San Francisco de Sales, tú que con esfuerzo de
larga paciencia, conquistaste la virtud de la dulzura y humildad,
ayúdanos a trasformar nuestro nerviosismo en calma, nuestra impaciencia en
dulzura y nuestros desalientos en confianza en Dios, para lanzar, en nuestros
alrededores ondas de paz y alegría, por Cristo nuestro Señor. amén.
San Francisco de Sales Ruega por nosotros.
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