EL DIABLO: ¿CÓMO VENCERLO?
¿Quién es el Diablo? - ¿Qué poderes tiene el diablo sobre nosotros? - ¿Qué poderes tiene el diablo sobre nosotros? - ¿En qué modo Jesús se comporta con los demonios? - ¿Cómo se vence al diablo? - ¿Qué cosa es un exorcismo? - ¿De qué manera se practica el exorcismo? - ¿Qué otras características tiene el exorcismo solemne? - ¿Qué otras características tiene el exorcismo solemne? - ¿Cómo se reconoce una posesión diabólica? - ¿Existen oraciones para ser recitadas en casos de influjos menores del demonio? - ¿Qué otros consejos útiles da la Iglesia en relación al influjo del maligno?
¿Quién es el Diablo?
- La Iglesia enseña que al comienzo los
diablos eran ángeles buenos, creados por Dios, pero que después por sí mismos,
por su libre e irrevocable decisión, se transformaron en malvados, rebelándose,
rechazando a Dios.
- El Evangelio de San Juan llama al
diablo-Satanás "el príncipe de este mundo" (Jn 12, 31). "El
diablo es pecador desde el principio" (1 Jn 3, 8), y se opone
personalmente a Dios y a su plan de salvación.
¿Qué poderes
tiene el diablo sobre nosotros?
- En la Primera Carta del mismo San Juan se
lee: "Todo el mundo yace bajo el poder del Maligno" (5, 19). San
Pablo habla de nuestra batalla contra las potencias espirituales (cfr. Ef 6,
10-17). Es también por causa de él que el pecado y sus consecuencias
(enfermedad, sufrimiento, cataclismos y sobretodo la muerte) entraron en el
mundo.
- El diablo obra generalmente mediante la
tentación y el engaño; es mentiroso, "padre de la mentira" (Jn 8,
44). Puede engañar, inducir al error, ilusionar. Como Jesús es la Verdad
(cfr. Jn 8, 44), así el diablo es el mentiroso por excelencia. El
escritor francés Charles Baudelaire decía que la astucia más perfecta de
Satanás consiste en convencernos de que no existe.
- El diablo posee un inmenso poder de
seducción:
· sedujo a Adam y a Eva: de todas las obras
realizadas por el diablo "La más grave en consecuencias de estas obras ha
sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a
Dios" (CIC, 394);
· ha tratado de seducir también a Cristo
directamente (cfr. Lc 4,1-13) o sirviéndose de Pedro (cfr. Mt 16,23);
· trata de seducir a los discípulos de Cristo.
La estrategia que sigue para obtener este resultado es la de convencer al ser
humano de que una vida vivida en la desobediencia a la voluntad divina es mejor
que aquella vivida en la obediencia. Engaña a los seres humanos persuadiéndolos
de que no hay necesidad de Dios y de que son autosuficientes, sin necesidad de
la Gracia y de la Salvación. Incluso engaña a los seres humanos disminuyendo,
más aún haciendo desaparecer el sentido del pecado.
- "El poder de Satán no es infinito. No
es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero
siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios" (CIC,
395).
- Su acción, además de ser limitada, "es
permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia
del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran
misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios
para bien de los que le aman" (Rm 8,28)" (CIC, 395)
¿Por qué Dios "permite" a Satanás que "atormente" al ser humano?
La vida terrena es un tiempo de prueba, durante el
cual Dios consiente al demonio que tiente y "pruebe" al ser humano,
pero nunca por encima de sus fuerzas. Sabemos, sin embargo, por la Fe que de
este mal Dios saca un bien más grande porque, con su gracia, el corazón sale
purificado de la prueba y la Fe se hace más sólida.
¿En qué modo
Jesús se comporta con los demonios?
- Él, antes que nada, habla frecuentemente del
diablo (cfr. p. ej.: Mt 4, 10; Mc 4, 15; Lc 10,
18; Jn 8, 44).
- Además, Él actúa contra el demonio:
· por ejemplo cuando en la tentaciones en el
desierto Jesús reacciona con fuerza (cfr. Lc 4, 1-13). "La
tentación en el desierto muestra a Jesús, humilde Mesías que triunfa de Satanás
mediante su total adhesión al designio de salvación querido por el Padre"
(CIC, 566).
· en el Evangelio de San Lucas, leemos que
Jesús manda a los demonios, que lo reconocen como el Hijo de Dios (cfr. Lc 4,
41; 8, 28...);
· entre los milagros que realiza Jesús, hay
liberaciones de posesiones diabólicas (cfr. Mc 1, 25; 5, 2-20):
realizando esas curaciones, él "tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí
nuestras enfermedades." (Mt 8, 17);
· diversas veces los Evangelistas nos cuentan
que Jesús practica varios exorcismos, con los que libera a algunas
personas de los tormentos de los demonios, anticipando así la gran victoria que
El actuaría sobre el príncipe de este mundo (cfr. Mc 1, 25-26), con
Su Muerte y Resurrección;
· Jesús predica la venida del reino de Dios,
la cual constituye la derrota del reino de Satanás: "Pero si expulso a los
demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios
ha llegado a ustedes" (Mt 12, 28);
· confía el poder de expulsar los demonios
también a sus Apóstoles (cfr. Mc 3, 15; 6, 7.13; 16, 17);
· vence todo el mundo del mal con Su Muerte y
Resurrección. Jesucristo ha vencido a Satanás y ha definitivamente roto el
dominio del espíritu maligno (cfr. Col 2, 15; Ef 1,
21; Ap 12, 7-12), él es "el más fuerte" que ha vencido al
"fuerte" (cfr. Lc 11, 22). "Tengan confianza -dice el
Señor- ¡Yo he vencido al mundo!" (Jn 16, 33).
· justo cuando, después de su muerte, desciende
a los infiernos, Jesús reduce "a la impotencia, mediante la muerte, a
aquel que de la muerte tenía el poder, es decir al diablo" (Hb 2,
14).
¿Cómo se vence
al diablo?
De varias maneras complementarias:
- Primero que nada con una genuina vida de Fe,
caracterizada por un confiado abandono en el amor paterno y providente de Dios
(cfr. Lc 12, 22-31), y de obediencia a su voluntad (cfr. Mt 6,
10), imitando a Cristo Señor. Esta es la protección más segura. La más bella
victoria sobre el influjo de Satanás es la continua conversión de nuestra vida,
que tiene una propia actuación especial y continua en el Sacramento de la
Reconciliación, mediante el cual Dios nos libera de los pecados cometidos
después de nuestro bautismo, nos dona nuevamente Su amistad, y nos confirma con
su gracia para resistir a los ataques del Maligno.
- Con una permanente vigilancia; "Estad
alertas. Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente va buscando a quien
devorar" (1 Pe 5, 8).
- Acogiendo y testimoniando, cada vez más, con
la palabra y con las obras, el Evangelio. Para ello es necesario un anuncio
integral y valiente del Evangelio: no se debe tener miedo de hablar del
demonio, y sobretodo de la victoria que Cristo ya ha obtenido sobre él y
continúa a obtener en la persona de sus fieles.
- Luchando contra sus seducciones y
tentaciones. "A través de toda la historia humana existe una dura batalla
contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo,
durará, como dice el Señor, hasta el día final. Enzarzado en esta pelea, el
hombre ha de luchar continuamente para acatar el bien, y sólo a costa de
grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de establecer la
unidad en sí mismo." (Concilio Vaticano ii, Gaudium et Spes, n. 37,
2).
- Huyendo, evitando el pecado, que "es
una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus
ojos cometí" (Sal 51,6). El pecado se levanta contra el amor que Dios
nos tiene y aparta de él nuestros corazones. Como el primer pecado, es una
desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como
dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3,5).
El pecado es así "amor de sí hasta el desprecio de Dios"." (CIC,
1850)
- Utilizando el discernimiento. "El
Espíritu Santo nos hace discernir entre la prueba, necesaria para el
crecimiento del hombre interior (cf Lc 8, 13-15; Hch 14,
22; 2 Tm 3, 12) en orden a una "virtud probada" (Rm 5,
3-5), y la tentación que conduce al pecado y a la muerte (cf St 1,
14-15). También debemos distinguir entre "ser tentado" y
"consentir" en la tentación. Por último, el discernimiento
desenmascara la mentira de la tentación: aparentemente su objeto es
"bueno, seductor a la vista, deseable" (Gn 3, 6), mientras que,
en realidad, su fruto es la muerte." (CIC, 2847).
