Miércoles de la 24ª semana
GOZO ESPIRITUAL
Gozaos siempre en el
Señor; otra vez digo, gozaos. Vuestra modestia sea manifiesta a todos los
hombres. El Señor está cerca (Filip 4, 4-5).
I. Es necesario a
quien desea progresar en la virtud tener el gozo espiritual: El corazón alegre
hace la edad florida (Prov 17, 22). El Apóstol señala aquí cuatro condiciones
del verdadero gozo: 81 Serm. 15 de Verb. Apost.
1º) Debe ser recto, y
posee esta cualidad cuando el motivo del gozo es el bien propio del hombre, que
no es una cosa creada, sino Dios: A mí bueno me es apegarme a Dios (Sal 72,
28). Es recto cuando es en el Señor, y por eso dice: en el Señor.
2º) Continuo. Por eso
dice: siempre. Eso tiene lugar cuando no es interrumpido por el pecado, pues
entonces es continuo. Algunas veces es interrumpido por la tristeza temporal,
lo cual es señal de la imperfección del gozo. Pues cuando la alegría es
perfecta, es sin interrupción, porque no se preocupa de si dura poco. Por eso
agrega: siempre.
3º) Múltiple; pues si gozas de Dios, debes alegrarte de su Encarnación. Por eso dice el Evangelio: Os anuncio un grande gozo, que será a todo el pueblo: que hoy os ha nacido el Salvador (Lc 2, 10-11). También debes alegrarte de la acción y de la contemplación: Ni su conversación tiene amargura (Sab 8, 16). Por otra parte, si te alegras del bien propio, debes igualmente alegrarte del bien de los demás. Si del bien presente, también del futuro. Por eso se dice: otra.
4º) Debe ser moderado,
es decir, que no se derrame en los deleites como hace el gozo mundano: Vuestra
modestia sea manifiesta a todos (Filip 4, 5); lo cual equivale a: "Sea tan
moderado vuestro gozo que no llegue a la disipación." El que es apacible
vive con moderación (Prov 12, 11). Y dice: sea manifiesta a todos, como
queriendo decir: Sea vuestra vida tan moderada en las cosas exteriores, que no
ofenda la mirada de nadie, pues dañaría a vuestra vida.
II. Cuando dice: el
Señor está cerca, indica la causa del gozo. El hombre se alegra de la
proximidad del amigo. El Señor está efectivamente cerca con la presencia de su
majestad, como dicen los Hechos de los Apóstoles: No está lejos de cada uno de
nosotros (Hechos 17, 27). También, está cerca por la proximidad de la carne,
según dice el Apóstol: Vosotros que en otro tiempo estabais lejos, os habéis
acercado por la sangre de Jesucristo. También lo está por la gracia que hay en
nosotros: Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros (Stgo. 4, 8). Está cerca
por su clemencia en escucharnos: Cerca está el Señor de todos los que le
invocan (Sal 144, 18). Por último, está cerca para recompensar: Cerca está ya
su tiempo, y sus días no se alargarán (Is 14, 1).
(In Phihp., IV)
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