Miércoles de la 17ª semana
SAN ANDRÉS
Éste halló primero a
su hermano Simón, y le dijo: hemos hallado al Mesías… Y le llevó a Jesús (Jn 1,
41-42).
I. La señal evidente
de una perfecta conversión es que cl convertido no cesa hasta que ha llevado a
Cristo a aquéllos que le son más cercanos. Por eso San Andrés, perfectamente
convertido, no retuvo para sí solo el tesoro hallado, sino que se apresura y
corre aprisa hacia su hermano, para comunicarle los bienes que había recibido.
Así, pues, dice: Éste halló primero, esto es, primeramente a su hermano Simón a
quien buscaba, para hacer de él su hermano en la fe, como ya era su hermano en
la sangre. El que lo oye, diga: Ven (Hech 22, 17).
II. Le dice Andrés:
Hemos hallado al Mesías. Jesús lo había instruido hasta hacerle conocer que él
era el Cristo, y por eso dice: Hemos hallado. Con lo cual insinúa que lo había
buscado con deseo durante mucho tiempo. Bienaventurado el hombre que halló la
sabiduría (Prov 3, 12).
Se señala luego el
fruto que consiguió, porque lo llevó a Jesús, esto es, llevó a Pedro hacia
Jesús. En lo cual se recomienda la obediencia de Pedro; porque al instante
acudió sin tardanza.
Considera la devoción
de Andrés, pues lo condujo a Jesús, no a sí mismo, porque se reconocía débil.
Por consiguiente, lo conduce a Cristo para que éste lo instruya; enseñando al
mismo tiempo con esto que el predicador no debe atribuirse a sí mismo los
frutos de la predicación, ni hacerlos servir para su propia honra y provecho,
sino llevar las almas a Cristo, para honra y gloria suya, como dice el Apóstol:
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo (2 Cor 4, 5).
(In Joan., I)
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