- Orando. "Si Dios está de nuestra parte,
¿quién estará contra nosotros?" (Rm 8, 31). El mismo Señor, en la
oración del Padre nuestro, nos ha enseñado a pedir a Dios Padre: "Líbranos
del mal". "Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para
ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es
autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas
las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la
humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera
perseverante en el retorno de Cristo. Orando así, anticipa en la humildad de la
fe la recapitulación de todos y de todo en Aquél que "tiene las llaves de
la Muerte y del Hades" (Ap 1,18), "el Dueño de todo, Aquél que
es, que era y que ha de venir" (Ap 1,8; cf Ap 1, 4)" (CIC,
2854).
- Recurriendo cuando sea necesario al
exorcismo.
¿Qué cosa es
un exorcismo?
- El excorcismo es un tipo de oración
particular, que la Iglesia adopta contra el poder del diablo.
- Se da un exorcismo "Cuando la Iglesia
pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o
un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su
dominio" (CIC, 1673).
- Es "una oración del tipo de los
sacramentales" (Rito de los exorcismos, Praenotanda, n. 11). Los
sacramentales "son signos sagrados instituidos por la Iglesia, por medio
de los cuales se santifican algunas circunstancias de la vida. Comprenden
siempre una oración acompañada de la señal de la cruz o de otros signos" (Compendio,
351). Entre los Sacramentales, ocupan un puesto relevante la bendiciones (de
personas, de los alimentos, objetos, lugares), la consagración de personas, la
dedicación de objetos para el culto divino, la bendición de los santos óleos,
los exorcismos.
¿De qué manera
se practica el exorcismo?
En dos formas: simple y solemne:
La forma simple-ordinaria es aquella en la cual el
exorcismo se realiza durante la celebración del Bautismo. "Puesto que el
Bautismo significa la liberación del pecado y de su instigador, el diablo, se
pronuncian uno o varios exorcismos sobre el candidato. Este es ungido con el
óleo de los catecúmenos o bien el celebrante le impone la mano y el candidato
renuncia explícitamente a Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la
Iglesia, a la cual será "confiado" por el Bautismo" (CIC, 1237).
"El exorcismo solemne sólo puede ser
practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es
preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas
establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o
liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha
confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo
síquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante,
asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de un presencia del
Maligno y no de una enfermedad (cfr. CDC, can. 1172)" (CIC, 1673).
¿Qué otras características tiene el exorcismo solemne?
- "El exorcismo debe realizarse en un
clima de Fe y de oración humilde y confiada, de manera de evitar cualquier
impresión de eficacia automática: la liberación del influjo diabólico se da si
y cuando Dios quiere. Si, como se indica en el n. 35 de las Prenotanda, están
también presentes algunos fieles, sean éstos exhortados a orar intensamente
según está previsto en el Rito.
- No obstante la reserva con la cual es
celebrado, el Rito del exorcismo non es un hecho privado, sino un evento que
concierne a toda la comunidad. El exorcista de hecho es un miembro de la
comunidad, actúa en nombre de Cristo y, en nombre de la Iglesia, ejercita un
ministerio específico. También el fiel que pide el exorcismo es un miembro de
la comunidad, uno de aquellos miembros que la comunidad debe amar con un amor
preferencial; cuando está en poder del Maligno, de hecho, él es el más pobre de
los pobres, necesitado de ayuda, de comprensión y de consolación" (Rito de
los exorcismos, Presentación CEI, nn. 13; 16).
- Todo acto de exorcismo es ciertamente una
oración para la liberación de la persona endemoniada por el maligno, pero al
mismo tiempo es anuncio:
· del Reino de Dios y de Cristo, que asume
nuestras enfermedades y que, como único liberador y salvador, nos libra del
Mal;
· de liberación total (espiritual y física) y
mediada (por medio de la Iglesia) del influjo diabólico;
· de la realidad escatológica: signo que
anticipa la victoria final de Cristo sobre Satanás, sobre la enfermedad, sobre
la muerte.
¿Cómo se llega
a ser exorcista?
