domingo, 26 de julio de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 118


Domingo de la 17ª semana

PODER DEL SUMO JUEZ

El juicio final - Fra Angélico

Vendrá en las nubes del cielo con grande poder y majestad (Mt 24, 30). Sobre estas palabras dice la Glosa: "Con gran poder y majestad han de ver al que no quisieron escuchar cuando estaba en la humildad, y tanto más rigurosamente sentirán entonces su virtud cuanto más rehúsen ahora inclinar la cerviz del corazón ante su poder." Vendrá efectivamente con grande poder, porque las virtudes de los cielos serán conmovidas (Mt 21, 26). San Gregorio dice: "¿A qué llama virtudes de los cielos sino a los ángeles, a las dominaciones, a las potestades y a los principados, los cuales en la venida del juez aparecerán visiblemente ante los ojos, para que entonces se nos exija con rigor lo que ahora nos sufre ecuánimemente el Creador invisible?" Y San Juan Crisóstomo comenta: "Sí un rey terreno que va a la guerra ordena una expedición a su pueblo, se agitan los dignatarios, los ejércitos se ponen en pie y todo el estado está en efervescencia, ¿cuánto más no se conmoverán las virtudes angélicas, ministros terribles, al preceder a un Señor aún más terrible, cuando el rey celestial se levante a juzgar a los vivos y a los muertos?"

Debe saberse que el poder de Cristo Juez será insuperable, inexplicable, interminable.

Acerca de lo primero dice San Juan Crisóstomo: "Entonces no habrá poder para resistir, facultad para huir, lugar de penitencia, ni tiempo de satisfacción." En esta angustia universal sólo queda el llanto.

Respecto a lo segundo escribe San Agustín, comentando aquel pasaje de San Juan: Luego, pues, que les dijo "Yo soy", volvieron atrás, y cayeron en tierra (18, 6): "Una voz sin ningún dardo hirió, rechazó y prosternó, con la virtud de la divinidad escondida, a la turba, feroz por sus odios y terrible por sus armas. ¿Qué hará cuando venga a juzgar, si hizo esto cuando iba a ser juzgado? ¿Qué podrá en el momento de reinar cuando pudo aquello, en el momento de morir?" Como si dijese: "no puede explicarse el poder de tal juez".


Por lo que hace a lo tercero se dice en Daniel: Miraba yo, pues, en la visión, y he aquí que venía como Hijo de hombre... su potestad es potestad eterna (7, 13), esto es, que no está limitada. Por consiguiente, debe ser temido el poder de tal juez.

Así como el poder de Cristo Juez será insuperable, así también será inefable su sabiduría, e inflexible su justicia. Por lo cual explica San Bernardo: "Vendrá el día del juicio, en el que más valdrán los corazones puros que las palabras astutas, la buena conciencia que las bolsas llenas, porque el juez no será engañado con palabras, ni doblegado con dádivas." Tres cosas se requieren para la celebración del juicio: celo de justicia para proceder al juicio; luz de sabiduría, para dictar la sentencia; y poder para ejecutar la sentencia dictada. Todo esto se encuentra excelentemente en Cristo Juez, pues por el testimonio de la Escritura y de los santos se comprueba que su justicia es inflexible, su sabiduría inefable, y su poder insuperable.

Dice San Gregorio: ¡Cuán estrechos serán entonces los caminos de los réprobos! Arriba el juez airado, abajo el caos horrendo, a la derecha los pecados que acusan, a la izquierda legión infinita de demonios que arrastran al suplicio; dentro, la conciencia que quema; fuera, el mundo que arde. ¿Adónde huirá el pecador miserable de tal manera cercado? Ocultarse será imposible; mostrarse, intolerable.
(De Humanitate Christi.)

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