Jueves de la sexta semana de Pascua
ASCENSIÓN DE CRISTO
I. La Ascensión de
Cristo fue sublime, porque subió a los cielos.
1º) Sobre todos los
cielos corpóreos, como dice el Apóstol: Ese mismo es el que subió sobre todos
los cielos (Ef 4, 10).
Y esto por vez
primera comienza en Cristo. Porque anteriormente el cuerpo terreno sólo estaba
en la tierra, a tal punto que el mismo Adán fue colocado también en el paraíso
terrenal
2º) Subió sobre
todos los cielos espirituales, esto es, las naturalezas espirituales: Y
colocándolo a su derecha en los cielos, sobre todo principado y potestad, y
virtud, y dominación, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo,
mas aun en el venidero. Y todas las cosas sometió bajo los pies de él (Ef 1,
20-23).
3º) Subió hasta el
trono del Padre. Fue recibido arriba en el cielo, y está sentado a la diestra
de Dios (Mc 15, 19). Lo cual ha de entenderse metafóricamente, porque, como
Dios, se dice que está sentado a la diestra del Padre, es decir, en igualdad
con el Padre, en cuanto a los mejores bienes. El diablo ambicionó también esto,
como se lee en Isaías: Subiré al cielo (14, 13). Pero no llegó sino Cristo.
II. La ascensión de
Cristo fue razonable, porque tiene por término los cielos.
1º) Porque el cielo
le era debido a Cristo por su naturaleza; pues es natural que cada cual regrese
al punto de su origen. El principio del origen de Cristo es Dios, que está
sobre todas las cosas. Y aun cuando también los santos suben al cielo, no suben
como Cristo, pues Cristo subió por su virtud, y los santos son llevados por
Cristo. También puede decirse que ninguno sube a los cielos sino Cristo, porque
los santos no suben sino en cuanto son miembros de Cristo, que es cabeza de la
Iglesia.
2º) El cielo era
debido a Cristo también por su victoria; puesto que Cristo fue enviado al mundo
para pelear contra el diablo y lo venció, y por eso mereció ser exaltado sobre
todas las cosas.
3°) Por su humildad.
Porque ninguna humildad es tan grande como la humildad de Cristo, que, siendo
Dios, quiso hacerse hombre, y siendo Señor, quiso tomar forma de siervo, hecho
obediente hasta la muerte (Flp 2, 8), y descendió hasta el infierno. Por ello
mereció ser elevado hasta el cielo, hasta el trono de Dios; ya que la humildad
es el camino para la exaltación.
III. La ascensión de
Cristo fue útil para tres cosas.
1º) Para conducirnos
allá. Precisamente subió para conducirnos; pues no sabíamos el camino y él nos
lo mostró; y para darnos seguridad de la posesión del reino celestial.
2º) Para nuestra
seguridad; pues él subió para rogar por nosotros.
3º) Para atraer a sí
nuestros corazones: En donde está tu tesoro, allí está también tu corazón (Mt
6, 21). Para que despreciemos las cosas temporales. Si resucitasteis con
Cristo, buscad las cosas que son de arriba, en donde está Cristo sentado a la
diestra de Dios; pensad en las cosas de arriba, no en las de la tierra
(Col 3, 1, 2). (In
Symb.)
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