- El exorcista (término ligado al verbo
griego exorkízein = conjurar) es un hombre de oración, que actúa en
nombre de la Iglesia con la fuerza del Espíritu Santo. Un ministerio que es don
de Dios, conferido por el Obispo exclusivamente a sacerdotes al interno de la
diócesis y, por eso, por ellos ejercido por medio de la Iglesia. Piedad,
ciencia, integridad de vida, equilibrio, discernimiento, preparación teológica
y experiencia espiritual, capacidad de escucha, son imprescindibles requisitos
para un ministerio que es también un camino de santidad particular
porque lleva al enfrentamiento directo con el demonio. En particular al
exorcista se le pide la prudencia tanto para acertar la presencia del maligno,
como para observar las normas establecidas por la Iglesia.
- El ministerio del exorcista, además de
liberación, es también un ministerio de consolación.
¿Cómo se reconoce una posesión diabólica?
- Los fenómenos diabólicos extraordinarios de
la posesión, de la obsesión, de la vejación y de la infestación son posibles,
pero de hecho, al parecer de los expertos, son raros" (Rito de los
exorcismos, Presentación CEI, n. 7).
- El Ritual del exorcismo señala diversos
criterios e indicios que permiten llegar, con prudente certeza, a la convicción
de que uno se encuentra ante una posesión diabólica. Es entonces cuando el
exorcista está autorizado a realizar el solemne rito del exorcismo.
- Algunos de estos criterios son:
· hablar con muchas palabras de lenguas
desconocidas o entenderlas;
· hacer conocidas cosas distantes o
escondidas;
· demostrar fuerzas más allá de las propias
posibilidades;
· aversión vehemente hacia Dios, la Santísima
Virgen María, los Santos, la Cruz y las Imágenes sagradas.
¿Existen
oraciones para ser recitadas en casos de influjos menores del demonio?
Ciertamente. En el Rito de los exorcismos se
encuentran también:
· las oraciones que deben ser recitadas
publicamente por un sacerdote, con el permiso del Obispo, cuando se juzga
prudentemente que hay de hecho un influjo de Satanás sobre lugares, objetos o
personas, sin llegar, sin embargo, al estado de una posesión verdadera y
propia;
· una colección de oraciones para ser
recitadas privadamente por parte de los fieles, cuando ellos sospechan que
están sujetos a los influjos diabólicos (cfr. Rito de los exorcismos, Apéndice
II, Oraciones para uso privado de los fieles).
¿Qué otros
consejos útiles da la Iglesia en relación al influjo del maligno?
He aquí algunos:
- "No buscar las cosas sensacionales y
evitar tanto la ingenua credulidad que ve interventos del diabólicos en
cualquier anomalía y dificultad, como el racionalismo prefijado que excluye a
priori cualquier forma de intervención del maligno en el mundo;
- estar atentos en relación a libros,
programas televisivos, informaciones de los medios de comunicación, que con
fines de lucro se aprovechan el interés generalizado por fenómenos insólitos o
malsanos;
- no recurrir nunca a quienes practican la
magia o se profesan detentores de poderes ocultos o de medium o presumen de
haber recibido poderes particulares. En la duda sobre la presencia de un
influjo diabólico es necesario dirigirse antes que nada al discernimiento de
los sacerdotes exorcistas y a las ayudas de la gracia ofrecidos por la Iglesia
sobretodo en los Sacramentos;
- conocer el significado auténtico del
lenguaje usado por la Sagrada Escritura y por la Tradición de la Iglesia y
madurar una actitud correcta en relación a la presencia y a la acción de Satanás
en el mundo;
- recordar que la superstición, la magia y,
con mayor razón, el satanismo son contrarios a la dignidad y racionalidad del
ser humano y a la Fe en Dios Padre omnipotente y en Jesucristo nuestro
Salvador" (Rito de los exorcismos, Presentación de la CEI, n. 8).
Monsignor Raffaello Martinelli
Para profundizar el argumento, he aquí algunos
documentos pontificios:
- Rito de los Exorcismos, traducción del De
exorcismis et supplicationibus quibusdam, promulgado con dereto de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 22 de
noviembre de 1998);
- Catecismo de la Iglesia Católica (CIC),
n. 1673; Compendio del CIC, n. 352;
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