miércoles, 23 de septiembre de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 175

 

Miércoles de la 25ª semana

OBRAS DE LOS RELIGIOSOS

 

¿Han de preferirse las obras de los religiosos a las obras de los que se dedican a la salvación de las almas?

 

1º) Ha de responderse que dos obras pueden compararse entre sí de muchas maneras. Primero, según su género, como cuando decimos que la continencia virginal es más excelente que la continencia de las viudas. Y en este sentido la vida activa es más fructuosa que la contemplativa, pero ésta es más meritoria que aquélla. Además, el celo de las almas es un sacrificio gratísimo a Dios, si se ejercita ordenadamente, esto es, si uno cuida primero de su propia salvación y después de la salvación de los demás. Porque en caso contrario: ¿Qué aprovecha al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mt., 16, 26).

 

2º) Una acción es preferida a otra acción según la voluntad que la hace; porque lo que se hace con voluntad más pronta, es considerado mejor, y el que obra con más fervorosa caridad, ejecuta obras más meritorias.

 

3º) Una obra puede ser comparada con otra, no en sí, sino con relación con otro acto, como la abstinencia es preferible a la acción de tomar comida; sin embargo, tomar alimento con otro por caridad es preferible a la abstinencia.

 

Comparadas, de este modo, las obras del religioso son incomparablemente más excelentes que las obras de los que se consagran a la salvación de las almas; porque las que ejecutan los religiosos están unidas a aquella raíz por la que consagraron toda su vida a Dios. En consecuencia, no se ha de pesar lo que hacen, sino, más bien, con qué finalidad se consagraron a hacer todo lo que hacen. Así, comparados con los que ejecutan alguna buena obra singular, están en la relación de in infinito con lo finito. Porque quien se entrega a alguno para hacer todo lo que éste mande, se entrega más infinitamente a él que quien se entrega para una acción determinada. Por eso, en el supuesto de que un religioso, según la exigencia de su religión, hiciere alguna obra pequeña en sí, habrá de recibir, sin embargo, mayor intensidad, por su relación con la obligación primera por la que todo él se consagró con voto a Dios.

 

4º) Si se comparan unas a otras las obras consideradas en sí mismas, entonces algunas obras particulares que ejecutan los demás sacerdotes son mayores que algunas obras particulares hechas por los religiosos, como es mayor la obra de trabajar en la salvación de las almas que ayunar o guardar silencio o cosa semejante.

 

Pero si todas (las de los unos) se comparan a todas, las de los otros, son mucho mayores las obras de los religiosos; porque, aunque procurar la salvación de los otros es mayor que trabajar únicamente en la salvación propia, hablando en general, sin embargo, no se prefiere trabajar de cualquier modo en la salvación de los otros a trabajar de cualquier modo en la propia, pues si alguno trabaja total y perfectamente en su salvación, realiza una obra mucho mayor que el que hace muchas obras particulares para la salvación de los otros, y en su propia salvación trabaja suficientemente, pero no perfectamente.

(Quodlib., q. V, a. 1)

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