viernes, 15 de mayo de 2020

Meditaciones del tiempo pascual con textos de Santo Tomás de Aquino 34


Viernes de la quinta semana de Pascua

LAS OBRAS DEL PRIMER HOMBRE
EN EL ESTADO DEI INOCENCIA
¿FUERON MENOS EFICACES PARA MERECER
QUE LAS OBRAS NUESTRAS?


La magnitud del mérito puede medirse de dos, maneras:

1º) Por la caridad y la gracia, que son su raíz, y bajo este aspecto la magnitud del mérito corresponde al premio esencial, que consiste en el goce de Dios; pues el que obra con mayor caridad más perfectamente goza de Dios.

2º) Por la cantidad de la obra, que puede, a su vez, ser doble, es decir, absoluta y proporcional. Porque la viuda que depositó dos pequeñas monedas en el gazofilacio del templo, hizo una obra menor en cantidad absoluta que los que depositaron grandes limosnas; pero proporcionalmente hizo más la viuda, según sentencia del Señor (Lc 21, 3), porque superaba en más sus posibilidades. Ambas cantidades de mérito corresponden al premio accidental, que consiste en el gozo del bien creado.


Así, pues, debe decirse que las acciones del hombre fueron más eficaces para merecer en el estado de inocencia que después del pecado, si se considera la magnitud del mérito por parte de la gracia, que habría sido entonces más copiosa, no oponiéndose ningún obstáculo a ella en la naturaleza humana; igualmente si se considera la cantidad absoluta de la obra; porque siendo el hombre de mayor virtud, habría realizado obras mayores. Pero atendida la cantidad proporcional, hállase mayor razón de mérito después del pecado por la debilidad del hombre. Porque una obra pequeña excede la potencia del que la ejecuta con esfuerzo más que una obra grande al que la ejecuta sin dificultad.

La dificultad y la lucha pertenecen efectivamente a la magnitud del mérito según la cantidad proporcional de la obra. Y es señal de la prontitud de la voluntad el esforzarse para lo difícil. Mas la prontitud de la voluntad viene de la grandeza de la caridad. Puede, no obstante, acaecer que alguno haga una obra fácil con tan pronta voluntad como otro una difícil, por estar dispuesto a ejecutar también lo difícil. Mas la dificultad actual en lo que tiene de pena es, además, satisfactoria por el pecado.
(1ª part. q. XCV, a. 4).

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