jueves, 11 de junio de 2020

Meditaciones después del tiempo pascual con textos de Santo Tomás de Aquino 61


Jueves después de la Santísima Trinidad

EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO


El pan que yo daré, es mi carne por la vida del mundo (Jn 6, 52).

El efecto de este sacramento debe ser considerado:

1º) Por lo que en el sacramento se contiene, que es Cristo, quien, viniendo visiblemente al mundo le confirió la vida de la gracia, del mismo modo que viniendo al hombre sacramentalmente, obra la vida de la gracia, como dice el Evangelista: El que me come, él mismo vivirá por mí (Jn 6, 58). Por eso comenta San Cirilo: "El Verbo vivificante de Dios, uniéndose a su propia carne, la hizo vivificante. Pues convenía que se uniese de algún modo a nuestros cuerpos por su carne sagrada y su sangre preciosa, que recibimos en el pan y en el vino como bendición vivificante."


2º) Por lo que en él se representa, esto es, la Pasión de Cristo, y en consecuencia, este sacramento obra en el hombre el mismo efecto que la Pasión de Cristo obró en el mundo. De ahí que, comentando las palabras: Salió luego sangre y agua (Jn 19, 34), diga San Crisóstomo: "Puesto que de aquí tienen su origen los sagrados misterios, cuando te acercares al tremendo cáliz, acércate como si hubieras de beber del mismo costado de Cristo" 1. Por eso dice el mismo Cristo: Ésta es mi sangre del nuevo Testamento que será derramada por muchos pura remisión de pecados (Mt 26, 28).

3º) Se considera el efecto de este sacramento por el modo con que es dado: como comida y bebida. Y por esto, todo el efecto que produce la comida y la bebida materiales en la vida corporal, es decir, que sustentan, acrecientan, reparan y deleitan, todo esto lo produce este sacramento en cuanto a la vida espiritual. Por esta razón dice San Ambrosio: "Este pan es el de la vida eterna, que sostiene la substancia de nuestra alma" 2. San Juan Crisóstomo agrega: "Se nos da a los que lo deseamos para ser palpado, comido y abrazado" 3.

Y son palabras del mismo Jesucristo: Mi carne verdaderamente es comida; y mi sangre verdaderamente es bebida (Jn 6, 56).

4º) Se considera el efecto de este sacramento por las especies en que se da. A este respecto dice San Agustín: "Nuestro Señor ha puesto su cuerpo y sangre en estas cosas que, de múltiples que ellas son, se reducen a una sola: porque la una, es decir, el pan, resulta como síntesis de muchos granos; la otra, cs decir, el vino, se produce de muchas uvas, que forman un solo licor" 4. Por lo cual exclama: "¡Oh sacramento de piedad, oh signo de unidad, oh vínculo de caridad!" 5. Y puesto que Cristo y su Pasión son causa de la gracia y refección espiritual, y la caridad no puede existir sin la gracia, se deduce de todo lo dicho que este sacramento confiere la gracia.
(3ª, q. LXXIX, a. 1)
Notas
1 Hom. 84 in Joan.
2 De Sacramentis, lib. IV, cap. 4.
3 Super Joan., hom. XLV.
4 Tract. 26 in Joan.
5 Lugar citado.

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