Primer día
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
primer día de la Novena
“La solemnidad de san Pedro
y san Pablo nos invita a revivir la fe de estos dos Apóstoles, columnas de la
Iglesia, que hicieron de Cristo la pasión de su vida. Pedro, con la palabra y
con la sangre, lo confesó ‘Hijo de Dios vivo’ (Mt 16, 16). Pablo, una vez que
se hubo convertido y trasformado en apóstol de los gentiles, fue conquistado
por él hasta el punto de exclamar: ‘¡Para mí la vida es Cristo!’ (Flp 1, 21).
Su recuerdo nos impulsa al compromiso de una fidelidad cada vez mayor y una
unidad cada vez más profunda”.
San Juan Pablo II, ángelus del 29 de junio de 1996.
San Juan Pablo II, ángelus del 29 de junio de 1996.
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Segundo día
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
segundo día de la Novena
“San Pedro y san Pablo,
cada uno con su historia personal y eclesial, testimonian que, aun en medio de
durísimas pruebas, el Señor no los abandonó nunca. Estuvo con Pedro para
librarlo de las manos de sus enemigos en Jerusalén; estuvo con Pablo en sus
continuos esfuerzos apostólicos, para darle la fuerza de su gracia, a fin de convertirlo
en intrépido heraldo del Evangelio para bien de los gentiles (cf. 2 Tm 4, 17)”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1997
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1997
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina
por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Tercer día
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
tercer día de novena
“‘Tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella’… El Apóstol es el depositario de las llaves de un tesoro
inestimable: el tesoro de la redención. Tesoro que trasciende ampliamente la
dimensión temporal. Es el tesoro de la vida divina, de la vida eterna. Después
de la resurrección, fue confiado definitivamente a Pedro y a los Apóstoles:
‘Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’ (Jn20, 22-23)”.
“Quien posee las
llaves tiene la facultad y la responsabilidad de cerrar y abrir. Jesús habilita
a Pedro y a los Apóstoles para que dispensen la gracia de la remisión de los
pecados y abran definitivamente las puertas del reino de los cielos. Después de
su muerte y resurrección, ellos comprenden bien la tarea que se les ha confiado
y, con esa conciencia, se dirigen al mundo, impulsados por el amor a su
Maestro. Van por doquier como sus embajadores (cf. 2 Co 5, 14. 20), puesto que
el tiempo del Reino se ha convertido ya en su herencia”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1998
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
cuarto día de novena
“En su misión apostólica,
san Pedro y san Pablo tuvieron que afrontar dificultades de todo tipo. Sin
embargo, lejos de debilitar su acción misionera, fortalecieron su celo en
beneficio de la Iglesia y para la salvación de los hombres. Pudieron superar
todas las pruebas porque su confianza no se basaba en los recursos humanos,
sino en la gracia del Señor, quien, como recuerdan las lecturas de esta
solemnidad, libra a sus amigos de todos los males y los salva para su Reino
(cf. Hch 12, 11; 1 Tm 4, 18)”.
“Esa misma confianza en Dios debe sostenernos también a nosotros. Sí, el ‘Señor libra de todas las angustias’. Esta certeza debe infundirnos ánimo frente a las dificultades que encontramos al anunciar el Evangelio en la vida diaria. Que san Pedro y san Pablo, nuestros patronos, nos ayuden y nos obtengan el celo misionero que los hizo testigos de Cristo hasta los confines del mundo entonces conocido”.
“Esa misma confianza en Dios debe sostenernos también a nosotros. Sí, el ‘Señor libra de todas las angustias’. Esta certeza debe infundirnos ánimo frente a las dificultades que encontramos al anunciar el Evangelio en la vida diaria. Que san Pedro y san Pablo, nuestros patronos, nos ayuden y nos obtengan el celo misionero que los hizo testigos de Cristo hasta los confines del mundo entonces conocido”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1999
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
quinto día de novena
“La Iglesia de Cristo está
edificada sobre la fe y sobre la fidelidad de Pedro. La primera comunidad
cristiana era muy consciente de ello y, como narran los Hechos de los
Apóstoles, cuando Pedro se encontraba en la cárcel, se reunió para elevar a
Dios una oración ferviente por él (cf. Hch 12, 5). Fue escuchada, porque la
presencia de Pedro era aún necesaria para la comunidad que daba sus primeros
pasos: el Señor envió a su ángel para liberarlo de las manos de sus
perseguidores (cf. Hch 12, 7-11)”.
