sábado, 9 de mayo de 2020

Para rezar en familia 9 de mayo de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.

Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.



1. + Señal de la cruz.

2. Ven, Espíritu Creador. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. Amén

4. Proclamamos el evangelio de Jesucristo según san Juan 14, 7-14


Catequesis para mayores de 12 años
El apóstol Felipe era de Betsaida, como Pedro y Andrés. Fue el que anunció a Natanael que había encontrado al Mesías. En este evangelio le pide a Jesús que le muestre al Padre, y el Señor le responde:El que me ha visto, ha visto al Padre.
“Toda la vida de Cristo es Revelación del Padre: sus palabras y sus obras, sus silencios y sus sufrimientos, su manera de ser y de hablar. Jesús puede decir: "Quien me ve a mí, ve al Padre", y el Padre: "Este es mi Hijo amado; escuchadle". Nuestro Señor, al haberse hecho hombre para cumplir la voluntad del Padre, nos "manifestó el amor que nos tiene" con los rasgos más sencillos de sus misterios.” (Catecismo nº516).
Cristo es la revelación plena y definitiva del Padre. El místico san Juan de la Cruz lo expresa así: “Dios, después de darnos su Palabra, ha quedado mundo, porque todo lo ha dicho en Aquel a quien ha envido.”
Nos dice fray Nelson Medina op, que toda la teología y la espiritualidad nos conducen al termino y conclusión que es la contemplación del Dios vivo, esa es la causa primera y plena de la Bienaventuranza. Santo Tomás, al comienzo de la Suma Teológica, estudia sobre la esencia de la Bienaventuranza y llega a la conclusión que la plenitud de la felicidad es la contemplación plena de Dios. Y nos podemos preguntar: Si conocemos a Cristo que es revelación del Padre ¿por qué no alcanzamos esa plena felicidad? La limitación de nuestra felicidad está en nuestros mismos, está ojos por no descubrir el auténtico amor de Cristo que está en la Cruz y en la Eucaristía. No vemos a Cristo tal cual es, sino distorsionado por nuestra mezquindad. Para “ver ese amor” del Señor, que es revelación del Padre, necesito “olvidarme” de aquello que entendiendo por amor, olvidarme de mis prejuicios y entonces podremos descubrir en Cristo la verdad plena del Padre. La respuesta a la pregunta está frente a nuestros ojos, la respuesta está en Cristo, que es el amor del Padre.
La respuesta está en sus obras de misericordia, si lo sabemos ver con ojos inocentes y puros. Entonces sí, veremos al Padre.
Este deseo de Felipe de ver al Padre “y eso nos basta”, se encuentra impreso en nuestro corazón. Contemplar a Dios es el deseo más profundo de esa felicidad.

Santo del día. Isaías, santo profeta del Antiguo Testamento. Isaías significa Dios salva. Nació en Jerusalén en el año 765 antes de Cristo y parece que era de familia de clase aristocrática. La elegancia de su estilo poético, la viveza de sus imágenes y la belleza literaria de sus profecías lo convierte en un clásico de la literatura de Israel.
Es uno de los 4 profetas mayores. Isaías empezó a llevar a las gentes los mensajes de Dios, pidiéndoles que se apartarán de su vida de pecado y empezaran una vida agradable a Dios. Les recuerda las promesas que Dios había hecho a su pueblo. El libro de Isaías es el más largo de los 73 que componen la Biblia, tiene unas 70 páginas, se compone de dos partes, la primera fue escrita por el propio profeta Isaías y la segunda se llama "Nuevo Isaías" o DeuteroIsaías", probablemente escrita por un discípulo de este.
San Jerónimo afirmó sobre el: “fue más un Evangelista que un Profeta, porque describió todos los Misterios de la Iglesia de Cristo de forma tan vívida que uno podría asumir que no está profetizando sobre el futuro, sino más bien componiendo una historia de acontecimientos pasados”. Una de las más famosas profecías que hizo ese gran vidente fue la de Emmanuel. Dijo así: "He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz a un niño al cual llamarán Dios con nosotros" Así está avisando con siete siglos de anticipación el nacimiento de Jesús, de María Virgen. (Aclaramos que la traducción protestante cambió la palabra “virgen” por la de “doncella”).
En el libro del profeta Isaías, son impresionantes las descripciones del capítulo 53, sobre de El siervo de Yavhé, donde parece estar viendo en primera persona la pasión y muerte de Jesús. Es un relato que nos maravilla por su corroboración literal con los evangelios.

San Pacomio († 347/348). En la región de Tebaida, en Egipto, san Pacomio, abad, que, cuando aún era pagano, se sintió impresionado por el testimonio de caridad cristiana para con los soldados detenidos en la cárcel común y, después de abrazar el cristianismo, recibió el hábito monástico de manos de un anacoreta (ermitaño). Al cabo de siete años, por inspiración divina fue abriendo numerosos monasterios con el fin de recibir a los monjes en régimen de vida común, y escribió para ellos una célebre Regla. Educó a sus monjes a la vida en común, constituyendo, poco lejos de las riberas del Nilo, la primera “koinonía”, una comunidad cristiana, a imitación de la fundada por los apóstoles en Jerusalén, basada en la comunión en la oración, en el trabajo y en el alimento y concretada en el servicio recíproco. El documento fundamental que regulaba esta vida era la Sagrada Escritura, la cual el monje la aprendía de memoria y la recitaba en voz baja durante el trabajo manual. Esta era también la forma principal de oración: un contacto con Dios mediante la repetición meditativa de la Palabra.

Oración: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del 6 demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.”

Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las palabras: «Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.»
· En silencio meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.

Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.

5. Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .

7. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..

8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…

11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

12. Oremos: Dios nuestro, que en la solemnidad pascual renuevas al mundo con tu gracia, acompaña a tu Iglesia en la tierra, para que la fiel observancia del Evangelio nos sirva para la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.

13. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario