viernes, 26 de junio de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 88


Viernes de la duodécima semana

DEBEMOS SEGUIR AL SEÑOR


Y le seguía una grande multitud de gente (Jn 6, 2).

Debemos seguir a Cristo por tres motivos: porque nada hay más fácil antes de la muerte, nada más seguro en la muerte, nada más provechoso después de la muerte.

1º) Nada más fácil antes de la muerte, porque él mismo nos enseñó el camino: Cristo padeció también por nosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas (1 Pedro 2, 21). Y he aquí su camino. Que no hizo pecado: he aquí el camino de la pureza; ni fue hallado engaño en su boca: he aquí el camino de la verdad; padeciendo no amenazaba: he aquí el camino de la paciencia final (Ibid. 22, 23). Pues poco sería seguirle hasta el término del estado de la vida por la penitencia, y retroceder después por la reincidencia.

2º) Nada más seguro en la muerte. Porque quienes se unieron a él en vida, serán protegidos por él en la muerte. Porque el peregrino bueno y fiel no abandona a su compañero en la enfermedad, sino que lo asiste diligentemente. Por eso dice San Juan: Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y ninguno las arrebatará de mi mano (Jn 10, 27, 28).


El diablo es como el lobo que acecha a las ovejas que entran y salen del aprisco; pero el Señor es como el buen pastor, que, cuando saca a las ovejas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, y él las lleva a los pastos. Porque precede a las almas que salen del mundo, para abrirles la puerta e introducirlas en la vida eterna. Por eso se lee en el Evangelio: Cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no le siguen, antes huyen de él (Jn 10, 4, 5).

3º) Nada más provechoso después de la muerte. Por eso se dice: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme (Mt 19, 21). Por eso, sobre aquello de San Mateo (19, 28) *: Vosotros que habéis abandonado todas las cosas, y me habéis seguido, recibiréis ciento por uno, exclama San Bernardo: "¿Qué infamia es que vacilen los hombres en abandonar lo simple por lo céntuplo? ¿Dónde está el codicioso? ¿Dónde está el ambicioso? ¿Dónde está el rebuscador de este siglo? ¿Por qué la avaricia desprecia, y se duermen los hombres ante un negocio seguro y unos mercados tan lucrativos? Pues si le seguís, recibiréis el ciento por uno y poseeréis la vida eterna."
(Serm.)

Nota:
* La cita no responde a la Vulgata, y por lo tanto tampoco la traducción castellana.

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