sábado, 21 de diciembre de 2013

IV Domingo de Adviento (ciclo A) San Agustín

CONCEPCIÓN DE CRISTO
ACTITUD DE SAN JOSÉ 

Las burlas, pues, de quienes intentan minar la autoridad del Evangelio, como para sugerirnos a nosotros el haberles dado crédito sin razón, van contra esto: Desposada María, su madre, con José, hallóse antes de vivir juntos que María había concebido del Espíritu Santo. Pero José, su marido, como era justo, no quiso difamarla y trató de abandonarla clandestinamente. Sabía, en efecto, no estar ella encinta de él, y, en consecuencia, túvola por adúltera. Como era justo, dice la Escritura, no quiso difamarla, o sea, divulgar el hecho, según traen muchos códices; y pensó dejarla clandestinamente. Túrbase como esposo; mas, como justo, no se muestra cruel. Tanta santidad se le atribuye a este varón, que ni le place tener consigo a una adúltera ni osó castigarla publicando su deshonra. Pensó, se dice, dejarla clandestinamente, pues ni quiso castigarla ni sacar el hecho a luz. Ponderad bien lo genuino de su santidad. No la perdonaba, en efecto, porque desease tenerla consigo; muchos perdonan a sus mujeres adúlteras, y siguen con ellas, adúlteras y todo, para satisfacción de la carnal concupiscencia. Este varón justo, al revés, no quiere tenerla consigo; luego no la quiere carnalmente; pero rehúsa castigarla, se compadece de ella y la perdona. ¿Dónde reluce su santidad? En no seguir con la adúltera, porque no se piense la perdona con miras sensuales, y en no castigarla y delatarla. ¡Maravilloso testigo, a fe, de la virginidad de su esposa!

Dándole vueltas él a esto en su pensamiento, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: No temas, José, de recibir por tu esposa a María, pues lo en ella concebido lo es del Espíritu Santo. Así que parirá un hijo y le darás el nombre de Jesús. ¿Por qué de Jesús? Él, en efecto, salvará a su pueblo de los pecados de ellos. Ya, pues, vemos ser Jesús en hebreo lo que Salvador en latín, según aparece claro en la exposición misma del nombre hecha por el ángel. Cual si le preguntasen la razón de llamarle Jesús, añadió incontinente la exégesis del vocablo: El salvará a su pueblo de los pecados de ellos. Y nosotros creemos devotamente y mantenemos con todos nuestros bríos haber Cristo nacido de la Virgen por obra del Espíritu Santo

(San Agustín, Obras Completas X, BAC, 1952, pág. 13-14)

 

 

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