Miércoles de la 14ª semana
DE QUÉ MODO ES POSIBLE
TENER CARIDAD PERFECTA EN ESTA VIDA
I. De dos maneras
puede entenderse la perfección de la caridad en esta vida: por parte de la cosa
amada, y por parte del que ama.
Por parte de la cosa
amada, la caridad es perfecta cuando se ama una cosa en la medida en que es
amable. Pero Dios es tan digno de amor cuanto bueno; y, siendo su bondad
infinita, es, por lo mismo, infinitamente digno de ser amado, y como ninguna
criatura puede amarlo infinitamente, puesto que toda virtud creada es finita,
en consecuencia por este modo no puede ser perfecta la caridad de criatura
alguna sino únicamente la caridad de Dios, por la que se ama a sí mismo.
II. Por parte del que
ama, la caridad es perfecta cuando ama tanto cuanto puede; lo cual acontece de
tres maneras:
1ª) Cuando el corazón
del hombre, todo entero, está siempre consagrado en acto a Dios; y ésta es la
perfección de la caridad celestial, que no es posible en esta vida; pues, por
la debilidad de la naturaleza humana, resulta imposible pensar siempre en acto
acerca de Dios y ser movido por amor a él.
2ª) Cuando el hombre
pone todo su empeño en dedicarse a Dios y a las cosas divinas, omitiendo todas
las demás, a no ser aquellas que requiere la necesidad de la vida presente; y
ésta es la perfección de la caridad que es posible en esta vida; sin embargo,
no es común a todos los que tienen caridad.
3ª) Cuando
habitualmente pone uno todo su corazón en Dios, de tal suerte que no piense ni
quiera nada que sea contrario al amor divino, y esta perfección es común a
todos los que tienen caridad.
(2ª 2ae , q. XXIV, a.
8)
Por lo tanto, la
caridad perfecta es posible en esta vida, pero no obstante, la perfección de
esta vida no es perfección absoluta y por consiguiente siempre puede
acrecentarse.
La perfección de la
caridad a la que se ordenan los consejos, consiste en que el hombre, en cuanto
le es posible, se abstraiga de las cosas temporales, aun las lícitas, las
cuales, ocupando el ánimo, impiden el movimiento actual del corazón hacia Dios.
(2ª 2ae, q. XLIV, a.
4)
El Señor intenta con
el precepto: Amarás al Señor, etc., que el hombre se le una totalmente, lo cual
se verificará en la patria, cuando Dios sea todo en todos (1 Cor 15, 28). Y por
lo tanto, este precepto se cumplirá plena y perfectamente en el cielo; mas en
esta vida, si se cumple, será imperfectamente. Sin embargo, en la tierra uno lo
cumple tanto más perfectamente que otro cuanto más se acerca, por cierta
semejanza, a la perfección de la patria celestial.
(2ª 2ae , q. XLIV, a.
6)
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