Viernes de la 13ª semana
CONVERSIÓN DEL APÓSTOL
Este es el vaso que he
escogido para llevar mi nombre a todas las naciones (Hechos 9, 15).
I. Qué clase de vaso
pudo haber sido el Bienaventurado Pablo se deduce de lo que dice el
Eclesiástico: Como vaso de oro macizo, adornado de toda piedra preciosa (Eccli
10). Fue vaso de oro por el fulgor de su sabiduría. Y el oro de aquella tierra
es muy bueno (Gen 2, 12). Fue sólido por la virtud de la caridad, como dice él
mismo: Estoy cierto de que ni muerte ni vida nos podrá apartar del amor de Dios
(Rom 9, 38-39). Estuvo adornado de toda piedra preciosa, esto es, de todas las
virtudes.
También se deduce qué
clase de vaso fuera por todo lo que derramó, pues enseñó los misterios de la
excelentísima divinidad que pertenecen a la sabiduría. Recomendó de modo
acabado la caridad, e instruyó a los hombres en las diversas virtudes.
II. Los vasos están
destinados de ordinario para conservar líquidos. Hay diversidad de vasos; unos
son para el vino, otros para el aceite, y otros para otros líquidos; así
también los hombres han sido llenados de gracias distintas, como de diversos
licores.
Mas este vaso, de que
ahora se trata, estuvo lleno de licor precioso, es decir, del nombre de Cristo,
del cual se lee en los Cantares: óleo derramado es tu nombre (Cant, 2). Por eso
se dice: Para llevar mi nombre (Hech 9, 15). En efecto, parece que San Pablo
estuvo todo lleno de este nombre; pues su inteligencia estuvo llena de él,
según aquello: No quise saber entre vosotros, sino a Jesucristo (1 Cor 2, 2).
También su corazón estuvo lleno de él, como se lee en la epístola a los
Romanos: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? (Rom 8, 35). Toda su vida
estuvo impregnada de él, por eso decía: Vivo, ya no yo, es Cristo quien vive en
mí (Gal 2, 20).
III. En cuanto al uso,
sabemos que todos los vasos tienen un destino más o menos honroso, o más o
menos vil. Pero este vaso de que hablamos fue destinado a un uso noble, pues es
portador del nombre divino: para que lleve mi nombre.
San Pablo llevó el
nombre de Cristo: 1º, en su cuerpo, imitando su vida y pasión: Yo traigo en mi
cuerpo las marcas del Señor Jesús (Gal 6, 17); 2º, en la boca: nombra en sus
epístolas con mucha frecuencia a Cristo, porque de la abundancia del corazón
habla la boca. Por lo cual puede simbolizarse por la paloma del arca: Ella
volvió a él por la tarde, trayendo un ramo de olivo con las hojas verdes en su
pico (Gen 8, 11). La oliva significa la misericordia, y por eso adecuadamente
el ramo de olivo simboliza el nombre de Jesús que simboliza también la
misericordia: Le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo (Mt 1,
21). Pablo llevó ese ramo de hojas verdes al arca, es decir, a la Iglesia,
cuando ejecutó frecuentemente su poder y su misión, predicando la gracia y la misericordia
de Cristo.
IV. En cuanto a la
utilidad, unos vasos son inútiles por el pecado o por el error. Pero San Pablo
estuvo exento de pecado y de error. Por lo cual fue vaso útil de elección. La
utilidad o fruto de este vaso se expresa cuando se dice: Ante las naciones, y
los reyes, y los hijos de Israel
(Hech
9, 15). (In Prolog. ad Rom).
No hay comentarios:
Publicar un comentario