Sábado de la 15ª semana
EL REATO DE LA PENA ES EFECTO DEL PECADO
Se dice en la
epístola a los Romanos: Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre
el mal (2, 9). Obrar mal es pecar. Luego el pecado lleva aneja la pena que se
designa con el nombre de tribulación y angustia.
De las cosas
naturales se deriva a las cosas humanas la ley siguiente: lo que actúa contra
algo sufre detrimento de ello. Vemos, en efecto, en las cosas naturales, que un
contrario reacciona con mayor vehemencia cuando sobreviene otro contrario; de ahí
que en los hombres se halle por inclinación natural que cada uno abata al que
le contraría. Pero es evidente que cuantas cosas se contienen dentro de un
orden, son en cierto modo una sola en orden al principio de orden; así, pues,
lo que contrarresta a algún orden, es consecuente que sea deprimido por aquel
orden y por el principio del orden.
Por lo tanto, siendo
el pecado un acto desordenado, es manifiesto que todo el que peca obra contra
algún orden; y por lo tanto es consecuente que sea abatido por el mismo orden,
el cual abatimiento, ciertamente, es una pena. Así, pues, según los tres
órdenes a que está sometida la voluntad humana, puede ser castigado el hombre
con tres penas; porque la naturaleza humana está sometida: 1º, al orden de la
propia razón; 2º, al orden de un hombre exterior, que gobierna espiritual o
temporalmente, política o económicamente; 3º, al orden universal del régimen
divino; y cada uno de estos tres órdenes se subvierte por el pecado, pues el
que peca obra contra la razón, contra la ley humana y contra la ley divina, y
por ello incurre en tres penas: una, por sí mismo, que es el remordimiento de
la conciencia; otra por el hombre; y la tercera, de parte de Dios.
(1ª 2ae , q.
LXXXVII, a. 1)
No hay comentarios:
Publicar un comentario