miércoles, 3 de junio de 2020

Meditaciones después del tiempo pascual con textos de Santo Tomás de Aquino 53


Miércoles después de Pentecostés

MULTIPLICIDAD DE FRUTOS
QUE DIMANAN DEL ESPÍRITU SANTO


Son muchos los frutos que nos vienen del Espíritu Santo.

1º) Purifica de los pecados. La razón de ello es que corresponde sanar a quien toca constituir.

El alma es creada por el Espíritu Santo, porque Dios lo hace todo por él; pues Dios creó todas las cosas por amor a su propia bondad. Amas todas las cosas que son, y ninguna aborreces de aquellas que hiciste (Sab 11, 25). San Dionisio dice: "El amor divino no permitió que él estuviese sin germen." Luego es necesario que sean restaurados por el Espíritu Santo los corazones de los hombres destruidos por el pecado. Enviarás tu espíritu, y serán criados; y renovarás el semblante de la tierra (Sal 103, 30). No es de admirar que purifique el Espíritu Santo, porque todos los pecados son perdonados por amor. Perdonados le son sus muchos pecados, porque amó mucho (Lc 7, 47). La caridad cubre todas las faltas (Prov 10, 12).


2º) Ilumina la inteligencia, porque todo lo que sabemos lo conocernos por el Espíritu Santo, como dice el Evangelista: El Consolador, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo aquello que yo os hubiera dicho (Jn 14, 26). Y en otro lugar: Su unción os enseña en todas las cosas (Jn 2, 27).

3º) Ayuda y en cierto modo obliga a guardar los mandamientos. Porque nadie puede observar los mandamientos de Dios sin amar a Dios. Si alguno me ama, guardará mi palabra (Jn 14, 23). Luego el Espíritu Santo nos hace amar a Dios. Os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo en medio de vosotros; y quitaré el corazón de piedra de vuestra carne, y os daré corazón de carne. Y pondré mi espíritu en medio de vosotros; y haré que andéis en mis preceptos, y que guardéis, y hagáis mis juicios (Ez 36, 26-27).

4º) Confirma la esperanza de la vida eterna, porque él es como la prenda de esta herencia, según el Apóstol: Fuisteis sellados, con el Espíritu Santo, que era prometido, el cual es la prenda de nuestra herencia (Ef 1, 13). Pues él es como las arras de la vida eterna. La razón es que la vida eterna se debe al hombre, en cuanto es hijo de Dios; y llega a serlo haciéndose semejante a Cristo: mas uno se asemeja a Cristo en cuanto tiene el Espíritu de Cristo, que es el Espíritu Santo. No habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez con temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción de hijos, por el cual clamamos: Abba (Padre). Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Rom 8, 15, 16). Y en otro lugar dice el mismo Apóstol: Y por cuanto vosotros sois hijos, ha enviado Dios a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abba, Padre (Gal 4, 6).

5º) Enseña cuál es la voluntad de Dios: El que tiene oreja, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias (Apoc 2, 7). Para que le oiga como a maestro (Is 50, 4).
(In Symbol.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario