Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1. + Señal de la cruz
2. Ven, Espíritu Santo. Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su
mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Señor, ten
misericordia de nosotros.
(Respondemos) Porque hemos pecado contra ti.
· Muéstranos, Señor, tu
misericordia.
(Respondemos) Y danos tu salvación.
4. Proclamamos el evangelio de Jesucristo según san
Juan 15, 18-21
Catequesis para mayores de 12 años
Hoy nos dice el Señor:
“No sois del mundo, sino que yo os elegí y os saqué de él.” La mejor
explicación a este Evangelio la encontramos en una antigua carta del siglo II,
de autor anónimo, que trata sobre los cristianos en el mundo. Esta epístola es
conocida como: Carta a Diogneto.
“Los cristianos no se
distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su
lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias,
ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su
sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de
hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad
de hombres.
Viven en ciudades
griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los
habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin
embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos,
increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en
todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra
extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña.
Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos
que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.
Viven en la carne,
pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el
cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas
leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se
les da muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos;
carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de
gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son
maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio,
devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser
castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida.
Los judíos los
combaten como a extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los
mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.
Para decirlo en pocas
palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El
alma, en efecto,' se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así
también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del
mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos
viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en
la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo,
pero su religión es invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber
recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los
placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido
agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.
El alma ama al cuerpo
y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los cristianos aman
a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero es ella la que
mantiene unido el cuerpo; también los cristianos se hallan retenidos en el
mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del
mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos
viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción
celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber;
también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más.
Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito
desertar.”
Santo del día: San
Luis Orione, presbítero (1872-1940)
Luis Orione nació en
Tortona. De niño fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Turín. Ingresó
al seminario y se dedicó a vivir la solidaridad con el prójimo. En 1892 abrió
en Tortona el primer Oratorio para cuidar la educación cristiana de los
jóvenes. A los 21 años, abrió un colegio para chicos pobres. Luis fue ordenado
sacerdote y, al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis
alumnos de su colegio. En poco tiempo, abrió nuevas casas en Pavía, Sicilia y
en Roma.
Alrededor del joven
Fundador crecieron clérigos y sacerdotes que formaron el primer núcleo de la
Pequeña Obra de la Divina Providencia dedicada a «colaborar para llevar a los
pequeños, los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de
caridad». Animado por una gran pasión por la Iglesia y por la salvación de las
almas, se interesó activamente por los problemas de aquel tiempo, como la
libertad y la unidad de la Iglesia, la «cuestión romana», el modernismo, el
socialismo, la cristianización de las masas obreras.
Después de la primera
guerra mundial se multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas,
obras caritativas y asistenciales. Entre las obras más características, creó
los «Pequeños Cottolengos» para los abandonados que sufren enfermedades
mentales y deformaciones físicas. El celo misionero de Don Orione se extendió
en Brasil, Argentina, Uruguay, Inglaterra y Albania. En 1921-1922 y en
1934-1937, él mismo realizó dos viajes a América Latina.
Fue muy devoto de la
Virgen, predicador, confesor y organizador de peregrinaciones, misiones,
procesiones, «belenes vivientes» y otras manifestaciones populares de la fe.
Don Orione falleció en 1940, suspirando «!Jesús! !Jesús! Voy». Su cuerpo se
encontró intacto en el momento de la exhumación en 1965.
San Juan Pablo II dijo
sobre él: "San Luis Orione, hombre totalmente entregado a la causa de
Cristo y de su reino. Sufrimientos físicos y morales, fatigas, dificultades,
incomprensiones y todo tipo de obstáculos marcaron su ministerio apostólico.
"A Cristo, la Iglesia y las almas –decía en sus escritos- se los ama y
sirve en la cruz y crucificados, o no se los ama y sirve". El corazón de
este estratega de la caridad "no conoció confines, porque estaba dilatado
por la caridad de Cristo". Este humilde hijo de un empedrador proclama que
"sólo la caridad salvará al mundo" y repite a todos que "la
perfecta alegría está sólo en la entrega perfecta de sí a Dios y a los hombres,
a todos los hombres".
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las
ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las
palabras: “No sois del mundo, sino que yo os elegí y os saqué de él.”
· En silencio meditamos
con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.
Oración: Ángel de mi guarda,
dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me
perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.
5. Cada uno de
la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .
6. Ahora, cada
uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .
7.
Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero
sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también
podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál
es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en casa, estudiar, rezar
alguna oración, llamar a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio,
estar al servicio, etc..
8. Oramos como
Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos
la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a
nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión
espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo
Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que
ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
(breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo
y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.
12. Oremos: Dios todopoderoso, que nos das la vida
eterna por medio del bautismo, te pedimos que, llamados a la inmortalidad por
tu perdón, nos otorgues la plenitud de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos. Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.
13. Los padres
se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente.
Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario