“Me has preguntado cómo te conviene
estudiar de modo que llegues a adquirir el tesoro de la ciencia. Estos son los
consejos que te doy:
1. No te lances de golpe al Océano, sino
entra en él por los arroyitos, porque es conveniente que de lo más fácil
desemboques en lo más difícil.
2. Quiero que seas tardo en hablar, y
tardo para acudir allí donde se habla.
3. Conserva la pureza de conciencia.
4. No dejes de entregarte a la oración.
5. Gusta de frecuentar tu celda, si
quieres ser “introducido en la celda del vino”.
6. Muéstrate amable con todos.
7. No quieras andar averiguando los
hechos ajenos.
8. No seas demasiado familiar con nadie,
pues el exceso de familiaridad engendra el menosprecio y da ocasión a sustraer
tiempo al estudio.
9. No te entrometas de manera alguna en
palabras y obras de los hombres de mundo.
10. Huye sobre todo del vano activismo.
11. No dejes de seguir la huella de los
santos y de los hombres de bien.
12. No mires quién lo dice, mas lo que
diga de bueno encomiéndalo a tu memoria.
13. Trata de comprender aquello que lees
y que oyes.
14. Aclara tus dudas.
15. Esfuérzate por ubicar todo lo que
puedas en el cofre de tu mente, como quien desea llenar un vaso.
16. No investigues las cosas que te
superan.
Si sigues estos consejos llevarás y
producirás, durante el tiempo de tu vida, hojas y frutos útiles en la viña del
Señor de los ejércitos. Si te atienes a todo esto podrás alcanzar lo que
desees”.
(Carta de Santo Tomás al
hermano Juan)
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