EDUCACIONALES
·
Si queréis triunfar
entre vuestros alumnos, no os mostréis nunca resentidos contra ninguno.
·
La base de toda
educación es cuestión de corazón.
·
Los afectos sensibles
son espinas terrenales, la simpatía o antipatía apartan al educador de su
verdadero fin, lo hacen vulnerable, lo distraen de su misión e impiden que
adquiera méritos para la eternidad.
·
Soporta con paciencia
los defectos de los demás, si quieres que te soporten a ti.
·
Quien quiere ser amado,
ame, quien es amado obtiene todo, especialmente de los jóvenes.
·
Procura ser amado, más
bien que ser temido.
·
Si queréis ser
obedecidos y respetados haceos querer bien.
·
Las impresiones que más
perduran en el corazón de los jóvenes, son las que reciben durante su
formación.
·
De la sana educación de
la juventud, depende la felicidad de las naciones.
·
Recordad que ciencia sin
conciencia, es la ruina de nuestra alma.
·
No peguéis jamás a
ningún niño por ningún motivo.
·
La juventud antes de los
doce años no es capaz de hacer ni gran bien, ni gran mal.
·
La primera felicidad de
un niño es saber que es amado.
·
La educación de un niño
debe tener por base la formación de la voluntad.
·
Nunca os expreséis con
desprecio de un joven por ningún defecto, mucho menos en presencia de él o de
sus compañeros. Cualquier advertencia, dádsela confidencialmente, en privado y
con mucha dulzura.
·
Enseñad de buena gana el Catecismo; sazonad la
clase con ejemplos de caridad hechos por los santos, que demuestren la
misericordia y la justicia de Dios, y ciertamente seréis escuchados con avidez.
·
La afabilidad sea
vuestra manera de tratar; ganaos los corazones de los jóvenes por medio del
amor: recordad siempre la máxima de San Francisco de Sales: Más moscas se cogen
con una gota de miel que con un barril de vinagre.
·
Las notas
características en la clase sean: dulzura, caridad y paciencia.
·
Nada de palabras
mordaces ni bofetones. Se deben usar castigos suaves, y siempre de tal manera
que después de las reprensiones se vuelvan más amigos nuestros y no se alejen
avergonzados de nuestro lado.
·
Convénzanse a los
jovencitos de la importancia de la Confesión y Comunión para que la practiquen;
compréndanla ante todo aquellos que se ocupan de su educación, para poder
insinuarla.
·
Recomendad a los jóvenes
la confesión y comunión frecuentes. (Recuerdos a los primeros misioneros)
·
Las cosas que
ordinariamente faltan en las confesiones de los niños, son: el dolor de los
pecados y el propósito. Cuando faltan uno u otro de estos requisitos por su
ignorancia, aconséjese al niño que se instruya frecuentando las clases de
religión o estudiando el catecismo, si ya es capaz de leer y comprender lo que
lee. En caso de duda, si no se encuentra falta grave, se le puede dar la
bendición solamente.
·
Hágase notar, dígase y
predíquese siempre que María Auxiliadora ha obtenido y obtendrá siempre gracias
particulares, y aún extraordinarias y milagrosas a los que ayudan
cristianamente a la juventud en peligro, con obras, con consejos, con el buen
ejemplo o simplemente con su oración.
·
Para el buen éxito con
los niños, hay que ser amables con ellos. Lograr que os busquen y no que os
teman. Demostradles y convencedlos que deseáis la salvación de su alma.
Corregid con paciencia y caridad sus defectos. Sobre todo absteneos de
golpearlos. En fin, haced de modo que cuando os vean, corran a vuestro
encuentro y no que os huyan.
·
Sed los primeros en
encontraros en la clase y los últimos en salir de ella.
·
Hazte amar primero y
después te obedecerán con suma facilidad.
·
Si quieres conquistar
estas ovejitas, no las trates a golpes, sino gánatelas con dulzura y con
afecto. (Sueño)
·
¿Por qué hemos de
desanimarnos y avergonzarnos cuando en la educación de los niños no nos vemos
inmediatamente correspondidos? Sembremos e imitemos al campesino que espera con
paciencia el tiempo de la cosecha.
·
Es necesario que el
Señor tome posesión del corazón de los niños mucho antes de que sean dominados
por el vicio.
·
Más vale un poco de
rumor (alboroto) que un silencio forzado.
·
Para lograr disciplina
entre los jóvenes no sirven ni la ira ni los impetus momentáneos; se requiere
una gran paciencia, o sea, constancia, perseverancia y sacrificio.
·
Teniendo el esquema de
la predicación bien preparado, todo está hecho; las palabras las darán las
circunstancias. El exordio tómese de cualquier acontecimiento de lugar, de
tiempo o de ocasión. Son de máxima utilidad las comparaciones, las parábolas y
los ejemplos.
·
No consideres como amigo
al que siempre te alaba y no tiene valor para decirte tus defectos.
·
Son semillero de buenas
costumbres entre los alumnos: la precisión en el horario y la puntualidad de
todos en su propio cargo.
·
Si se puede hágase algún
servicio, y dese también algún subsidio siempre en los límites aconsejados y
permitidos por el Superior respectivo.
·
Cuando se sepa que en la
casa haya sucedido algo reprobable, especialmente contra la Ley de Dios, dese
respetuosamente comunicación al Superior. El sabrá usar la debida prudencia a
fin de evitar o impedir un mal mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario