lunes, 28 de septiembre de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 180

 

Lunes de la 26ª semana

SI LA OBEDIENCIA PERTENECE A LA PERFECCIÓN RELIGIOSA


 

La perfección religiosa consiste principalmente en la imitación de Cristo, según aquellas palabras del Evangelio: Si quieres ser perfecto... sígueme (Mt 19, 21). Pero en Cristo se recomienda, sobre todo, la obediencia, según dice el Apóstol: Hecho obediente hasta la muerte (Filip 2, 8).

 

I. El estado religioso es cierta disciplina o ejercicio para dirigirse a la perfección; y es conveniente que todos los que se instruyen o ejercitan para llegar a algún fin, sigan la dirección de alguno, por cuyo arbitrio sean instruidos y ejercitados para llegar a aquel fin, como los discípulos bajo el maestro; y por, eso es menester que los religiosos se sometan a la instrucción y órdenes de alguno en las cosas que pertenecen a la vida religiosa. El hombre se somete al imperio y a la instrucción de otro por la obediencia; luego ésta se requiere para la perfección de la religión.

 

Como dice el Filósofo: "Los hombres que se ejercitan en las obras llegan a formar hábitos de ellas, y adquiridos éstos, pueden ejecutar mucho mejor aquellas mismas obras"1. De modo que, obedeciendo, llegan a la perfección los que aún no la han conseguido; y los que ya la han alcanzado están más prestos a la obediencia, no porque necesiten ser dirigidos para adquirirla, sino para perseverar en lo que a ella pertenece.

 

II. Y aun cuando las acciones hechas por obediencia procedan de cierta necesidad, esto es, de precepto; son, empero, sumamente gratas a Dios; porque la necesidad de coacción produce ciertamente lo involuntario, y por lo tanto excluye la razón de alabanza y de mérito; mas la necesidad que sigue a la obediencia no es necesidad de coacción sino de libre voluntad, en cuanto el hombre quiere obedecer, aunque tal vez no quiera cumplir lo que se le manda, considerado en sí mismo; y así, puesto que el hombre, mediante el voto de obediencia, se somete por Dios a la necesidad de hacer algo que en sí no le agrada, por lo mismo, esto que hace resulta más acepto a Dios, aunque sea menor; porque el hombre no puede ofrecer a Dios cosa mayor que someter su voluntad a la de otro por causa de él. Por lo cual se dice en las "Colaciones de los Padres" que "el peor género de monjes es el de los sarabaítas, porque se ocupan de sus necesidades, y, libres del yugo de los ancianos, tienen libertad de hacer lo que les place; y sin embargo pasan los días y las noches trabajando más que los cenobitas"2.

(2ª 2ae , q. CLXXXVI, a. 5)

Notas:

1 Ethic., lib. II, cap. 1. 245

2 Collat. 18, cap. 7

No hay comentarios:

Publicar un comentario