Domingo de la 17ª semana
PODER DEL SUMO JUEZ
El juicio final - Fra Angélico |
Vendrá en las nubes
del cielo con grande poder y majestad (Mt 24, 30). Sobre estas palabras dice la
Glosa: "Con gran poder y majestad han de ver al que no quisieron escuchar
cuando estaba en la humildad, y tanto más rigurosamente sentirán entonces su
virtud cuanto más rehúsen ahora inclinar la cerviz del corazón ante su
poder." Vendrá efectivamente con grande poder, porque las virtudes de los
cielos serán conmovidas (Mt 21, 26). San Gregorio dice: "¿A qué llama
virtudes de los cielos sino a los ángeles, a las dominaciones, a las potestades
y a los principados, los cuales en la venida del juez aparecerán visiblemente
ante los ojos, para que entonces se nos exija con rigor lo que ahora nos sufre
ecuánimemente el Creador invisible?" Y San Juan Crisóstomo comenta:
"Sí un rey terreno que va a la guerra ordena una expedición a su pueblo,
se agitan los dignatarios, los ejércitos se ponen en pie y todo el estado está
en efervescencia, ¿cuánto más no se conmoverán las virtudes angélicas,
ministros terribles, al preceder a un Señor aún más terrible, cuando el rey
celestial se levante a juzgar a los vivos y a los muertos?"
Debe saberse que el
poder de Cristo Juez será insuperable, inexplicable, interminable.
Acerca de lo primero
dice San Juan Crisóstomo: "Entonces no habrá poder para resistir, facultad
para huir, lugar de penitencia, ni tiempo de satisfacción." En esta
angustia universal sólo queda el llanto.
Respecto a lo
segundo escribe San Agustín, comentando aquel pasaje de San Juan: Luego, pues,
que les dijo "Yo soy", volvieron atrás, y cayeron en tierra (18, 6):
"Una voz sin ningún dardo hirió, rechazó y prosternó, con la virtud de la
divinidad escondida, a la turba, feroz por sus odios y terrible por sus armas.
¿Qué hará cuando venga a juzgar, si hizo esto cuando iba a ser juzgado? ¿Qué
podrá en el momento de reinar cuando pudo aquello, en el momento de
morir?" Como si dijese: "no puede explicarse el poder de tal
juez".
Por lo que hace a lo
tercero se dice en Daniel: Miraba yo, pues, en la visión, y he aquí que venía
como Hijo de hombre... su potestad es potestad eterna (7, 13), esto es, que no
está limitada. Por consiguiente, debe ser temido el poder de tal juez.
Así como el poder de
Cristo Juez será insuperable, así también será inefable su sabiduría, e
inflexible su justicia. Por lo cual explica San Bernardo: "Vendrá el día
del juicio, en el que más valdrán los corazones puros que las palabras astutas,
la buena conciencia que las bolsas llenas, porque el juez no será engañado con
palabras, ni doblegado con dádivas." Tres cosas se requieren para la
celebración del juicio: celo de justicia para proceder al juicio; luz de
sabiduría, para dictar la sentencia; y poder para ejecutar la sentencia
dictada. Todo esto se encuentra excelentemente en Cristo Juez, pues por el
testimonio de la Escritura y de los santos se comprueba que su justicia es
inflexible, su sabiduría inefable, y su poder insuperable.
Dice San Gregorio:
¡Cuán estrechos serán entonces los caminos de los réprobos! Arriba el juez
airado, abajo el caos horrendo, a la derecha los pecados que acusan, a la
izquierda legión infinita de demonios que arrastran al suplicio; dentro, la
conciencia que quema; fuera, el mundo que arde. ¿Adónde huirá el pecador
miserable de tal manera cercado? Ocultarse será imposible; mostrarse,
intolerable.
(De Humanitate
Christi.)
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