Sábado de la 20ª semana
RECUPERACIÓN DE LA CARIDAD PRIMERA
1º) Tengo contra ti
que has dejado tu primera caridad (Apoc 2, 4).
Tu primera caridad, es
decir, el estado de tu primer amor, de cuando eras fervoroso, has abandonado
por la tibieza y te has dejado invadir del tedio excesivo. Así muchos, que
deberían progresar de bien a mejor, desfallecen y caen de lo alto a lo bajo,
como la estatua de Nabucodonosor (Dan 2, 32), cuya cabeza era de oro, el pecho
de plata, el vientre de cobre, las piernas de hierro, una parte de los pies
también de hierro y la otra de barro.
2º) Acuérdate, pues,
de dónde has caldo (Apoc 2, 5), esto es, de qué estado y dignidad, y cómo has
cedido a un ligero empuje del viento, a una pequeña tentación. Caímos todos
como hoja (Is 64, 6). Todo el que peca, considere de dónde ha caído, a dónde y
por qué. De dónde, es decir, del cielo donde estaba con la esperanza, el
pensamiento y el mérito. Adónde, es decir, a la tierra, porque no piensa más
que en cosas terrenas. Por qué, por soberbia. ¿Cómo caíste del cielo, oh
Lucifer, que nacías por la mañana? ¿Cómo caíste en tierra? (Is 14, 12). Por eso
se dice al pecador: ¿Cómo es, Israel, que estás en tierra de enemigos? Has
envejecido en tierra ajena; te has contaminado con los muertos; contado .estás
con los que descienden al sepulcro (Baruc 3, 10-11).
3º) Arrepiéntete, y
haz las obras primeras (Apoc 2, 5). Mira tus caminos en el valle, conoce lo que
has hecho (Jer 2, 23), haz penitencia doliéndote de corazón, confesando con la
boca, satisfaciendo con las obras; las cuales cosas son tres remedios de los
penitentes que vuelven a Dios y huyen de Egipto. El Dios de los Hebreos nos ha
llamado para que vayamos camino de tres días por el desierto (Ex 5, 3) Los tres
sarmientos son aún tres días, al cabo de los cuales Faraón se acordará de tu
ministerio, y te restituirá a tu antiguo grado (Gen 40, 12-13).
Se ve aquí cómo por
medio de la verdadera penitencia se devuelven las cosas perdidas. Dice:
Arrepiéntete y no solamente recibe. Porque muchos reciben, pero no hacen nada;
son buenos prometedores, pero malos pagadores.
La penitencia nos acerca al reino de los cielos. Hace que los ángeles se regocijen. También es poderosa para recuperar la amistad de Dios. Así, pues, es preciso hacerla sin pérdida de tiempo; porque ni obra para merecer, ni razón para excusar, ni ciencia para conversar, ni la sabiduría para deleitar habrá en los infiernos, hacia donde te apresuras, si no con la intención, a lo menos con tus obras.
4º) Porque, si no,
vengo a ti, y moveré tu candelabro de su lugar (Apoc 2, 5).
Si no, esto es, si no
te arrepintieres y volvieres a tu anterior estado, vengo con la muerte o con el
juicio. A ti, para castigarte en el cuerpo y en el alma. Dice que vendrá
pronto, para que la celeridad e imprevisión de la venida infundan temor y
solicitud. Cuando digan paz y seguridad, entonces les sobrecogerá una muerte
repentina (1 Tes 5, 3). Y moveré tu candelabro, que quiere decir: "te
quitaré los dones y virtudes, por los cuales fueron establecidos los candelabros;
o te separaré de la Iglesia, y colocaré a otro en tu lugar". Moveré de su
lugar, es decir, del lugar de tu virtud, y te apartaré de la compañía de los
fieles.
(In Apoc., II)
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