Catecismo 6 – 7. PRÓLOGO
Transmitir la fe: La catequesis II
Mons. JOSE IGNACIO MUNILLA
II. Transmitir la fe: la
catequesis
6 Sin confundirse con ellos, la
catequesis se articula dentro de un cierto número de elementos de la misión
pastoral de la Iglesia, que tienen un aspecto catequético, que preparan para la
catequesis o que derivan de ella, como son: primer anuncio del Evangelio o
predicación misionera para suscitar la fe; búsqueda de razones para creer;
experiencia de vida cristiana: celebración de los sacramentos; integración en
la comunidad eclesial; testimonio apostólico y misionero (cf. CT 18).
7 "La catequesis está unida
íntimamente a toda la vida de la Iglesia. No sólo la extensión geográfica y el
aumento numérico de la Iglesia, sino también y, más aún, su crecimiento
interior, su correspondencia con el designio de Dios dependen esencialmente de
ella" (CT 13).
Punto 6.
Estamos
explicando la transmisión de la fe, la catequesis. El punto 6 señala:
“Sin confundirse con ellos, la catequesis se articula dentro de
un cierto número de elementos de la misión pastoral de la Iglesia que tienen un
aspecto catequético, que preparan para la catequesis o que derivan de ella”.
Es decir, vamos a hablar de elementos de pastoral de la Iglesia
que se relacionan con la catequesis. La catequesis no es algo que esté
desconectado del resto de la vida de la Iglesia, sino que tiene estrecha
relación, es decir, que tiene fronteras, digamos que es vecina por ejemplo del
tema de “dar razón de nuestra fe” “de la predicación”. Se interrelaciona. Vamos
a ver cuáles son los elementos con los que se relaciona la catequesis en el
resto de la vida de la Iglesia.
“En primer lugar, el
primer anuncio del evangelio del Evangelio o la predicación misionera para
suscitar la fe”.
No es lo mismo que la catequesis, pero está relacionado con
ella. El primer anuncio que hace la Iglesia, cuando a alguien que no es
cristiano le proclama el Evangelio de Jesucristo para su conversión, a esto se
le llama Kerigma, que viene a significar la predicación de lo esencial, cuando
alguien no conoce para nada o muy lejanamente, o conoce algo, pero no conoce.
Es más difícil a veces predicar a los que fueron cristianos y
dejaron de serlo y se creen que lo saben todo que a quien oye por primera vez
en su vida hablar de Jesucristo, porque no hay peor cosa que uno piense que ya
se lo que me van a decir y no me van a decir nada nuevo, porque su disposición
ya es de rebote, no cree en la novedad de lo que le van a transmitir. Por eso
la primera predicación de la Iglesia debe de recibirse con plena novedad, esto
que me dicen es absolutamente nuevo y es así, es cierto.
¿Cuál debe ser ese mensaje primero, kerigmático, cuando la
Iglesia se dirige a alguien que no es cristiano? Ese kerigma básicamente es lo
esencial: “Dios envió al mundo a su Hijo por nuestra salvación, Cristo entregó
su vida por el perdón de nuestros pecados, murió y resucitó por nuestra
salvación y nos pide la conversión, para poder participar de esa salvación nos
pide la conversión.” He aquí el kerigma, que se puede decir de distintas
maneras, pero esta es la esencia. La columna vertebral de la predicación
primera de la Iglesia es ésta. Dios envió su Hijo al mundo por nuestra
salvación, Cristo entregó su vida por el perdón de nuestros pecados, murió y
resucitó por nuestra salvación y nos pide la conversión para participar de la
vida en el cielo. Esta es la esencia.
Por ejemplo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, con
frecuencia se ve como hay unos discursos en los que los apóstoles se dirigen por
primera vez (Hch. 3, 11…)
Pedro dirigió la palabra a la gente “Israelitas, ¿por qué
nos miráis como si hubiésemos hecho andar a este con nuestro propio poder? El
Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a
Jesucristo, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato
cuando había decidido soltarlo. Vosotros renegasteis del santo y del justo, y
pedisteis al indulto de un asesino, matasteis al autor de la vida pero Dios lo
resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigo de ello. Por la fe en su
nombre, este que veis aquí y que conocéis ha recobrado el vigor por medio de su
nombre, la fe que viene por medio de él le ha restituido completamente la salud
a la vista de todos vosotros. Ahora bien hermanos, sé que lo hicisteis por
ignorancia al igual que vuestras autoridades pero Dios cumplió de esta manera
lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer por
nosotros. Por lo tanto, arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados,
para que vengan tiempos de consuelo de parte de Dios y envié a Jesús, el
Mesías, que se os está destinado.”
