Para hacer oración
familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin
prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo
seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia
en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o
blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen
María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno
de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración
para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1. + Señal de la cruz
2. Ven, Espíritu Santo. Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el
cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra
las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de
nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo
que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Tú que eres el sumo
sacerdote de la nueva Alianza: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
· Tú que nos edificas
como piedras vivas en el templo santo de Dios: Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
· Tú que has
ascendido a la derecha del Padre para enviarnos el don del Espíritu: Señor, ten
piedad.
Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros
pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
4. Proclamamos el evangelio de Jesucristo según san Juan 17,1b.20-26
Catequesis para mayores de 12 años
Con este Evangelio,
concluye la Oración de Jesús. Hemos podido escuchar estas palabras de un Hijo a
su Padre, que la Iglesia ha querido ubicar dentro de estos 10 días entre la
Ascensión del Señor y la Venida del Espíritu Santo.
A modo de síntesis y
conclusión, vamos a leer a Benedicto XVI en su obra Jesús de Nazaret que nos
habla de la oración sacerdotal. Distingue cuatro grandes temas que surgen de
esta plegaria del Hijo al Padre.
a) Ésta es la Vida
eterna: la vida verdadera puede ser vivida en este tiempo y después de la
muerte. Hay que abrazar desde ahora esta vida que no puede ser destruida. Se
presenta como un conocimiento relacional, desde el cual el hombre se descubre
como un ser viviente por la relación con quien es verdaderamente la Vida.
b) Santifícalos en
la verdad: este proceso es de consagración y, a la vez, de santificación. La
consagración es segregación para la misión. Esta consagración de Jesús al Padre
es idéntica al hecho de la Encarnación. Expresa la unidad con el Padre y su
misión en el mundo. Es una verdad purificadora y santificadora por la cual nos
hace partícipes de su consagración, de su cometido sacerdotal, de su sacrificio.
c) Le he dado a
conocer tu nombre: esta revelación de su nombre es un modo nuevo y radical de
la presencia de Dios entre los hombres. Dios entra totalmente a estar con los
hombres haciéndose presente, dado que quien ve a Jesús ve también al Padre. En
Jesucristo, Dios sale al encuentro de los hombres para que ellos puedan ir
hacia Él y así, conocer a Cristo significa conocer al mismo Dios.
d) Para que todos
sean uno: cuatro veces repite el Señor esta petición, para lograr la unidad
como Dios es uno y para que el mundo crea. La fuerza de Dios actúa en el mundo
para permitir que éste pueda ´reconocerla´. Lo que pretende es que a través de
la unidad de los discípulos se haga visible al mundo la verdad de su misión.
Dice el Evangelio de hoy: Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que
sean uno, como nosotros somos uno - yo en ellos y tú en mí- para que sean
perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé
cómo tú me amaste.
Estas cuatro
esenciales afirmaciones de la Oración de Jesús se pueden realizar solamente por
obra del Espíritu Santo. El Catecismo de la Iglesia nos enseña que:
“Creer en el
Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima
Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria». El Espíritu Santo «ha sido enviado a nuestros
corazones», a fin de que recibamos la nueva vida de hijos de Dios. «Espíritu
Santo» es el nombre propio de la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Jesús
lo llama también Espíritu Paráclito (Consolador, Abogado) y Espíritu de Verdad.
El Nuevo Testamento lo llama Espíritu de Cristo, del Señor, de Dios, Espíritu
de la gloria y de la promesa.
Son numerosos los
símbolos con los que se representa al Espíritu Santo: el agua viva, que brota
del corazón traspasado de Cristo y sacia la sed de los bautizados; la unción
con el óleo, que es signo sacramental de la Confirmación; el fuego, que
transforma cuanto toca; la nube oscura y luminosa, en la que se revela la gloria
divina; la imposición de manos, por la cual se nos da el Espíritu; y la paloma,
que baja sobre Cristo en su bautismo y permanece en Él.
Por medio de los
sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y la
gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu. El Espíritu
Santo, finalmente, es el Maestro de la oración.
El Espíritu Santo
nos transforma y comunica una vida nueva, como le dijo el profeta Samuel a
Saúl: Te invadirá el Espíritu del Señor, te convertirás en otro hombre. Y san
Pablo afirma: Y todos nosotros, reflejando como en un espejo en nuestro rostro
descubierto la gloria del Señor, nos vamos transformando en su propia imagen,
hacia una gloria cada vez mayor, por la acción del Señor, que es Espíritu. Porque
el Señor es Espíritu.
Hoy es jueves y en
tres días, el sábado a la noche, celebraremos la Vigilia de Pentecostés.
Podemos comenzar ya ha preparar nuestro corazón para que el Espíritu encienda y
caliente nuestra alma cristiana. De este modo seremos una antorcha llameante
para llevar el fuego de Dios a un mundo en tinieblas en el que muchos le dan la
espalda a Dios y viven en la oscura frialdad de su ser. No dejemos de implorar
¡Ven Espíritu Santo!
Santo del día: San
Germán, obispo († 576). San Germán de Paris fue Obispo de París (Francia) en el
siglo VI y es recordado por su amor a los pobres, a tal punto que sus monjes se
rebelaron contra él temiendo que regalara todo lo que tenían. Es recordado por
convertir al catolicismo al rey franco Childeberto I y exhortarlo a erradicar
las prácticas paganas que aún existían en Galia y prohibir los excesos que se
llevaban a cabo en la mayoría de las celebraciones cristianas de la época. Como
pastor perseveró predicando, defendió la doctrina y extendió la cristianización
de las costumbres. Llevó una vida austera y de penitencia. Francia necesita que
san Germán y santa Juana intercedan para renovar la fe y la vida cristiana.
Oración: “San Miguel
Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y
asechanzas del 6 demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de
la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los
otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de
las almas. Amén.”
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde
las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las
palabras: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.”
· En silencio
meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.
Oración: Ángel de mi guarda,
dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me
perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.
5. Cada uno de la familia dice una
acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .
6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por
... .
7. Presentación de las ofrendas. En
la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros.
Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este
momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a
Dios. Ejemplos: ayudar en casa, estudiar, rezar alguna oración, llamar a
alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, estar al servicio, etc..
8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos la Paz del Señor, como
gesto de amor.
10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el
Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi
alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos
espiritualmente a mi corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese
recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe
de ti.
12. Oremos: Dios misericordioso,
concédenos experimentar en todo tiempo los frutos del misterio pascual que hoy
celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.
13. Los padres se bendicen entre
ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente. Nos hacemos la
Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos
lleve a la Vida eterna. Amen.
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