Martes de la 33ª semana
CUATRO MODOS CON QUE LOS DEMONIOS
IMPIDEN LA CONTEMPLACIÓN
Con escudo te cercará
su verdad; no tendrás temor de espanto nocturno, de saeta voladora entre día,
de ninguna cosa que ande en tinieblas; de asalto ni de demonio de mediodía (Sal
90, 5-6).
Aquí se indican cuatro
modos con que los demonios perjudican a las almas dadas a la contemplación, y
de las cuales libra la luz infusa de la verdad.
1º) El temor nocturno
es el error o el horror que suele dejar el diablo tras sí. San Gregorio dice
que con la aparición del diablo el alma experimenta primero una cierta alegría,
que termina en horror. Pero con la revelación de Dios ocurre lo contrario. Por
eso, primero se turbó la Bienaventurada Virgen con el saludo del Ángel, y
después fue consolada.
2º) La saeta voladora es la vanagloria, porque entra suavemente, pero hiere gravemente. Esta saeta infecta y engaña muchas veces a los contemplativos.
Tu vino mezclado está
con agua (Is 1, 22); o según otra letra: tus taberneros mezclaron agua al vino.
El vino es la revelación de Dios que alegra el corazón. El agua es la vanagloria
que hincha. Mezclan agua con vino los que vanamente se regocijan de la
revelación que les ha sido concedida.
3º) De ninguna cosa
que ande en tinieblas; es decir, la solicitud y cuidado de los negocios de
familia, cuyos pensamientos trae muchas veces el diablo a los que oran y
meditan, para apartarlos de la contemplación e impedirles el provecho de la
misma.
4º) El asalto y el
demonio del mediodía es la ilusión del diablo bajo apariencia de bien, cuando,
a veces, sugiere velar, ayunar, orar, llorar mucho tiempo, al observar a algún
novicio devoto, para alejarlo del servicio de Dios, debilitarlo y hacerle
desfallecer o arrepentir del bien comenzado.
Por eso dice el Señor
a Zaqueo, que se había subido a un sicómoro para verlo pasar: Zaqueo, desciende
presto, porque es menester hoy hospedarme en tu casa (Lc 19, 5). La higuera
silvestre es la devoción indiscreta, por la que algún novicio quiere subir muy
alto y a quien dice Jesús: "No subas demasiado, antes bien, baja pronto,
porque no sólo quiero estar contigo, sino permanecer mucho tiempo".
(In Apoc., c. I.)
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