Pedro está predicando por primera vez a los judíos que habían
llevado a la cruz a Jesucristo y les dice esto, lo hicisteis por ignorancia, no
os dabais cuenta, pero Jesús entregó su vida por vuestra salvación, abriros a
la conversión. Esto no es lo mismo que la catequesis, porque es el primer
anuncio, pero tiene una conexión estrecha con la catequesis. Después de haber
recibido un primer anuncio y haber quedado tocado en su corazón, si se pide un
saber más de lo que ha escuchado entonces se le ofrece la catequesis. Antes de
la catequesis hay un primer anuncio. Nadie pide una catequesis si primero no ha
tenido un anuncio que le ha tocado el corazón y le ha llevado a tener el deseo
de conocer que es el cristianismo. Por tanto, es un primer aspecto de la vida
pastoral relacionado con la catequesis.
El segundo elemento, “Búsqueda de razones para creer”.
Digamos que nosotros tenemos dos instrumentos principales para
poder llevar a Dios, como un pájaro que tiene dos alas, o una persona que tiene
dos pulmones, pues el hombre tiene dos facultades: la de la razón y el don de
la fe. Podemos llegar a Dios utilizando la razón o también a través del don de
la fe, y los dos no son dos caminos que se excluyan, todo lo contrario, se
apoyan el uno al otro, igual que un pájaro utiliza las dos alas para poder
volar de una manera conjugada y armónica, así también nosotros hemos de
utilizar la fe y la razón, que es la fe que intenta entender, y se hace
preguntas, y a través de ellas Dios nos da capacidad para conocerle. Esto es lo
que, en el seno de la Iglesia, cuando se estudia Filosofía y Teología, hay una
asignatura que se llama Teodicea, que es lo que decimos de Dios, a través de
nuestra razón, ¿qué podemos conocer de Dios? Es la ejercitación de la razón
conducente a la fe.
Recuerdo que en mis tiempos de seminarista cuando estudié
Filosofía fue uno de mis grandes descubrimientos, me impresionó comprobar cómo
había una asignatura que se tomaba en serio qué tipos de argumentos podemos
utilizar para hablar de la existencia de Dios desde el punto de vista racional,
antes de apoyarnos en la fe, me impresionó porque entendí que tenemos una razón
que Dios nos la ha dado no solo para transformar el mundo sino también para
conocerle a Él.
El Concilio Vaticano I en una de las definiciones dogmáticas que
dio fue “El hombre tiene capacidad natural de conocer a Dios”. Dios nos ha
creado con capacidad racional de poderle conocer, de conocer su existencia, no
de poderle conocer íntimamente, pero sí tenemos una razón capaz de descubrir si
no deformas tu razón, tienes capacidad de deducir que Dios existe.
Hay un texto en la Carta de San Pablo a los Romanos 1, 19-21 que
afirma esto mismo:
“Porque lo que de Dios
puede conocerse les resulta manifiesto, pues Dios mismo se lo manifestó, pues
lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son perceptibles por la
inteligencia a partir de la creación del mundo a través de sus obras, de modo
que son inexcusables habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron
gracias, todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de modo que su
corazón insensato quedó envuelto en tinieblas”.
San Pablo dice que son inexcusables aquellos que no han
utilizado bien la razón para llegar a deducir la existencia de Dios. A través
de las criaturas hemos de concluir la existencia del creador. Es importante
también dar razones de nuestra fe, es decir, la catequesis no es exactamente
esto, pero tiene mucho que ver con esto, no es lo mismo catequesis que
teodicea, es verdad que la catequesis dependiendo a qué edades se dirija, es
decir, si se dirige a unas edades más adultas intenta dar más razonamientos de
nuestra fe.
