martes, 29 de septiembre de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 181

 

Martes de la 26ª semana

ADHESIÓN A CRISTO

Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14, 6).

 

I. El camino es el mismo Cristo, porque por medio de él tenemos acceso al Padre. Pero como este camino no está distante del término, sino unido a él, añade: verdad y vida. Y así es al mismo tiempo camino y término; camino por su humanidad; término, por su divinidad. Por eso dice en cuanto hombre: Yo soy camino; y en cuanto Dios añade: Verdad y vida. Estas dos cosas designan convenientemente el término de esta vida. Porque el término de este camino es el fin del deseo humano; ahora bien, el hombre desea dos cosas principalmente: conocer la verdad y continuar siendo lo que es. Y Cristo es el camino para conocer la verdad, porque él mismo es la verdad. Es también camino para llegar a la vida, porque él es la vida.

 

II. De este modo Cristo se designó a sí mismo como camino unido al término, pues él es terminó que contiene en sí todo lo que se puede desear, a saber: la verdad y la vida. Si buscas, por lo tanto, por dónde pasar, recibe a Cristo, pues él es el camino. Éste es el camino, andad en él (Is 30,21). Y San Agustín dice: "Anda por el hombre, y llegarás a Dios." Porque es mejor cojear en el camino, que correr fuera del camino:: El que cojea en el camino, aun cuando adelante poco, se acerca al término; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre tanto más se aleja del término.

 

Si buscas, por consiguiente, adónde ir, adhiérete a Cristo, pues él es la verdad, a la que deseamos llegar.

 

Si buscas donde permanecer, únete a Cristo, porque él es la vida: Quien me hallare, hallará la vida, y sacará salud del Señor (Prov 8, 35).

 

III. Allí hay seguridad. Si quieres estar seguro, adhiérete a Cristo; no podrás desviarte, porque él es el camino. De ahí que quienes se adhieren a Cristo no andan fuera de camino, sino por el camino recto. Por otra parte, no puede ser engañado, porque él es la verdad, y enseña toda verdad. No puede, además, ser turbado, porque él es vida y la fuente de la vida. Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia (Jn 10, 10). Porque, como asegura San Agustín1, dice el Señor: Yo soy el camino, la verdad y la vida, como si dijese: ¿Por dónde quieres ir? Yo soy el camino. ¿Adónde quieres ir? Yo soy la verdad. ¿Dónde quieres permanecer? Yo soy la vida." Pues, según dice San Hilario2, el que es camino no conduce a lugares extraviados, ni engaña con el error el que es la verdad, ni lleva a la muerte el que es vida.

 

O de otro modo, tres cosas hay en el hombre que pertenecen a la santidad, a saber: la acción, la contemplación y la intención; y estas tres cosas se perfeccionan por Cristo. Porque es camino para los que ejercitan la vida activa; Cristo es verdad para los que perseveran en la contemplación; y dirige la intención de los activos y contemplativos hacia la vida eterna. Así, pues, el Señor es, para nosotros, camino por el cual vamos hacia él, y por él al Padre.

(In Joan., XIV)

Notas:

1 De verbis Domini, serm., 54.

2 De Trinitate, 7.

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