Domingo de la 14ª semana
GRADOS DE LA BIENAVENTURANZA
En la casa de mi
Padre hay muchas moradas (Jn 14, 2)
I. Las diversas
participaciones de la bienaventuranza, esto es, de conocer a Dios y gozar de
él, son mansiones diversas.
La perfección
absoluta de la bienaventuranza es exclusiva de Dios, porque solo él se conoce y
se ama a sí mismo infinitamente, pues conoce y ama infinitamente su verdad y su
bondad. En este sentido el soberano bien, que es el objeto y la causa de la
bienaventuranza, no puede ser mayor y menor; porque no hay más que un soberano
bien: Dios.
Mas la perfección de
la bienaventuranza puede considerarse según las condiciones de tiempo, de
naturaleza y de gracia, y desde este punto de vista uno puede ser más
bienaventurado que otro, conforme con la adquisición de ese bien y la capacidad
de cada uno; porque cuanto mayor es la capacidad de un hombre, más participa de
ella, si está mejor dispuesto y ordenado a gozar de ella. De dos maneras se
dispone uno a ello, pues la bienaventuranza consiste en dos cosas: en la visión
de Dios, a la cual dispone la pureza y, en consecuencia, cuanto más elevada de
las cosas terrenas tenga el corazón más perfectamente verá a Dios; y en el goce
de Dios, a lo cual dispone el amor. Por consiguiente, aquel que tenga el
corazón más fervoroso en el amor de Dios más se deleitará en el goce divino,
II. Pero ¿qué
significa lo que se dice en San Mateo (20, 1-16), que se da un denario a todos
los que trabajan? Si este denario no es otra cosa.: .que la morada en la casa
del Padre, no existen en ella muchas moradas.
Debe responderse que
la recompensa de la vida eterna es a la vez una y muchas. Son muchas según la
diversa capacidad de los participantes en la bienaventuranza, y en este sentido
son diversas las mansiones en la casa del Padre. Pero es una por tres motivos:
1º) Por la unidad
del objeto. Todos los bienaventurados ven el mismo objeto y todos disfrutan de
él; por eso es un denario; pero este mismo objeto es diversamente visto y
amado. Es como si fuese una fuente en la que todos bebieran lo que quisieran.
El que tuviere un vaso mayor, recibirá más; el que lo tuviere más pequeño,
participará menos. La fuente es una sola, pero no es una misma la medida de los
recipientes.
2º) Por la misma
medida de eternidad, como dice San Agustín; porque todos poseerán la
bienaventuranza eterna, ya que los justos irán a la vida eterna; pero son
diversas por razón de la capacidad.
3º) Por la caridad,
que une a todos, haciendo comunes los goces de cada uno, y viceversa: Gozaos
con los que se gozan
(Rom 12, 15). (In
Joan., XIV)
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