“Estaba escrito en los designios de Dios que Pedro, después de confirmar por mucho tiempo en la fe a sus hermanos, sufriría el martirio aquí, en Roma, juntamente con Pablo, el Apóstol de las gentes, quien también había escapado muchas veces de la muerte”.
“Estaba escrito en los designios de Dios que Pedro, después de confirmar por mucho tiempo en la fe a sus hermanos, sufriría el martirio aquí, en Roma, juntamente con Pablo, el Apóstol de las gentes, quien también había escapado muchas veces de la muerte”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2000
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre Nuestro,
un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
sexto día de novena
“Después de dos milenios,
la ‘roca’ sobre la que está fundada la Iglesia sigue siendo la misma: es la fe
de Pedro. ‘Sobre esta piedra’ (Mt 16, 18) Cristo construyó su Iglesia, edificio
espiritual que ha resistido al embate de los siglos. Desde luego, sólo sobre
bases humanas e históricas no hubiera podido resistir el asalto de tantos
enemigos”.
“A lo largo de los
siglos, el Espíritu Santo ha iluminado a hombres y mujeres, de todas las
edades, vocaciones y condiciones sociales, para que se convirtieran en ‘piedras
vivas’ (1 P 2, 5) de esta construcción. Son los santos, que Dios suscita con
inagotable creatividad, mucho más numerosos que los que señala solemnemente la
Iglesia como ejemplo para todos. Una sola fe; una sola ‘roca’; una sola piedra
angular: Cristo, Redentor del hombre”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2001
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2001
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
séptimo día de novena
“El misterioso itinerario
de fe y de amor, que condujo a Pedro y a Pablo de su tierra natal a Jerusalén,
luego a otras partes del mundo, y por último a Roma, constituye en cierto
sentido un modelo del recorrido que todo cristiano está llamado a realizar para
testimoniar a Cristo en el mundo”
"‘Yo consulté al Señor, y me respondió, me liberó de todas mis ansias’ (Sal 33, 5). ¿Cómo no ver en la experiencia de ambos santos, que hoy conmemoramos, la realización de estas palabras del salmista? La Iglesia es puesta a prueba continuamente. El mensaje que le llega siempre de los apóstoles san Pedro y san Pablo es claro y elocuente: por la gracia de Dios, en toda circunstancia, el hombre puede convertirse en signo del poder victorioso de Dios. Por eso no debe temer. Quien confía en Dios, libre de todo miedo, experimenta la presencia consoladora del Espíritu también, y especialmente, en los momentos de la prueba y del dolor”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2002
"‘Yo consulté al Señor, y me respondió, me liberó de todas mis ansias’ (Sal 33, 5). ¿Cómo no ver en la experiencia de ambos santos, que hoy conmemoramos, la realización de estas palabras del salmista? La Iglesia es puesta a prueba continuamente. El mensaje que le llega siempre de los apóstoles san Pedro y san Pablo es claro y elocuente: por la gracia de Dios, en toda circunstancia, el hombre puede convertirse en signo del poder victorioso de Dios. Por eso no debe temer. Quien confía en Dios, libre de todo miedo, experimenta la presencia consoladora del Espíritu también, y especialmente, en los momentos de la prueba y del dolor”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2002
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
octavo día de novena
“San Pedro y san Pablo son
‘amigos de Dios’ de modo singular, porque bebieron el cáliz del Señor. A ambos
Jesús les cambió el nombre en el momento en que los llamó a su servicio: a
Simón le dio el de Cefas, es decir, ‘piedra’, de donde deriva Pedro; a Saulo,
el nombre de Pablo, que significa ‘pequeño’. El Prefacio de hoy establece un
paralelismo entre los dos: ‘Pedro fue el primero en confesar la fe; Pablo, el
maestro insigne que la interpretó; el pescador de Galilea fundó la primitiva
Iglesia con el resto de Israel; el maestro y doctor la extendió a todas las
gentes’…"
“Gracias a la humillación de la negación y al llanto incontenible que lo purificó interiormente, Simón se convirtió en Pedro, es decir, en la ‘piedra’: robustecido por la fuerza del Espíritu, tres veces declaró a Jesús su amor, recibiendo de él el mandato de apacentar su grey (cf.Jn 21, 15-17). La experiencia de Saulo fue semejante: el Señor, a quien perseguía (cf. Hch 9, 5), ‘lo llamó por su gracia’ (Ga 1, 15), derribándolo en el camino de Damasco. Así, lo liberó de sus prejuicios, transformándolo radicalmente, y lo convirtió en ‘un instrumento de elección’ para llevar su nombre a todas las gentes (cf. Hch 9, 15)”.