San Pedro en una de sus cartas dice “Hemos de estar dispuestos a
dar razones de nuestra fe a quien nos las pida”. Hemos de tener una buena
formación para dar razón de su fe, no todos tenemos los mismos carismas y no
todos vamos a estudiar filosofía y teología, pero sí ha llegado el momento de
que tengamos una buena formación. A veces tocan a la puerta de nuestra casa de
alguna secta y nos dicen dos cosas y no tenemos la formación necesaria para
poderles rebatir, vivimos de las rentas y no hemos crecido en nuestra formación
personal. Por eso, la catequesis tiene un terreno fronterizo con la primera
predicación a los que no han conocido a Cristo, el kerigma, y también con la
teodicea, es decir, con el estudio de las razones que tenemos para la
existencia de Dios y con la utilización de la razón para dar explicaciones
sobre la fe, no es exactamente esto la catequesis pero tiene que tener bastante
de esto porque somos humanos y como humanos tenemos las dos alas, la fe y la
razón.
Continuamos la explicación del punto 6, el tercer elemento es:
“También tiene una
estrecha relación con la experiencia de vida cristiana, con la celebración de
los Sacramentos”.
Es obvio que la catequesis no puede consistir exclusivamente en
el aprendizaje de unos conceptos teóricos, sino que nos tiene que introducir en
una relación con Dios, el peligro de la catequesis es que se puede limitar a
hablar de Dios sin llegar a hablar con Dios, que es un error, el error del
camarero, va con la bandeja por la sala pero él no come, y ese peligro se puede
dar, como es el catequizado y le hablan de cosas pero sin acompañarles a
celebrarlas. Por eso los métodos catequéticos actuales suelen intercambiarse
con celebraciones. Catequesis del perdón y hacemos una celebración del perdón.
Por eso la catequesis va intercalada con la recepción de los sacramentos.
Uno dice, recibo la Primera Comunión y continúo haciendo
catequesis, recibo la confirmación y continúo… Ha de haber una correspondencia
entre aprendizaje y experiencia. Esto es importante, no es lo mismo, pero ha de
ir relacionado la catequesis con la experiencia. Hay un equilibrio entre
distintos aspectos de la vida cristiana que es muy importante guardarlos “Yo
soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por mí”. Esas tres
palabras nos hablan de un equilibrio, camino, verdad y vida. La verdad se
refiere al credo, a la enseñanza de las verdades de fe, Dios Creador, Dios que
envía a su Hijo…la verdad que nos anuncia el Evangelio. El camino ser refiere
principalmente a los mandamientos, a la moral, el camino para llegar a Dios,
cómo debe vivir el hombre para llegar a la vida eterna. La vida se refiere a
los sacramentos y a la oración que nos fortalecen y alimentan nuestra vida.
Credo, moral y sacramentos, los tres han de estar en equilibrio. Es como una
mesa que tiene tres patas, pues las tres han de ser de la misma medida porque
si no está coja o desnivelada, y la mesa ha de tener al menos tres patas.
Imaginamos una catequesis en la que se enfatizase mucho la
enseñanza de las verdades del credo, tendríamos un cristiano que sabe mucho del
Catecismo, de lo que piensa la Iglesia, de su magisterio, ha leído la
escritura, es capaz de hablar de las encíclicas del Papa, intelectualmente muy
bien preparado pero no dejaría ser un teórico abstracto, un hombre con la
teoría muy desarrollada pero no la vive, no tiene experiencia interior de ella,
no es coherente porque no está educado en el camino, en el seguimiento de
Jesús, se sabe la teoría pero no es coherente con su vida.
Imaginamos que la mesa tiene otra pata más alargada, por ejemplo,
alguien educado en conocer muy bien el camino, respetar las normas y
mandamientos, a quien se le ha enseñado el cristianismo bajo una perspectiva
moralista, hay que hacer esto, no tienes que comportarte así…pero se ha
enfatizado demasiado ese aspecto en detrimento de los otros dos, entonces es
alguien que tiene una educación muy moralista, por hábito y por tradición
mantiene unos hábitos, pero le falta conocer a Jesucristo, la gracia, que sin
la gracia de Cristo no va a poder ser fiel al cumplimiento de los mandamientos,
va a tener riesgo de voluntarismo, de pensar que la voluntad humana lo puede
todo, y eso es falso, y además no tiene experiencia interior del amor de
Cristo.
Imaginamos que la mesa tiene la tercera pata crecida, alguien
que entre esa triada de camino, verdad y vida, ha cultivado mucho la vida, la
experiencia, muchas experiencias de oración, que ha subrayado mucho el sentir
interiormente experiencias, el experiencialismo, pero sin conocer la doctrina y
sin seguir los mandamientos, sino buscando más bien un bienestar por las
experiencias interiores, esto es muy típico de la Nueva Era, buscar un
experiencialismo que a uno le viene bien, como técnicas de relajación, y eso no
es ser cristiano. Ser cristiano es un equilibrio entre camino, verdad y vida.
Conocimiento de la doctrina cristiana, coherencia en el seguimiento de los
mandamientos y experiencia interior en los sacramentos y la oración, supone un
equilibrio, y la mesa ha de tener las tres patas de la misma dimensión.
El Catecismo viene a decir que es importante y necesario que la
catequesis también tenga ese aspecto de experiencia de celebración de los
sacramentos, y según aprendo voy gustando interiormente, no solo aprendemos
para llenar la cabeza de conocimientos sino también para experimentar y tener
conocimiento interno del amor que Cristo nos tiene.
El siguiente elemento que se relaciona con la catequesis es “Integración en la
comunidad eclesial”.
Uno no recibe la
catequesis de un libro, es la Iglesia la que catequiza. El ser catequizado no
es un acto individual. Incluso recibimos esta catequesis por radio, pero es la
Iglesia la que te está catequizando, no una radio, no un libro, no es al margen
de la integración en la Iglesia. Igual alguien dice “Yo voy a la Iglesia y no
me ayuda, prefiero un libro o la radio”, no es correcto, si alguno piensa que
los demás le estorban para llegar a Dios y uno prefiere quedarse solo y tener
una vía directa, que los demás estorban, se está equivocando. Dios nos
catequiza a través de la Iglesia y la Iglesia es Madre. Es muy importante la
integración en mi comunidad cristiana.
Por el hecho de que
nosotros no hemos recibido la Biblia ni el Catecismo como un libro separado de
la Iglesia, no, es la Iglesia la que ha escrito la Escritura, es la Iglesia la
que te enseña a leerlo y a interpretarlo. La Palabra de Dios se encarna en la
Iglesia. No hay una Palabra desencarnada de la Iglesia, sin embargo, vemos culturalmente
como hay un sentido individualista muy grande. Hay personas que les cuesta
esto, a veces he recibido cartas que me han emocionado de oyentes que se han
encontrado con el programa sin que sean practicantes, sin que participen de una
comunidad parroquial, a veces te emociona ver que Dios ha llegado a través de
un instrumento a ellos, y en la contestación yo siempre les digo que falta algo
muy importante, pues Radio María les habla de Dios, pero ahora han de dar el
paso de hablar con Él. Ahora hay que ir a la Iglesia y sentirse miembro de ella
y experimentarla. ¿Se puede recibir la gracia de Dios en su integridad a través
de los medios tecnológicos? No, ¿Y el perdón de los pecados a través de
Internet? No. Se puede recibir una catequesis, pero es necesario la comunidad
parroquial.
Por eso, a estos
oyentes los animo a que compaginen esta enseñanza con la experiencia de la
recepción de los sacramentos y de la oración. Es como si Jesús se pusiese a los
pies de Pedro y Pedro le dijera “No, a mí no”, y Jesús le dice “Deja que te
limpie los pies, si no, no tienes parte conmigo”. Esta es la conversación que
puede tener Jesús con alguno de nosotros que se resiste a ser limpiado por los
sacramentos. Por tanto, tenemos que integrarnos en la comunidad, el hecho de
que recibamos la catequesis en la parroquia o que a mí me pida ser catequista
de los demás, el hecho de ser servidor y limpiar también los pies a los demás
hace que tenga una estrecha relación la catequesis con la vida de la Iglesia.
Continuamos explicando
el punto sexto. El último elemento es “La catequesis tiene
una estrecha relación con el testimonio apostólico y misionero, con el
testimonio de la vida de la Iglesia”.
