica de lo que ha ocupado vuestro lugar.»

 

Feministas, homosexuales, tercermundialistas y tercermundistas, pacifistas, representantes de todas las minorías, contestatarios y descontentos de cualquier ralea, científicos, humanistas, filósofos, ecologistas, defensores de los animales, moralistas laicos: «Habéis permitido que todos os pasaran cuentas, a menudo falseadas, casi sin discutir. No ha habido problema, error o sufrimiento histórico que no se os haya imputado. Y vosotros, casi siempre ignorantes de vuestro pasado, habéis acabado por creerlo, hasta el punto de respaldarlos. En cambio, yo (agnóstico, pero también un historiador que trata de ser objetivo) os digo que debéis reaccionar en nombre de la verdad. De hecho, a menudo no es cierto. Pero si en algún caso lo es, también es cierto que, tras un balance de veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas. Luego, ¿por qué no pedís cuentas a quienes os las piden a vosotros? ¿Acaso han sido mejores los resultados de lo que ha venido después? ¿Desde qué púlpitos escucháis, contritos, ciertos sermones?» Me habla de aquella Edad Media que ha estudiado desde siempre: «¡Aquella vergonzosa mentira de los "siglos oscuros", por estar inspirados en la fe del Evangelio! ¿Por qué, entonces, todo lo que nos queda de aquellos tiempos es de una belleza y sabiduría tan fascinantes? También en la historia sirve la ley de causa y efecto...»

jueves, 29 de junio de 2023

Leyendas negras de la Iglesia - Introducción - Vittorio Messori

 


INTRODUCCIÓN

El presente libro es una recopilación de artículos que he publicado en periódicos italianos. El origen periodístico de los textos se manifiesta en el hecho de que, en cada uno de ellos, el argumento se encuentra claramente encuadrado. Ello propicia que una de sus formas de lectura pueda ser a página abierta.

El título que los une, Leyendas negras de la Iglesia, manifiesta la triste realidad de aquella frase evangélica: «¿Creéis que he venido a traer la paz al mundo? Os digo que no, sino la división.» Sin embargo, es necesario recordar el antiguo principio de que el movimiento no se prueba con complejas teorías sino, simplemente, moviéndose. Así también ocurre con el cristianismo: fe en un Dios que se ha tomado tan en serio el tiempo de los hombres que ha participado en él —encarnándose en un lugar, en un tiempo, en un pueblo, con un rostro y un nombre—; la verdad del Evangelio se prueba en la historia concreta. Es Jesús mismo quien lanza el desafío: al árbol se le juzga por sus frutos. Es precisamente la defensa de estos frutos lo que sirve de nexo a los diversos capítulos de este libro.

La pasión con que me enfrento al contenido de estos temas convive siempre con la vigilante autoironía de quien sabe bien cómo el creer no es un arrogante, incluso fanático, «según yo». En ninguna página, ni siquiera en las más polémicas, he olvidado el consejo de san Agustín: Interficite errores; homines diligite. Acabad con los errores; amad a los hombres. No todas las ideas ni todas las acciones son respetables. Dignos de todo respeto son, sin embargo, cada uno de los hombres.

viernes, 23 de junio de 2023

Leyendas negras de la Iglesia - Prefacio del Cardenal Giacomo Biffi

 


PREFACIO

Cuando un muchacho, educado cristianamente por la familia y la comunidad parroquial, a tenor de los asertos apodícticos de algún profesor o algún texto empieza a sentir vergüenza por la historia de su Iglesia, se encuentra objetivamente en el grave peligro de perder la fe. Es una observación lamentable, pero indiscutible; es más, mantiene su validez general incluso fuera del contexto escolástico.

Aquí tenemos un problema pastoral de los más punzantes; y sorprende constatar la poca atención que recibe en los ambientes eclesiales.

Para salvar nuestra alegría y orgullo de pertenecer al «pequeño rebaño» destinado al Reino de Dios, no sirve la renuncia a profundizar en las cuestiones que se plantean. Es indispensable, por el contrario, la aptitud para examinar todo con tranquila ecuanimidad: en oposición a lo que comúnmente se piensa, la escéptica cultura contemporánea no carece de cuentos, sino de espíritu crítico; por eso el Evangelio se encuentra tan a menudo en posición desfavorable.

Tal como he dicho en repetidas ocasiones, el problema más radical a consecuencia de la descristianización no es, en mi opinión, la pérdida de la fe, sino la pérdida de la razón: volver a pensar sin prejuicios ya es un gran paso hacia adelante para descubrir nuevamente a Cristo y el proyecto del Padre.

Por otra parte, también es verdad que la iniciativa de salvación de Dios tiene una función sanadora integral: salva al hombre en su totalidad; incluida, por lo tanto, su natural capacidad cognoscitiva.

La alternativa de la fe no es, en consecuencia, la razón y la libertad de pensamiento, tal como se nos ha repetido obsesivamente en los últimos siglos; sino, al menos en los casos de extrema y desventurada coherencia, el suicidio de la razón y la resignación a lo absurdo.

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