“Gracias a la humillación de la negación y al llanto incontenible que lo purificó interiormente, Simón se convirtió en Pedro, es decir, en la ‘piedra’: robustecido por la fuerza del Espíritu, tres veces declaró a Jesús su amor, recibiendo de él el mandato de apacentar su grey (cf.Jn 21, 15-17). La experiencia de Saulo fue semejante: el Señor, a quien perseguía (cf. Hch 9, 5), ‘lo llamó por su gracia’ (Ga 1, 15), derribándolo en el camino de Damasco. Así, lo liberó de sus prejuicios, transformándolo radicalmente, y lo convirtió en ‘un instrumento de elección’ para llevar su nombre a todas las gentes (cf. Hch 9, 15)”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2003
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Noveno Día
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú
eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis
rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu
Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se
realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por
todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón
traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la
muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para
reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón
Reflexión para el
novena día de novena
“‘Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios vivo’ (Mt 16, 16). Tras la pregunta del Señor, Pedro, también
en nombre de los demás Apóstoles, hace su profesión de fe.
“En ella se afirma
el fundamento seguro de nuestro camino hacia la comunión plena. En efecto, si
queremos la unidad de los discípulos de Cristo, debemos recomenzar desde
Cristo. Como a Pedro, también a nosotros se nos pide que confesemos que él es
la piedra angular, la Cabeza de la Iglesia. En la carta encíclica Ut unum sint
escribí: ‘Creer en Cristo significa querer la unidad; querer la unidad
significa querer la Iglesia; querer la Iglesia significa querer la
comunión de gracia que corresponde al designio del Padre desde toda la
eternidad’ (n. 9)”.
“Ut unum sint! De
aquí brota nuestro compromiso de comunión, en respuesta al ardiente deseo de
Cristo. No se trata de una vaga relación de buenos vecinos, sino del vínculo
indisoluble de la fe teologal, por el que estamos destinados no a la
separación, sino a la comunión”.
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2004
San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2004
Acción de gracias y
peticiones personales
Gracias Señor por tu
inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia,
gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos
guían. En este día te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los
obispos de la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis
capacidades y posibilidades. Amén. (Si
quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones)
Reza un Padre
Nuestro, un Ave María y un Gloria
Súplica a San Pedro
Pedro arrepentido,
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Pedro el preferido del Señor,
Pedro el entusiasta por Cristo Jesús,
pídele al Señor me conceda un amor hacia el Salvador,
tan fuerte y tan generoso
como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.
Súplica a San Pablo
Pablo, fervoroso Apóstol,
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
un favor te pedimos al recordar
tu fiesta de cada año:
suplícale a Dios que te imitemos
en tu inmenso amor a Jesucristo
y en tu deseo impresionante de salvar almas.
Que cada uno de nosotros pueda repetir
aquella tu frase famosa:
"Me desgasto y me desgastaré
por el bien de las almas y
por el Reino de Cristo Jesús".
Oración final a los
Santos Apóstoles
¡Oh Santos apóstoles Pedro
y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y
abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, san Pedro, príncipe de los
Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como
contigo, san Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la
verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza
firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta
intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi
estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y
perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus
intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo,
del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y
eterno pastor de almas Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.
En el nombre del
Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario