viernes, 19 de junio de 2020

Meditaciones después del tiempo pascual con textos de Santo Tomás de Aquino 69


Viernes después del Corpus

EL AMOR DE CRISTO


Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (Jn 13, 1).

Por estas palabras se recomienda el profundo amor de Cristo, y esto por cuatro cosas.

I. Fue preveniente, según aquello de San Juan: No que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero a nosotros (1 Jn 4, 10.) Y explicando esto, dice: Habiendo amado a los suyos, como indicando que los amó antes. Nos amó, es decir, antes de crearnos, pues, como dice la Sabiduría: Amas todas las cosas que son (Sab 11, 25). Nos amó antes de llamarnos. Con amor perpetuo te amé; por eso te atraje, teniendo misericordia (Jer 31, 3). Nos amó antes de redimirnos.

II. Fue su amor adecuado, porque amó a los suyos:


Se es suyo de diversas maneras; según esto son amados por Dios de diferentes modos. Se es suyo de tres maneras: Por creación, y a éstos los ama conservándoles los bienes de naturaleza: A lo suyo vino, y los suyos, por creación, no le recibieron (Jn 1, 2) Otros son suyos por consagración, como los que han nacido de Dios Padre por la fe, como dice el Evangelista: Tuyos eran y me los diste a mí (Jn 17, 6.) A éstos los ama conservándolos en los bienes de gracia. Otros son suyos por una especial devoción, como se lee en el Antiguo Testamento: Hueso tuyo somos, oh David, y carne tuya (1 Paral 11, 1.) A éstos los ama consolándolos especialmente.

III. El amor de Cristo fue necesario, porque amó a los suyos, que estaban en el mundo. Pues son suyos algunos que ya estaban en la gloria del Padre, porque también eran suyos los Padres antiguos, por la esperanza de ser librados por él. Pero éstos no necesitan tanto de su amor como los que estaban en el mundo. Y por eso dice: que estaban en el mundo, es decir, con el cuerpo, pero no con el corazón.

IV. Se recomienda el amor de Cristo como perfecto. De ahí estas palabras: los amó hasta el fin. El fin de la intención, al cual debe ordenarse la nuestra, es la vida eterna. Y éste debe ser también el fin de Cristo. Estos dos fines no son más que uno, porque la vida eterna no es otra cosa que el goce de Cristo en su divinidad, como dice el Evangelio: Ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti solo Dios verdadero, y a Jesucristo a quien enviaste (Jn 17, 3.) Según esto dice, pues: los amó hasta el fin, para conducirlos a sí mismo como fin, o a la vida eterna que es la misma cosa.

El fin de ejecución es aquello que es término de una cosa, y de este modo la muerte puede llamarse fin. Por eso se dijo: los amó hasta el fin, esto es, hasta la muerte. No en el sentido de que: los amó sólo hasta la muerte y no más allá; pues, esto seria falso. Lejos de nosotros el pensar que con la muerte dejó de amar el que no tuvo fin en la muerte. Otro significado de los amó hasta el fin es que el amor hacia ellos les llevó hasta la muerte.

Otra interpretación de hasta el fin es: que habiéndoles dado anteriormente muchas pruebas de amor, al fin, es decir, muy cerca de la muerte, les dio señales de mayor amor. No os dije estas cosas al principio, porque estaba con vosotros (Jn 16, 5), como diciendo: No fue entonces necesario a vosotros que yo os demostrase cuánto os amaba, sino al dejaros, para que de ese modo se imprimiesen más profundamente en vuestros corazones el amor a mí y el recuerdo de mí.
(In Joan., XIII.)

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