Devoción a las cinco llagas
No debe ser un vano adorno, la imagen de Jesús crucificado; no debemos
contemplarla con indiferencia. Es la imagen de las imágenes, la más santa, la
más amable. Cuando estemos en nuestros aposentos, tomemos esa sagrada en
nuestras manos, esa imagen, signo de victoria, recuerdo de un amor
incomprensible de un Dios enamorado, y besémosla con gratitud y afecto filial.
Al estar de rodillas ante Vuestra imagen sagrada, oh Salvador mío, mi
conciencia me dice que yo he sido él que os ha clavado en la cruz, con estas
mis manos, todas las veces que he osado cometer un pecado mortal.
Dios mío, mi amor y mi todo, digno de toda alabanza y amor, viendo como
tantas veces me habéis colmado de bendiciones, me echo de rodillas, convencido
de que aun puedo reparar las injurias con que os he inferido. Al menos os puedo
compadecer, puedo daros gracias por todo lo que habéis hecho por mí.
Perdonadme, Señor mío. Por eso con el corazón y con los labios digo:
A LA LLAGA DEL PIE
IZQUIERDO
Santísima llaga del pie izquierdo de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen
Jesús, veros sufrir aquella pena dolorosa. Os doy gracias, oh Jesús de mi alma,
porque habéis sufrido tan atroces dolores para detenerme en mi carrera al
precipicio, desangrándoos a causa de las punzantes espinas de mis pecados.
Ofrezco al Eterno Padre, la pena y el amor de vuestra santísima
Humanidad para resarcir mis pecados, que detesto con sincera contrición.
A LA LLAGA DEL PIE
DERECHO
Santísima llaga del pie derecho de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen
Jesús, veros sufrir tan dolorosa pena.
Os doy gracias, oh Jesús de mi vida, por aquel amor que sufrió tan
atroces dolores, derramando sangre para castigar mis deseos pecaminosos y
andadas en pos del placer. Ofrezco al Eterno Padre, la pena y el amor de
vuestra santísima Humanidad, y le pido la gracia de llorar mis transgresiones y
de perseverar en el camino del bien, cumpliendo fidelísimamente los
mandamientos de Dios.
A LA LLAGA DE LA MANO
IZQUIERDA
Santísima llaga de la mano izquierda de mi Jesús, os adoro. Me duele,
buen Jesús, veros sufrir tan dolorosa pena. Os doy gracias, oh Jesús de mi
vida, porque por vuestro amor me habéis librado a mi de sufrir la flagelación y
la eterna condenación, que he merecido a causa de mis pecados.
Ofrezco al Eterno Padre, la pena y el amor de vuestra santísima
Humanidad y le suplico me ayude a hacer buen uso de mis fuerzas y de mi vida,
para producir frutos dignos de la gloria y vida eterna y así desarmar la justa
ira de Dios.
Santísima llaga de la mano derecha de mi Jesús, os adoro. Me duele, buen
Jesús, veros sufrir tan dolorosa pena. Os doy gracias, oh Jesús de mi vida, por
haberme abrumado de beneficios y gracias, y eso a pesar de mi obstinación en el
pecado.
Ofrezco al Eterno Padre la pena y el amor de vuestra santísima Humanidad
y le suplico me ayude para hacer todo para mayor honra y gloria de Dios.
A LA LLAGA DEL
SACRATÍSIMO COSTADO
Santísima llaga del Sacratísimo costado de mi Jesús, os adoro. Me duele,
Jesús de mi vida, ver como sufristeis tan gran injuria. Os doy gracias, oh
Buen Jesús, por el amor que me tenéis, al permitir que os abrieran el
costado, con una lanzada y así derramar la última gota de sangre, para
redimirme.
Ofrezco al Eterno Padre esta afrenta y el amor de vuestra santísima
Humanidad, para que mi alma pueda encontrar en vuestro Corazón traspasado un
seguro refugio. Así sea.
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