La catequesis no solo
es proponer unos contenidos sino también proponer testimonios de vidas
concretas, no es lo mismo, pero tiene relación. Dios se las arregla para poner
santos en el camino de los que no lo somos. La Iglesia nos muestra caminos de
santos que nos estimulan, para que veamos que eso que estudiamos en la
catequesis hay personas con nombre y apellidos que lo han llevado a la
práctica, lo han encarnado, de una manera maravillosa. El rostro de Cristo
tiene la virtud de seducirnos a través de otros rostros de personas que están
cerca de nosotros, uno dice “Este es un hombre de Dios, una mujer de Dios y yo
veo que el rostro de Cristo me brilla a mí a través de esta persona” Es como
una irradiación de los santos. Cuando un hombre ama a Jesús y es santo es como
Moisés que cuando bajaba del monte Sinaí su mirada irradiaba la de Cristo. Algo
así, la catequesis está llamada a tener sus ojos puestos en testimonios,
empezando por el catequista.
Un catequista que está
con unos niños ha de pedir la gracia de irradiarles, de ser un testimonio, de
que los niños digan “Este es cristiano”. Hay personas que nos les gusta ser
catequista porque saben que luego van a ser juzgados, luego me van a decir “Tú
haces esto y eres incoherente”, ser catequista compromete, lo que no quiere
decir que uno haya de ser santo para ser catequista, pero sí que desee serlo,
que tenga la lucha decidida por ello. Si somos inteligentes tenemos que
agradecer que alguien más virtuoso que nosotros nos sacuda la conciencia,
bendito sea Dios que la Iglesia ponga desde la catequesis modelos de imitación
para nosotros. Ellos, los santos, son coherentes entre lo que creen, piensan,
sienten y hacen. Este mundo si algo aprecia es la autenticidad, el ser
auténticos, no tener una doble vida. Nuestro mundo tendrá muchas crisis de
muchas cosas pero si algo nos pide es autenticidad, coherentes entre lo que
creemos, pensamos, sentimos y hacemos. La Iglesia en su catequesis nos abre a
este conocimiento de tantos modelos.
Como vemos, se suele
hablar de ser multidisciplinar, la catequesis tiene relación con muchos otros
aspectos, el conocimiento de la vida de los santos, la integración dentro de la
Iglesia, la experiencia de los sacramentos y la oración, el estudio y la
formación para dar razones de nuestra fe y como la primera predicación.
Punto 7.
Este punto dice así:
“La catequesis está unida íntimamente a toda la vida de la
Iglesia, no sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia
sino también, y más aún, su crecimiento interior, su correspondencia con el
designio de Dios depende esencialmente de ella”.
Lo que viene diciendo
es que el crecimiento de la Iglesia ha de hacerse siempre de la mano de la
catequesis, sería peligroso que la Iglesia crezca mucho numéricamente
administrando sacramentos si paralelamente no tiene catequesis. No vale en las
estrategias de guerra que ganes terreno, sino que has de tenerlo bien cuidado.
En la vida de la Iglesia no vale que digamos “Tengo 10.000 bautizos más”, pero
¿Han sido bien catequizados o no?
No basta con un
crecimiento meramente sociológico, sino que ha de vigilar la Iglesia la
administración de los sacramentos sin la necesaria catequesis, nuestra meta no
es tener más números, tampoco queremos ser lo contrario, los maximalistas, que
para recibir el sacramento necesite unas exigencias humanas más allá de lo que
el Señor nos pide para recibir su gracia, no es eso, pero existe el riesgo de
que haya como una extensión del cuerpo de la Iglesia por los sacramentos sin
estar acompasada suficientemente con una catequesis, para que eso haya sido
asimilado e interiorizado. No únicamente esto, sino que también incluso los que
han sido iniciados, los que han recibido los sacramentos de iniciación
cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía, tal y como está este mundo
secularizado, han de continuar la catequesis, nunca nos podemos dar por
formados por que el influjo del mundo es muy grande, y estamos en una sociedad
en la que se reciben influjos mundanos, uno es cuestionado, ha de dar
respuestas…no estamos en un tiempo para decir “Yo ya terminé mi formación”,
sino que hemos de estar en plena y continua formación.
Esto es lo que nos
afirma el punto 7 que también hay un crecimiento interior dentro de nosotros y
un mantenimiento y, no sólo mantenimiento, sino crecimiento interior gracias a
la catequesis.
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