Entrevista concedidad
por el presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, P.
Bamonte a Radio Vaticana
El Papa Francisco ha
mencionado muchas veces al demonio en sus homilías, recordándonos su existencia
real y su actuar.
Sin duda, el
fundamento de la predicación y de las enseñanzas del Papa Francisco es
Jesucristo; pero el Papa nos exhorta a no olvidar lo que la Sagrada Escritura
nos dice: que los demonios existen: son ángeles creados por Dios que se
transformaron en malvados porque libremente eligieron rechazar a Dios y su
Reino, dando origen así al infierno.
Los demonios actúan en
la historia personal y comunitaria de los hombres, tratando de propagar entre
los hombres la elección del mal. Por eso, no basta saber que existen, sino que
es preciso también conocer cómo actúan para prevenir y rechazar sus ataques y
no caer en sus trampas.
El Papa ha descrito a
menudo cómo actúan los demonios a través de la tentación para separar a los
hombres de Cristo. De hecho, quieren que seamos como ellos; no quieren la
santidad de Cristo en nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no
quieren que seamos discípulos de Jesús.
El Papa también ha
subrayado varias veces que los demonios –que son repelentes y repugnantes- se
disfrazan de ángeles de luz para hacerse atractivos y engañar mejor a los
hombres. Jesús en el Evangelio nos enseña cómo luchar y vencer a los demonios
con su gracia.
¿Cuáles son las armas más
poderosas contra el diablo?
El arma poderosa, ante
todo, es la lectura y la meditación de la Palabra de Dios, como dice el Papa Francisco, que
nos ha invitado a llevar siempre en el bolsillo un Evangelio. En nuestro
interior, esta Palabra, cuando entra, vive, actúa y nos llena de la gracia del
Espíritu Santo.
Y luego está el
Rosario, el encomendarse a la
Virgen , a quien el demonio odia especialmente. Y la confesión
frecuente: reconocernos pecadores humildemente, confesar nuestros pecados y
pedir a Dios la fuerza para no pecar más. La participación en la Santa Misa los días
festivos. Y también la lucha contra nuestros vicios, contra lo que el pecado
original ha dejado en nosotros, para que triunfe el hombre nuevo en Cristo.
La presencia de un
sacerdote exorcista en la diócesis ¿es necesaria?
Es importantísima. De
hecho, cuando no hay un sacerdote exorcista, a menudo la gente se dirige a
magos, hechiceros, lectores de cartas y del futuro, sectas… Por otra parte, no
tiene sentido pensar que si las personas saben que hay un exorcista en su
diócesis, serán más propensas a creer que son víctimas de una posesión
diabólica. La primera preocupación de todo exorcista con buen sentido es evitar
que se forme o se mantenga la creencia de una posesión cuando ésta no existe.
El exorcista es ante todo
un evangelizador, un sacerdote, por lo que sea cual sea el origen del mal que
padece quien acude a él, sea o no sea una auténtica forma de acción
extraordinaria del demonio, el sacerdote exorcista se esfuerza por infundir
serenidad, paz, confianza en Dios y esperanza en su gracia.
Y cuando se comprueba
realmente la existencia de un caso de posesión diabólica, el sacerdote
exorcista acompañará a esos hermanos y hermanas que sufren a causa del maligno,
con humildad, fe y caridad, para sostenerlos en la lucha, para darles ánimos en
el duro camino de la liberación, y para reavivar en ellos la esperanza.
¿Es grande el sufrimiento
de las personas que sufren realmente el estado de posesión diabólica?
En mi experiencia,
como en la de muchos otros exorcistas –naturalmente relativa a personas
realmente poseídas- encuentro hombres y mujeres perfectamente sanos de mente,
pero expuestos a un nivel de sufrimiento difícilmente imaginable.
Ante tanto dolor es
imposible permanecer indiferente: deseo sinceramente que muchos otros hermanos
sacerdotes se den cuenta de esta dramática realidad, a menudo ignorada o
subestimada. El exorcismo es una forma de caridad en beneficio de personas que
sufren. Está dentro de las obras de misericordia corporal y espiritual.
Hablemos del servicio que
ofrece el Vicariado de Roma…
En algunas diócesis se
ofrece un servicio de «primera escucha» para quienes piden un exorcista. Los
sacerdotes cuentan con la ayuda de un equipo de voluntarios formado por médicos
especialistas en psiquiatría y psicoterapeutas, que evalúan si es necesario los
aspectos médicos. Hay personas que confunden problemas de origen médico con
problemas de origen espiritual. Los casos que se consideran serios y en los que
debe intervenir un sacerdote exorcista son limitados.
La Asociación Internacional de Exorcistas que se ha
creado recientemente es una novedad en la Iglesia
En la larga historia
de la Iglesia ,
aún no se había constituido una Asociación Internacional de Exorcistas: esto es
un signo de los tiempos. El Espíritu Santo, en respuesta a las exigencias
especiales de nuestra época, ha suscitado una toma de conciencia de que entre
los mandatos que Cristo a la
Iglesia , está incluido el de expulsar a los demonios en su
Nombre.
Al mismo tiempo, el
Espíritu Santo ha inspirado en la
Iglesia una asociación de sacerdotes exorcistas para que
tengan la fuerza que deriva del estar en comunión con otros hermanos que
ejercen el mismo ministerio; y para que, encontrándose periódicamente y
compartiendo sus experiencias, puedan ofrecer una ayuda más eficaz a quienes se
dirigen a ellos.
El Papa Francisco
envió un mensaje en septiembre a los exorcistas italianos, expresando su
aprecio por el servicio eclesial que realizan con el ministerio del exorcismo,
ejerciendo una forma de caridad en beneficio de personas que sufren y necesitan
liberación y consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario