Mateo 1,18-24
Y la generación de Jesucristo fue de esta
manera. Que siendo María su Madre desposada con José, antes que viviesen
juntos, se halló haber concebido en el vientre de Espíritu Santo.
Y José, su Esposo, como era justo y no
quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.
Y estando él pensando en esto, he aquí
que el Angel del Señor le apareció en sueños, diciendo: "José, hijo de
David, no temas recibir a María tu mujer: porque lo que en ella ha nacido, de
Espíritu Santo es".
"Y parirá un hijo: y llamarás su
nombre Jesús: porque él salvará a su pueblo de los pecados de ellos".
Mas todo esto fue hecho para que se cumpliese
lo que habló el Señor por el Profeta, que dice: He aquí la Virgen concebirá, y
parirá hijo: y llamarán su nombre Emmanuel, que quiere decir "con nosotros
Dios".
Y despertando José del sueño, hizo como
el Angel del Señor le había mandado y recibió a su mujer.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Como el evangelista había dicho antes: "Y Jacob engendró a
José", con quien desposada María engendró a Jesús, para que ninguno
pudiera pensar que el nacimiento de Cristo había sido como el de sus
progenitores, cortando el orden de la narración dice: "Y la generación de
Jesucristo fue de esta manera", como si dijera: la generación de sus
ascendientes fue como la he referido, pero la generación de Cristo no fue así,
sino de esta forma: "Que siendo su Madre desposada".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Como quien va a decir una cosa nueva promete narrar la manera de
realizarse esta generación; no fuera a suceder que al oír las palabras
"esposo de María" cualquiera pensase que Cristo había nacido según la
ley general de la naturaleza.
Remigio
También puede referirse a lo ya dicho en este sentido: "La
generación de Cristo era así", como he dicho: "Abraham engendró a
Isaac".
San Jerónimo
Pero, ¿por qué Cristo es concebido de una Virgen desposada y no de una
simple virgen? Por tres razones: la primera, para que por la genealogía de José
se supiese el origen de María; la segunda, para que los judíos no la apedreasen
como adúltera; y la tercera, para que al huir a Egipto tuviese quien la
consuele. El mártir Ignacio aduce otra razón: para ocultar al demonio el parto
de María, y que siempre creyese que Cristo había sido engendrado no de una
virgen, sino de una mujer casada.
San Agustín, in sermonibus de Nativitate
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Desposada y permaneciendo en su casa, porque así como en la que concibe
en casa del marido se entiende una concepción natural, en la que concibe antes
de desposarse hay sospecha de infidelidad.
San Jerónimo, contra Helvidium, in principio libri
Un tal Helvidio, hombre turbulento y que de todo hace materia para la
disputa, empezó a blasfemar contra la Madre de Dios formulando así su primera
tesis: San Mateo dice: "Y siendo desposada". Mira cómo dice desposada
y no comprometida, como tú dices, y desposada no por otra causa sino para
casarse después 1.
Orígenes, homilia inter collectas ex variis locis.
Desposada con José, pero no carnalmente unida. La Madre de éste fue
Madre inmaculada, Madre incorrupta, Madre intacta. La Madre de éste, ¿de cuál
éste? La Madre del Señor, Unigénito de Dios, del Rey universal, del Salvador y
Redentor de todos.
San Cirilo de Alejandría, ad Ioannem Antiochenum
¿Qué se puede ver en la Santa Virgen por encima de las demás mujeres? Si
María no es Madre de Dios, sino sólo de Cristo, como dice Nestorio, ningún
absurdo habría en que se permita llamar Madre de Cristo a la madre de cualquier
ungido. Pero sólo la Santa Virgen, sobre las otras mujeres, es conocida y
llamada con el nombre de "Madre de Cristo", pues engendró no a un
simple hombre como nosotros, sino más bien al Verbo de Dios Padre, encarnado y
hecho hombre por nosotros. Mas tal vez reponga Nestorio: ¿Pensarás acaso que la
Virgen se ha hecho la Madre de la divinidad? A esto decimos que el Verbo de
Dios, nacido de la misma sustancia de Dios y existiendo siempre y sin principio
de tiempo igual al Padre, en la plenitud de los tiempos se hizo carne, es
decir, se unió a un cuerpo animado por un alma racional. Por esto decimos que
nació de una mujer según la carne. Este misterio se asemeja en cierto modo a
nuestro nacimiento: la madre suministra a la naturaleza una materia cuajada que
poco a poco se va formando hasta resultar un cuerpo perfecto en su especie, la
humana. Pero Dios infunde en ese cuerpo un espíritu, y aunque la madre sólo lo
sea del cuerpo terrenal, ella es considerada y se llama madre de todo el
hombre. Una cosa semejante observamos en el nacimiento del Emmanuel, "Dios
con nosotros". El Verbo de Dios nace en la eternidad de la sustancia del
Padre; mas, porque tomó carne y la hizo propia, es preciso confesar que nació
de una mujer según la carne. Y como a la vez es verdadero Dios, ¿quién tendrá
reparo en llamar a la Santa Virgen "Madre de Dios"?
San Pedro Crisólogo, sermones, 148
No te turben ni ofendan tus oídos las palabras concepción, parto, porque
la virginidad es la prenda más segura del pudor. ¿En qué puede herir la
delicadeza la unión de la divinidad con la pureza, su siempre querida amiga,
unión en que el intérprete es un ángel, la fe es la madrina, el desposorio es
la castidad, el dote la virtud, la conciencia el juez, el móvil Dios, el acto
de concebir pureza, el parto virginal, y la Madre una Virgen?
San Cirilo de Alejandría, ad Ioannem Antiochenum
Mas si dijéramos con Valentino, que el santo cuerpo de Cristo fue formado
de una materia celeste y no de la Virgen, ¿cómo podríamos entender que María es
Madre de Dios?
La glosa
Se indica el nombre de la Madre añadiendo: "María".
Beda, in Lucam, 1,3
María se interpreta en hebreo como "estrella del mar"; en
siriaco como "señora", porque Ella ha dado realmente al mundo al que
es la luz de la salud y el Señor del mundo.
La glosa
A continuación nos dice también el nombre del esposo, "José".
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
María se había desposado con un carpintero porque Cristo, esposo de la
Iglesia, había de obrar la salud de todos los hombres por el leño de la cruz.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Sigue luego: "Antes que viviesen juntos". No dice "antes
de que fuese llevada a casa del esposo", pues ya estaba en ella por ser
costumbre frecuente entre los antiguos tener en su casa a las desposadas, como
vemos que sucede también ahora, y los yernos de Loth habitaban con él en vida
común 2.
La glosa
Pero se dice: "Antes de que vivieran juntos" en concúbito
carnal.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Para que no naciese del afecto de la carne y de la sangre el que nació
para destruir los afectos de la carne y de la sangre 3.
San Agustín, de nuptiis et concupiscentia, 1,12
Allí no hubo cohabitación conyugal, porque en carne de pecado no podría
haberse dado sin movimiento de concupiscencia, efecto del pecado, sin la cual
quiso ser concebido el que había de estar sin pecado, tal vez para enseñarnos
con esto que todo lo que nace de unión marital nace con pecado 4,
puesto que sólo no tuvo pecado la Carne que nació de esa manera.
San Agustín, in sermone 6 de Nativitate
Jesucristo nace además de una mujer intacta, porque no era adecuado que
la virtud naciese por medio del deleite, la castidad por la vía de la lujuria,
y la incorrupción por la corrupción. Y el que venía a destruir el antiguo
imperio de la muerte habría de bajar del cielo de un modo distinto. Obtuvo,
pues, el cetro de Reina de las vírgenes, la que engendró al Rey de la castidad.
Por eso Nuestro Señor se procuró un seno virginal donde morar, para darnos a
entender que sólo un cuerpo casto puede ser templo de Dios. Aquel que grabó su
ley en tablas de piedra sin necesidad de punzón de hierro, ese mismo fecundó el
seno de María por virtud del Espíritu Santo. Por eso dice el evangelista:
"Se halló haber concebido en el vientre de Espíritu Santo".
San Jerónimo
Nadie la halló en tal estado sino José, quien, como si fuese su marido,
sabía todo lo referente a su esposa 5.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Según nos enseña una historia nada inverosímil, José estaba ausente
cuando sucedió lo que refiere San Lucas, pues no es de creer que estando en
casa entrase el ángel al aposento de María, le dijese lo que le dijo, y que
María respondiese lo que respondió. Aun concedido que el ángel pudo entrar en
donde estaba María y que le habló, no era posible que, en presencia de José,
María marchase a la montaña y estuviese con Isabel tres meses, sin que José
indagase las causas de su ida y de una permanencia tan larga. Pero después que
volvió de tan largo viaje la encontró visiblemente fecunda.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Con propiedad dice se halló, expresión que solemos emplear hablando de
cosas en que no habíamos pensado. Y para que no importunara al evangelista
preguntándole cómo se verificó el nacer de una Virgen, en pocas palabras él
mismo da la salida, "de Espíritu Santo", como si dijera: "El
Espíritu Santo es el que ha obrado este milagro", pues que ni Gabriel ni
San Mateo pudieron decir más.
Glosa
Lo que se dice del "Espíritu Santo", lo añadió el evangelista
por su parte, para que al decirse "haber concebido en el útero", no
quedase ninguna sospecha maligna en la mente de los que lo oyeren.
San Agustín, in sermonibus de Trinititate, serm. 191,3
Nosotros no decimos, como impíamente opinan algunos, que el Espíritu
Santo se presentó como semen, sino que obró con el poder y virtud de Creador.
San Ambrosio, de Spiritu Sancto, 2,5
Todo lo que viene de alguno, o es de su sustancia o de su poder; de su
sustancia, como el Hijo es del Padre; de su poder, como son de Dios todas las
cosas, como el fruto del vientre de María era del Espíritu Santo.
San Agustín, enchiridion, 40
Ciertamente esta manera de nacer Cristo del Espíritu Santo, nos da a
entender la gracia de Dios, en virtud de la cual el hombre, sin mérito alguno
precedente en el principio mismo de su naturaleza en que empezó a existir, se
unió al Verbo de Dios en unidad tal de persona, que ese mismo hombre es el Hijo
de Dios. Mas habiendo la Trinidad toda -porque las obras de la Trinidad son
indivisibles- obrado la formación de aquella creatura que la Virgen concibió y
dio a luz, y que sólo la persona del Hijo asumió e hizo propia, ¿por qué se
nombra únicamente al Espíritu Santo en la concepción de esa creatura? ¿Es acaso
que cuando uno de los tres es nominalmente citado, se ha de entender que obra
la Trinidad toda?
San Jerónimo, contra Helvidium, in principio
Pero dice Helvidio: El evangelista no hubiera dicho " antes que
viviesen juntos", de los que después no habían de vivir con tal unión. Es
como si uno dijera " antes de comer en el puerto, me hice a la vela con
rumbo al Africa". La frase no puede tener sentido, si después no ha de
comer en aquel puerto. Me parece que está mejor entendido que aunque el
adverbio antes indique con frecuencia lo que sigue, algunas veces, sin embargo,
expresa solamente lo que antes se había pensado, y que no es necesario que lo
pensado suceda, cuando ha mediado otra cosa, para que no se realice lo que se
pensó.
San Jerónimo
Por tanto no se infiere que después viviesen juntos, sino que la
Escritura sólo dice qué es lo que no sucedió antes.
Remigio
También puede decirse que el verbo convenire 6 no
significa la unión marital, sino el tiempo de las bodas: es decir, cuando la
que había sido prometida empieza a ser esposa. Pues el sentido es "antes
de vivir juntos", esto es antes de celebrar solemnemente los desposorios.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,5
Cómo se verificó lo que aquí omite San Mateo, lo expuso San Lucas,
después de narrar la concepción de Juan, de esta manera: "Y al sexto mes
fue enviado el ángel". Y más adelante: "El Espíritu Santo vendrá
sobre ti", que es lo que mencionó San Mateo al decir: "Se halló haber
concebido en el vientre de Espíritu Santo". No hay discordancia en que San
Lucas exponga lo que San Mateo omite, ni que éste inserte después lo que omitió
aquél, pues sigue: "Y José, su Esposo, como era justo", hasta el
texto donde nos habla de los magos, "que se volvieron a su tierra por otro
camino". Así que, si alguno quisiera formar la narración ordenada del
nacimiento de Cristo, de todo lo que uno u otro de los dos evangelistas dice y
omite, puede hacerlo así: empezando con las palabras de Mateo, "La
generación de Cristo fue de esta manera", siguiendo con lo que refiere San
Lucas desde donde dice: "Hubo en los días de Herodes", hasta donde
dice: "Y María se detuvo con ella como tres meses, y se volvió a su
casa", y terminando con el texto: "Se halló haber concebido, en el
vientre, de Espíritu Santo".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Habiendo dicho el evangelista que María halló que había concebido en el
vientre, del Espíritu Santo, sin obra de varón, para que nadie sospechase que
un discípulo de Cristo haya inventado estas maravillas en honor de su Maestro,
aduce el testimonio de José confirmando la historia por su propia participación
en ella: "Y José, su Esposo, como era justo".
San Agustín, in sermone 14 de Nativitate
Conociendo José que María estaba encinta, se turba, porque la Esposa que
había recibido del templo mismo del Señor y no conocía aún, la encuentra
fecunda, y agitándose inquieto, discute y habla consigo mismo: "¿Qué haré?
¿La denuncio o callo? Si la descubro, no me hago cómplice de adulterio, pero
incurro en crueldad, porque me consta que según la ley debe ser apedreada. Si
callo, doy mi consentimiento a una acción mala, y participo con los adúlteros.
Entonces si callar es malo y descubrir el adulterio es peor, la dejaré
libre".
San Ambrosio, in Lucam, 2,1
Hermosamente nos enseña San Mateo lo que debe hacer el justo que
sorprendiere a su cónyuge en oprobio o acción infame, para ni mancharse con la
sangre del adúltero, ni hacerse cómplice del adulterio. Por eso dice:
"Como era justo". En José, pues, se conserva siempre la gracia y la
persona del justo, de manera que su testimonio resulta siempre el más abonado,
pues la lengua del justo habla con la verdad.
San Jerónimo
Pero, ¿cómo se nos presenta como justo a José, cuando oculta el crimen
de su Esposa, y estando prescrito en la ley que los autores y cómplices de un
crimen son igualmente reos de pecado?
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Es de notar que llama aquí justo al que en todo es virtuoso. Porque
"justicia" no es sólo no querer más de lo debido, sino también la virtud
en general y es en este sentido que principalmente emplea la Escritura la
palabra "justicia". Siendo, pues, justo 7, es decir, benigno y
moderado, quiso dejar en secreto a la que veía expuesta a la infamia y a la
máxima pena de la Ley. Como quien se coloca por encima de la Ley, José la salvó
de ambos peligros. Pues a la manera que el sol antes de ostentar sus rayos ya
alumbra la tierra, así Cristo, antes de nacer, hizo que apareciesen en el mundo
muchas señales de perfecta virtud.
San Agustín, de Verbo Domini, serm. 16
O en otros términos: si a ti solo consta el pecado de otro contra ti, y
quieres inculparle ante los hombres, no eres el hermano que corrige, eres su
delator. Por eso el varón justo, José, perdonó a su Esposa, lleno de
benignidad, el crimen que había sospechado de Ella. Revolvíase ciertamente en
su ánimo sospecha indudable de adulterio, mas como a él solo constaba, no quiso
difamarla, sino dejarla en secreto, prefiriendo al castigo del pecado el bien
del pecador.
San Jerónimo
O también puede ser un testimonio en favor de María, que José confiando
en su castidad, admirado éste de lo que había sucedido, ocultó en el silencio
el hecho cuyo misterio ignoraba.
Remigio
Pues veía fecunda a la que conocía casta. Como había leído en Isaías:
"Saldrá una vara de la raíz de Jesé" ( Is 11,1), de quien sabía ser
descendiente María, y en el mismo Isaías: "He aquí que una virgen
concebirá" ( Is 7,14), no desconfiaba de que en Ella se había de cumplir
tal profecía.
Orígenes, homilia 1 inter collectas in variis locis
Pero si no tenía sospecha de Ella, ¿cómo era justo queriendo dejar a una
Esposa Inmaculada? Quería dejarla porque conocía que se había obrado en Ella un
gran misterio y se consideraba indigno de vivir en su compañía.
La glosa
Al querer dejarla era justo, y al querer hacerlo en secreto muestra ser
piadoso, pues la pone a salvo de toda infamia y por eso dice: "Como era
justo, quiso dejarla". Es decir, pudiendo entregarla al deshonor público,
esto es, difamarla, prefiere separarse en secreto.
San Ambrosio, in Lucam, 2,1
Ninguno deja la mujer que antes no ha aceptado. Entonces al querer
dejarla, confesaba él mismo que la había aceptado antes.
Glosa
O no queriendo trasladarla a su casa para vivir con Ella en asidua
compañía, quiso dejarla en secreto, es decir, dilatando la fecha de los
desposorios. Porque realmente es verdadera virtud ejercer la piedad junto con
la justicia y ésta junto con la piedad, virtudes que, obrando separadas, se
anulan mutuamente. O también puede decirse que era justo por la fe con que
creía que Cristo había de nacer de una Virgen, y de ahí que quiso humillarse
ante don tan excelente 8.
Remigio
Porque según se ha dicho, José pensaba dejar en secreto a María. Pero si
hubiese obrado así, muy pocos hubieran dejado de sospechar que Ella fuese más
bien una concubina que una virgen, y por eso el propósito de José cambió en un
momento, gracias al consejo divino. De ahí que diga: "Y pensando en esto
José".
Glosa
En lo cual se echa de ver el espíritu del sabio, que nada quiere
resolver con ligereza.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Se nota también la mansedumbre de José, que a nadie reveló su sospecha,
ni siquiera a aquélla de quien sospechaba, sino que meditaba en su interior.
San Agustín, in sermone 14 de Nativitate
Mas aunque José piensa en esto, no tema María, la hija de David, porque
así como la palabra del profeta perdonó a David, el ángel del Salvador librará
a María. Pues Gabriel, el padrino de bodas de la Virgen, vuelve a presentarse:
"He aquí que el ángel del Señor apareció a José".
La glosa
Esta palabra apareció, significa el poder del que aparece, que se
muestra cuando y como quiere.
Rábano
Cómo apareció el ángel a José, lo dice claramente: "En
sueños", es decir, como Jacob vio la escala por cierta representación en
los ojos del corazón.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
No se apareció a José en clara visión como a los pastores, porque era
sobremanera fiel. Los pastores, además, necesitaban de una visión clara, como
rudos que eran. La Virgen también lo necesitaba, porque era la primera que
tenía que ser instruida en muy grandes misterios, como Zacarías necesitó de una
visión admirable antes que su mujer concibiese.
La glosa
Al aparecer el ángel lo llama por su nombre, le recuerda su linaje y le
hace deponer todo miedo diciéndole: "José, hijo de David". Al
llamarlo "José", por su nombre, se le presenta como un conocido y
amigo.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Al llamarlo hijo de David, quiso traer a su memoria la promesa de Dios a
David: "Que Cristo nacería de su linaje".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Al decirle "no temas", indica que José ya entonces temía
ofender a Dios, como quien tiene en su compañía una adúltera, pues de otra
manera no hubiera pensado dejarla.
Severiano
Se le advierte al esposo que no tema, porque el alma piadosa, cuanto más
padece con otra, más teme. Como si dijera: esto no es motivo de muerte, sino de
vida, porque la que está encinta para darnos la vida no merece la muerte.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Al decir no temas, quiso también demostrarle que conocía el secreto de
su corazón, para hacerle ver con esto los bienes que nos habían de venir por
Cristo, y que él le iba a revelar.
San Ambrosio, in Lucam, 2,1
No te confunda que la llame su mujer, pues esta palabra expresa aquí no
la pérdida de la virginidad, sino la prueba testimonial del matrimonio, la
celebración de los desposorios.
San Jerónimo, contra Helvidium
No vaya a creerse que porque la llamó su mujer ha dejado de ser esposa,
pues la Escritura acostumbra llamar mujeres casadas a las esposas, y maridos a
los esposos, según se comprueba en el Deuteronomio: "Si alguno hallare en
el campo a una virgen que está desposada y asiéndola se echase con ella,
morirá, porque abatió a la mujer de su prójimo" ( Dt 22,23).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Pero dice: "No temas recibir", esto es, mantenerla en tu casa,
porque en su mente ya la había dejado.
Rábano
O "no temas recibirla en comunidad nupcial y asidua compañía".
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Por tres causas se apareció el ángel a José y le habló de tal manera.
Primero, para que el hombre justo no cometiese por ignorancia una acción
injusta con un fin recto. Después, por el honor de la madre misma, que
repudiada no podía menos que incurrir en infamante sospecha entre los
incrédulos. Y tercero, para que sabiendo José de tan santa concepción, la
tratase con más respeto y consideración que antes. Y no se apareció a José
antes de que la Virgen concibiera, para que no pensase lo que pensó, ni
sufriese lo que sufrió Zacarías por culpa de su incredulidad acerca de la
concepción de su mujer en edad tan avanzada. Pues era menos creíble que
concibiese una virgen que una anciana.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
O también en medio de su turbación se apareció el ángel a José, para que
se manifestase la sabiduría de este justo, y que en esto mismo encontrase una
demostración de lo que se le anunciaba, pues al oír de boca del ángel lo mismo
que él pensaba en su interior, era señal indudable de que era enviado de Dios
el que le hablaba, pues sólo Dios sabe los secretos del corazón. La narración
del evangelista no admite sospecha al decirnos que José sufrió lo que es
natural que sufra un esposo. Tampoco pudo ser sospechosa la Virgen, dado que su
esposo, a pesar de sus celos, la tomó bajo su custodia y continuó en su
compañía después de haber concebido. Y si la Virgen no reveló a José lo que el
ángel le había anunciado, fue porque no pensaba que su esposo le creyese,
principalmente después de haber entrado en sospecha. Y el ángel anunció el
misterio a la Virgen antes de concebir, para que no estuviese en continua
ansiedad, diciéndoselo después, pues era muy conveniente que se hallase libre
de toda turbación aquella Madre que iba a recibir en su seno al Creador de
todas las cosas. El ángel no sólo defiende a la Virgen de toda cohabitación
carnal, sino que le hace ver a José que su Esposa ha concebido por obra
sobrenatural. Con lo cual, además de hacerle deponer todo temor, le infunde
alegría diciéndole: "Porque lo que en ella ha nacido es del Espíritu
Santo".
La glosa
Una cosa es nacer en ella y otra nacer de ella. Nacer de ella es venir a
la vida; nacer en ella es lo mismo que ser concebido. O tal vez el ángel dijera
"ha nacido", por la presciencia que tiene recibida de Dios, para
quien lo futuro es como pasado.
Ambrosiaster, quaestiones Novi et Veteri Testamenti, q. 52
Pero si Cristo nació del Espíritu Santo, ¿por qué se dice en los Proverbios:
"La sabiduría edificó casa para sí" ( Prov 9,1)? Esta pregunta puede
admitir dos respuestas. Primeramente, la casa de Cristo es la Iglesia que
edificó con su sangre. También del cuerpo de Cristo se puede decir que es su
casa, como se dice que es su templo. La obra del Espíritu Santo es la obra del
Hijo de Dios por la unidad de naturaleza y de voluntad. Bien obre el Padre, el
Hijo o el Espíritu Santo, la Trinidad es la que obra, y cualquier cosa que uno
u otro de los tres hicieren, es obra de un solo Dios.
San Agustín, enchiridion, 38
¿Y por eso hemos de decir que el Espíritu Santo es padre del hombre
Cristo, de manera que Dios Padre haya engendrado al Verbo y el Espíritu Santo
al hombre? Este es un absurdo que ningún oído cristiano podría tolerar. ¿Cómo
entonces decimos de Cristo "nacido del Espíritu Santo", si el
Espíritu Santo no lo ha engendrado? ¿Es acaso porque le ha creado? En cuanto
hombre, ha sido hecho, pues el apóstol dice: "Hecho del linaje de David
según la carne" ( Rom 1,3). Pero no porque Dios hizo este mundo puede
decirse que el mundo es hijo de Dios, ni nacido de Dios, sino hecho, creado,
fabricado. Entonces, si confesamos que ha nacido del Espíritu Santo y de la
Virgen María, ¿cómo no es Hijo del Espíritu Santo y sí de la Virgen María?
Porque nadie puede conceder que todo lo que nace de otra cosa deba llamarse hijo
de ésta. Prescindiendo de que de diversa manera nace del hombre su hijo, que el
cabello, el piojo o la lombriz -ninguno de los cuales puede llamarse hijo -,
los hombres que nacen del agua y del espíritu nadie los llamará con propiedad
hijos del agua, sino de Dios Padre y de la Iglesia Madre. Así, pues, nació del
Espíritu Santo y es Hijo de Dios Padre, pero no del Espíritu Santo.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Como lo que el ángel había dicho a José era palabra maravillosa que
sobrepasa todo pensamiento humano y está por encima de las leyes físicas, ¿cómo
lo creerá un hombre que nada haya oído de estas cosas? Demuestra entonces la
verdad de sus palabras por la revelación de lo que a él le había pasado, pues
para ello le reveló el ángel cuanto había experimentado en sí: lo que había
sufrido, lo que había temido y lo que se inclinó a hacer. Y no sólo lo pasado,
sino también lo futuro. "Y parirá un hijo y llamarás su nombre
Jesús".
La glosa
Y para que José no creyese que ya era innecesario el matrimonio por
haberse verificado la concepción por obra del Espíritu Santo, sin cooperación
suya, el ángel le manifiesta que aunque no fue necesario para la concepción y
la Virgen permanece intacta, sin embargo todo lo que se dice del padre sin
atentar contra la virginidad le es entregado. No es ajeno al servicio de esta
divina economía para la protección y cuidado, porque María dará a luz un hijo.
Entonces la Madre y el Hijo necesitarán de él: la Madre para que la defienda de
toda difamación, y el Hijo para criarlo y para circuncidarlo, como da a
entender cuando dice: "Y llamarás su nombre Jesús", porque en la
circuncisión solía darse el nombre al circuncidado.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
No dice: " Te parirá un hijo", como le había dicho a Zacarías:
"Y tu mujer Isabel te parirá un hijo" ( Lc 1,13). Porque la mujer que
concibe de varón, da a luz un hijo a su marido, porque más es de éste que de
ella; mas la que no había concebido de varón, no da a luz un hijo al marido,
sino a sí solamente.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
O tal vez lo dijo indeterminadamente para manifestar que lo dio a luz
para todo el orbe.
Rábano
Dice: "Llamarás su nombre", y no "pondrás", porque
el nombre estaba ya puesto desde la eternidad.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Le explica luego lo admirable de este nacimiento, porque Dios es quien
envía desde el cielo, por ministerio de un ángel, el nombre que había de ponerse
al niño. Y éste no es un nombre cualquiera, sino un nombre tesoro de bienes
infinitos. Y así lo interpreta el ángel y funda en él las mejores esperanzas,
induciéndole con esto a la fe de lo que le decía, pues para creer otras cosas
solemos ser más dóciles.
San Jerónimo
Jesús en hebreo significa Salvador. Luego da a entender la etimología
del nombre, cuando dice: "Porque él salvará a su pueblo de los pecados de
ellos".
Remigio
Nos lo presenta como el Salvador de todo el mundo y el autor de nuestra
salvación. Pero salva no a los incrédulos, sino a su pueblo, es decir a los que
creen en él. Y los salva no tanto de los enemigos visibles, como principalmente
de los invisibles, es decir de los pecados. Y los salva no peleando con las
armas, sino perdonándolos.
Severiano
Vengan ahora y oigan los que preguntan quién es el que María ha
engendrado. "Porque El salvará a su pueblo de los pecados de ellos".
No salvará al pueblo de otro: ¿y de qué los salvará? De los pecados de ellos.
Si no crees a los cristianos que profesan que Dios perdona los pecados, cree a
los infieles y judíos que dicen: "Nadie puede perdonar los pecados sino
sólo Dios" ( Lc 5,1).
Remigio
Fue costumbre del evangelista comprobar sus asertos con testimonios del
Antiguo Testamento. Además para que los judíos que habían creído en Cristo
reconociesen haberse cumplido las predicciones hechas en la antigua ley en la
gracia del Evangelio añade: "Mas todo esto fue hecho". Se podría, no
obstante, preguntar sobre este lugar, por qué dice "todo esto fue
hecho", si antes no nos ha referido más que la concepción. Lo dice para
enseñarnos que todo esto se verificó en la presencia de Dios antes que se
realizase en el tiempo entre los hombres. O también, como narrador de cosas
pasadas, nos dice que todo esto fue hecho, porque ya todo se había verificado
cuando él lo escribió.
Rábano
O dice que fue hecho todo esto, es decir, que la Virgen se desposaría,
que se mantendría perfectamente casta, que se hallaría fecunda, que el ángel lo
revelaría, para que la predicción se cumpliese. Pues mal podría cumplirse que
la Virgen concibiera y diese a luz de no estar antes desposada, para que no la
apedreasen, y sin que el ángel descubriese el secreto, para que José la
recibiese, puesto que repudiada, se diría haberlo sido por infamia y moriría
apedreada. Si antes del parto moría, quedaría sin cumplimiento la profecía que
dice: "Parirá un hijo".
La glosa
O puede decirse que la conjunción ut no se ponía aquí como causal 9,
en el sentido de que la profecía se cumplió porque la predicción estaba hecha,
sino que se cumplía como ilativa, en el sentido que la vemos usada en el
Génesis: "Colgó al otro en una horca, de manera que se acreditó la verdad
del intérprete" ( Gén 40,22).
Y así debe entenderse en este caso: que verificado esto que estaba
predicho, la profecía se cumplió.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 5
O que el ángel contempló la profundidad de la misericordia divina,
traspasadas las leyes de la naturaleza, y contempló a Aquel que era superior a
todos, haber descendido hasta el hombre, que era inferior a todos. Y muestra
este prodigio en una sola expresión: "Mas todo esto fue hecho", como
si dijera: "No creas que todo esto es del agrado de Dios ahora
solamente", hace tiempo que está de antemano ordenado. Y con mucha razón,
el ángel aduce la profecía no a la Virgen y sí a José, como a hombre que
meditaba en los profetas, y versado en su lectura. Porque es de notar que
primero había llamado cónyuge a la Virgen, mientras que ahora la llama Virgen
con el profeta, para que oyesen esto mismo del profeta, porque hacía mucho
tiempo que estaba pensado. Por eso, en prueba de lo que estaba diciendo, aduce
las palabras de Isaías o más bien de Dios: porque no dice: "Para que se
cumpliese lo que habló Isaías", sino "lo que habló el Señor por
Isaías".
San Jerónimo, in Isaiam, 7
A las palabras aducidas del profeta, preceden estas otras: "El
mismo Señor os dará una señal". Esta señal debe ser cosa nueva y
admirable. Ahora bien, si -como pretenden los judíos-, quien ha de parir es una
muchacha, una jovencita, no una virgen, ¿qué señal puede llamarse tal suceso,
cuando el nombre de jovencita o muchacha no indica más que la edad y no
integridad? Cierto que la palabra virgen se expresa en hebreo por la de bethula,
y que no está consignada en la profecía, sino que se pone la de almah 10,
que las versiones -con excepción de los Setenta- han vertido por la de
"jovencita". Pero la voz almah entre los hebreos tiene dos
significaciones "jovencita" y "ocultada", luego la voz almah
no sólo expresa una muchacha o virgen cualquiera, sino una virgen escondida y retirada,
jamás expuesta a las miradas de los hombres, antes bien, guardada por sus
padres con el mayor cuidado. Además, la lengua fenicia, derivada del hebreo, da
con propiedad a la voz almah el significado de virgen, y nuestro idioma el de santa.
A pesar de que los hebreos emplean en su lengua vocablos de casi todas las
otras no recuerdo, por más que torturo mi memoria, haber leído jamás la palabra
almah para expresar una mujer casada, sino siempre la que es virgen. Y no
simplemente virgen, sino en los años de la adolescencia, porque también una
vieja puede ser virgen; una virgen en los años de la pubertad, no una muchacha
incapaz todavía de conocer varón.
San Jerónimo, in evangelium Matthaei
El evangelista dice: "Tendrá en su seno"; el profeta, como que
predice lo que ha de ser, escribió: "Recibirá". El evangelista, como
que refiere lo sucedido, no lo futuro, omitió el "recibirá" y puso
"tendrá"; porque el que ya tiene, mal podrá recibir. Pero dice:
"He aquí la Virgen concebirá y parirá hijo".
San León Magno, ad Flavianum, 28,2
Fue, sin duda, concebido del Espíritu Santo, dentro del útero de su
Madre Virgen, que lo dio a luz, salvando su virginidad, igual como concibió sin
detrimento de ésta.
San Agustín, in sermonibus de Nativitate
El que con sólo su tacto podía volver a su primera integridad los
miembros de los cuerpos en los otros, hechos pedazos, ¿con cuánta más razón al
nacer no conservaría inalterable en su Madre lo que en Ella encontró íntegro?
Su nacimiento, pues, aumentó más bien que disminuyó la integridad corporal, y
lejos de hacer desaparecer la virginidad, la agrandó más y más.
Teodoreto, homiliae 1 et 2 in concilio Ephesino
Pero, como dice Fotino, es un simple hombre el que ha nacido (sin ver en
su nacimiento el de Dios). Y al que salió del seno nos lo presenta como un
hombre cualquiera, y no unido a la divinidad, díganos ahora, cómo la humana
naturaleza nacida del seno virginal, ha conservado incorrupta la virginidad.
Nunca ha permanecido virgen la madre de ningún hombre. Pero como Dios Verbo
nació en carne, conservó la virginidad maternal mostrando en tal nacimiento que
El era el Verbo. Pues si al ser producido nuestro verbo, no daña la mente,
menos aún lastimó su virginidad el Verbo de Dios, al nacer por elección suya de
Mujer.
Sigue luego: "Y llamarán su nombre Emmanuel ".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 5
En realidad aquí se pone nombre a un hecho. Acostumbra la Escritura
poner por nombre los hechos mismos que se verifican. Así, al decir:
"Llamarán su nombre Emmanuel", es como si dijera: "Verán a Dios
entre los hombres". Por eso no dice "lo llamarás", sino "lo
llamarán", es decir, así lo llamarán las gentes y así lo confirmarán los
hechos.
Rábano
Primero, los ángeles entonando cánticos; segundo, los apóstoles
predicando; luego, los santos mártires; y por fin, todos los creyentes.
San Jerónimo, in Isaiam 7,14
Los Setenta, y los otros tres traductores, vertieron asimismo
"llamarás" por el "llamarán" que aquí está escrito y que no
está en el hebreo: pues el verbo qarathi, que todos han traducido
"llamarás", puede traducirse también "llamará"; es decir,
que la misma Virgen que concebirá y parirá al Cristo, lo llamará Emmanuel, o
Dios con nosotros.
Remigio
Habría que investigar quién ha explicado este nombre: si el profeta, el
evangelista o algún traductor. El profeta no lo explicó, y el santo evangelista
no tenía necesidad de explicarlo puesto que escribía en hebreo 11. Tal
vez porque este nombre era de oscuro sentido entre los hebreos merecía
explicación. Pero más creíble parece que lo explicara algún traductor para que
los latinos lo entendiesen, después de todo, por este nombre se designan las
dos naturalezas -divina y humana- en la unidad de persona de Nuestro Señor
Jesucristo. Esto es, que el engendrado por Dios Padre antes de todos los siglos
de una manera inefable, ése mismo se hizo en la plenitud de los tiempos Emmanuel,
Dios con nosotros, de una Madre Virgen. Este nombre "Dios con
nosotros" puede significar que se hizo, como nosotros, pasible, mortal, en
todo semejante a nosotros, excepto en el pecado, o que unió a su naturaleza
divina en unidad de persona nuestra frágil naturaleza que se dignó asumir.
San Jerónimo, in Isaiam 7,14
Mas, es de saber que los hebreos pretenden que esta profecía concierne a
Ezequías hijo de Akaz, porque en su reinado fue tomada Samaria. Afirmación que
no pueden probar de modo alguno, porque Akaz, hijo de Joatam reinó sobre Judá y
Jerusalén dieciséis años, a quien sucedió en el reino de su hijo Ezequías, a
los veintitrés años de edad, y reinó sobre Judá y Jerusalén veintinueve años.
¿Cómo, pues, la profecía hecha a Akaz en el primer año de su reinado podía
referirse a la concepción y nacimiento de Ezequías, siendo así que éste tenía
ya nueve años cuando empezó a reinar su padre Akaz? A menos que digan que el
sexto año del reinado de Ezequías, en el que Samaria fue tomada, se llama la
infancia de éste, pero no infancia de edad, sino de mando, interpretación
forzada y violenta a todas luces. Un judaizante de los nuestros sostiene que el
profeta Isaías tuvo dos hijos: Jasub y Emmanuel; y que el Emmanuel nació de su
mujer la profetisa como figura del Señor y Salvador; pero esto es pura fábula.
Pedro Alfonso, in dialogo contra Iudaeos
Pues no se sabe que ningún hombre de aquel tiempo se haya llamado Emmanuel.
Mas objeta el hebreo: ¿Cómo puede sostenerse que esto se haya dicho por Cristo
y María, habiendo mediado desde Akaz hasta María tantos centenares de años?
Aunque el profeta habla a Akaz, la profecía no se dijo para él sólo ni para su
época, pues dice: "Oíd, casa de David" y no "Oye tú Akaz".
Además, "El mismo Señor os dará una señal" añade el profeta, como si
dijera "el Señor y no otro"; de lo que cualquiera puede inferir que
el Señor mismo, en persona, había de ser la señal. Y al decir en plural a
vosotros y no a ti, en singular, se deduce que no precisamente por Akaz, o sólo
a Akaz se dijo el contenido de la profecía.
San Jerónimo, in Isaiam 7,14
Debe, pues, entenderse lo que se dice a Akaz en este sentido: Casa de
David, este niño que nacerá de la Virgen, se llama ahora Emmanuel, porque los
sucesos mismos te demostrarán, una vez librada de dos reyes enemigos, que Dios
te tiene presente. Pero después será llamado Jesús, es decir, Salvador, porque
El salvará a todo el linaje humano. No te admires, por tanto, Casa de David, de
que la Virgen dé a luz a Dios, que tiene tan grande poder, que habiendo de
nacer después de mucho tiempo, te libra ahora sólo por haber sido invocado.
San Agustín, contra Faustum, 12,45 y 13,7
¿Quién, por loco que se le suponga, diría con los maniqueos que es
propio de una fe débil no creer en Cristo sin algún testimonio, cuando el
apóstol dice: "¿Cómo creerán a aquél que no oyeron? ¿Y cómo oirán sin
predicador?" ( Rom 10,14). Mas para que no se despreciase ni se tuviese
por fábula lo que anunciaban los apóstoles, se ha hecho ver que lo sucedido
estaba ya vaticinado por los profetas. Porque aunque los milagros atestiguaban
la verdad de sus anuncios, no hubiera faltado quien atribuyese a poderes
mágicos los milagros mismos, de no salir al encuentro el testimonio profético,
convenciendo a su vez a los que así pensaran. Porque no creo que haya nadie que
avance hasta la afirmación de que El se dio a sí mismo profetas que le
anunciasen mucho antes de nacer. Si dijéramos además a un gentil: Cree en
Cristo porque es Dios, y respondiera: ¿Por qué lo he de creer? E invocando la
autoridad de los profetas, nos dijera que no lo admite, le demostraríamos que
la fe en los profetas está justificada por la evidencia que tenemos de haber
sucedido todo lo que ellos predijeron. Creo que se rendiría al hecho evidente
del triunfo de la religión cristiana sobre las naciones y los reyes de la
tierra, después de haber sufrido tantas persecuciones, todo lo cual habían
desde mucho antes anunciado los profetas. Y oyendo las profecías y viendo que
se han realizado en todas partes, le movería a creer tantos testimonios.
La glosa
El error de éstos queda fuera de lugar con lo que dice el evangelista:
"Para que se cumpliese lo que habló el Señor por el profeta". Hay
varias clases de profecías. Una es por predeterminación de Dios. Su
cumplimiento se verifica necesariamente, sin mezclarse en nada para ello
nuestro libre albedrío, como la profecía de que hablamos, y por eso dice:
"He aquí" para demostrar la certeza de la profecía. Otra es por la
presciencia de Dios, en cuya realización toma parte nuestro albedrío, y con la
cooperación de la gracia alcanzamos el premio, o abandonados por ella, a causa
de nuestra culpa, nos hacemos reos del tormento. Y hay otra profecía, que no es
de presciencia precisamente, sino cierta amenaza formulada al modo humano, como
la del profeta Jonás "Dentro de cuarenta días Nínive será destruida"
( Jon 3,4); es decir, si los ninivitas no se enmiendan.
Remigio
Por la puerta misma que entró la muerte, ha vuelto la vida. Por la
desobediencia de Adán nos perdimos todos, por la obediencia de José empezamos a
volver a nuestro estado primigenio. Por eso se nos recomienda la gran virtud de
la obediencia por estas palabras: "Y despertando José del sueño, hizo como
el Angel del Señor le había mandado".
La glosa
No sólo hizo lo que le mandó el ángel, sino también como se lo mandó.
Así también todo el que se sienta movido por Dios, sacuda toda pereza,
despierte y haga lo que se le manda.
"Y recibió a su mujer"
Notas
1. El proceso del
matrimonio judío tenía varias ceremonias. Una era el desposorio, que formando
parte del matrimonio legal, era como el principio del mismo. El proceso
matrimonial culminaba legalmente con el traslado de la desposada a la casa del
esposo. Para esto podía pasar un espacio de meses o incluso años.
2. Los estudios de
hoy consideran que la ceremonia del matrimonio consistía en el cambio de casa
por parte de la novia a la de su desposado, o a la casa del padre de éste.
(Daniel J. Harrington, S.J.)
"Finalmente se celebraba el matrimonio... tenía lugar la entrada de la esposa en la casa del marido; la cual solía hacerse con gran solemnidad y consistía en el cortejo nupcial y el banquete nupcial. El esposo adornada su cabeza de una guirnalda y acompañado de sus amigos, iba a buscar a la esposa... y la conducía a su propia casa... Entonces se celebraba el banquete nupcial" (José J. Reboli, S.J.).
"Finalmente se celebraba el matrimonio... tenía lugar la entrada de la esposa en la casa del marido; la cual solía hacerse con gran solemnidad y consistía en el cortejo nupcial y el banquete nupcial. El esposo adornada su cabeza de una guirnalda y acompañado de sus amigos, iba a buscar a la esposa... y la conducía a su propia casa... Entonces se celebraba el banquete nupcial" (José J. Reboli, S.J.).
3. Alusión a lectura
variante de Jn 1,13. Diversos testigos muy antiguos leen el pasaje en singular:
oV... egennhqh: " El, que no nació, ni de la sangre ni de la carne, sino
de Dios" (trad. La Santa Biblia, dir. Evaristo Martín Nieto.)
5. El Padre continúa
bajo la suposición de que María ya se ha mudado de casa. "Cuando se lee Mt
1, 18-25, hemos de considerar que la ceremonia de desposorio entre José y María
ya se había realizado y que ellos esperaban la ceremonia matrimonial. María
permanece en casa de sus padres y José visita la residencia de tiempo en
tiempo". (Daniel J. Harrington, S.J.).
Notas
7. dikaioV en griego tiene el sentido de persona observante de la ley:
" dikaioV es usado para designar a una persona de perfecta rectitud, a
quien cumple la voluntad de Dios" (Ceslas Spicq, O.P.)
8. Santo Tomás elige presentar testimonios de diversas interpretaciones
sobre el acontecimiento. Las posiciones se suelen resumir en tres: a) José
tiene dudas sobre la fidelidad de su desposada, y siendo un hombre justo no
quiere encubrir su falta; b) José sospecha de una intervención divina, y queda
confundido entre "el asombro y la maravilla" (Suárez), quedándole
clara la inocencia de María, (S. Jerónimo); c) José sabía que María había
concebido por intervención divina y no humana. (Eusebio.) "José sabía que
la preñez de María venía de Dios". (Basilio.) "José descubrió la
preñez y su causa, que era por obra del Espíritu Santo". (Efrén.) "José
comprendió que aquella era una maravillosa obra de Dios". (Eusebio.):
"Pensó en separarse de ella en secreto para no cometer el pecado de ser
llamado padre del Mesías. Temía vivir con ella pues eso podría deshonrar el
nombre del Hijo de la Virgen. Por ello es que el ángel le dijo 'No temas llevar
a María a tu casa'". Pablo, el diácono, en su Homiliarum atribuye a
Orígenes una posición semejante. Actualmente, Ignace de la Potterie dice que la
actitud de José no "ha de entenderse, ciertamente, si José se pregunta si
María es culpable o no. Se trata más bien de una 'duda', de una indecisión
acerca de lo que él debe hacer. ¿Cómo ha de comportarse él, el esposo de María,
en la situación excepcional en que se encuentra su mujer?". Contando con
argumentos lingüísticos y exegéticos propone leer: "José, su esposo, como
fuese un hombre justo y no quisiese revelar (su misterio), resolvió separarse
de ella secretamente "; en María en el misterio de la Alianza (BAC 1993).
9. En la Vulgata Latina se lee: "21 pariet autem filium et vocabis
nomen eius Iesum ipse enim salvum faciet populum suum a peccatis eorum 22 hoc
autem totum factum est ut adimpleretur id quod dictum est a Domino per
prophetam dicentem 23 ecce virgo in utero habebit et pariet filium et vocabunt
nomen eius Emmanuhel quod est interpretatum Nobiscum Deus".
10. La palabra ' almah' es un sustantivo que aparece en la versión en
hebreo del pasaje de Isaías. Aparece en otros 8 lugares. Se suele traducir como
jovencita o doncella. (Vines,Unger, White). Sin embargo en el Cantar 6,8
algunos traducen ' almah' en el sentido de virgen. 'Almah' se suele usar para
designar a una doncella no casada. En la venerable versión del Antiguo Testamento
en griego, los LXX, se dice parthénos ( parqenoV) , esto es, explícitamente
virgen. (Kittel V, 826ss.) Aun cuando la palabra puede tener también una
variedad de sentidos en el griego, como joven, por ejemplo en Gen 34,3. Los
autores de las Escrituras canónicas neotestamentarias suelen citar según la
autoridad de los LXX, más que según la versión hebrea. El p. Benoit (en ¿ Está
inspirada la versión de los Setenta?) destaca la evolución teológica que se
percibe en la versión de los LXX de la que cita San Mateo el pasaje de Isaías,
y se pregunta "¿es legítimo preguntarnos si ese progreso en materia
dogmática ha podido realizarse sin una intervención especial del Espíritu
Santo?" El profeta Isaías, e incluso la misma versión de los LXX, emplean
unas palabras que sólo la posterior evolución de la revelación divina,
especialmente recogida en el Evangelio según San Mateo, para explicar el
"maravilloso acontecimiento" del nacimiento virginal, da un pleno
sentido de profecía.
11. Alude Remigio de Reims a la tradición que a través de Papías de
Hierápolis nos viene desde los tiempos apostólicos de que San Mateo escribió en
lenguaje de los hebreos. "Como Mateo era judío y se hallaba en Judea, lo
escribió en hebreo, o en lengua que era común en aquel tiempo en Palestina,
mezclada de siríaco y caldeo, a instancias, se cree, de los judíos convertidos,
y unos seis años después de la muerte del Señor" (Biblia Americana San
Jerónimo, Introducción a San Mateo).
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