martes, 6 de mayo de 2014

El abandono de los Sagrarios acompañados (19) - Beato Manuel González García

XIX. El abandono de la compañía de confianza
Aunque en la compañía de compasión, o de unión de afectos y sentimientos con el Corazón de Jesús Sacramentado, va incluida la compañía de confianza, paréceme conveniente dedicar a ésta capítulo aparte.
Qué es la compañía de confianza
Es la misma unión con el Corazón de Jesús que produce la compañía de compasión, llevada hasta el total olvido de sí propio y el abandono total a su Corazón.
Es decir, vivir el alma tan unida y compenetrada con el Corazón de Jesús Sacramentado que no se ocupe ni preocupe de sus propios cuidados y gustos, sino de esto sólo: de que Él esté contento.
Los frutos
Vivir esta confianza es quitar de mi vida ese cúmulo de anhelos, inquietudes, angustias y pesares por lo que creo, espero o temo que voy a necesitar, a sufrir o a dejar de gozar, y sustituirlo por esta sola idea y este solo sentimiento y esta única persuasión: haga yo bien lo que Él me pide ahora y Él se cuidará de lo demás.
Vivir de esta confianza y sólo de ella, es destronar de en medio de mi corazón mi amor propio, ambicioso métome en todo, tirano desarreglador de mi vida y poder maléfico que de cada uno de mis cuidados trata de hacer un ladrón de mi paz. Y entronizar en él la Hostia de mi Comunión de cada día para que el Jesús de ella sea el único Rey y el único ordenador y arreglador y cuidador de todo lo mío y de cuanto a mí se refiere.
Sus modos
¡Qué acción de gracias tan buena para nosotros y tan gustosa para Él sería ese pasarse un día y otro día, contando con el poder, la influencia, la sombra bienhechora, la virtud y la defensa de Jesús, que cada día recibo y cada vez que quiera visito!
Sus motivos
¡Pues qué! Él, que no vacila en vivir tan cerca de mí y tan al alcance de mi mano y en venirse a vivir en la pobre casa de mi alma para que yo le pueda llamar con toda exactitud mío, mío: huésped mío, manjar mío, vida de la vida mía. El Jesús rico, generoso, espléndido, y, a fuer de amante, derrochador, que se me da entero, cuando yo le busco ¿va a regatear el darme sombra, protección y auxilios, que, aunque valgan mucho, valen siempre menos que Él?
Él que es tan rumboso en dar lo más, que es su propia carne y sangre, ¿va a ser corto en darme lo menos, que son sus auxilios a mis cuidados?
Cómo se echa de menos
No, no; el Corazón de Jesús en el Sagrario, quiere, espera, ansía la compañía de nuestra confianza sin límites ni barreras en Él.
No dársela es hacerle una de estas dos ofensas, o las dos juntas: la ofensa de la soberbia que dice no te necesito, me basto yo. O la ofensa de la incredulidad o de la fe a medias, que murmura desdeñosa: en estas menudencias mías ¿cómo se va a meter un Dios?
Si el Sagrario es la posición más próxima y la postura más asequible, que ha podido tomar Dios para ser lo más Padre posible de sus hijos los hombres, ¡cómo la desconfianza, que los pone tan lejos, pesará sobre ese Corazón tan tierno y sensible, y cómo le herirá con las espinas de la soberbia, incredulidad, tibieza de fe, dureza de corazón, ligereza de espíritu y flaqueza de memoria con que se amasa y forma!
Contar con Jesús porque es Jesús
Si todos contamos con el calor y la luz del sol de cada día, porque es sol, ¿por qué no hemos de contar sin titubeos ni vacilaciones, sino con la confianza más cierta e inconmovible, con el amor misericordioso y omnipotente del Jesús de nuestro Sagrario y de nuestra Comunión, porque es Jesús?
Muy cerca, es verdad, muy encima y muy dentro de nosotros están la enfermedad, la pobreza, la tribulación, llámese como se llame. Pero más cerca, más encima y más dentro, y, por añadidura, con infinitamente más poder para hacernos bien, está el amor de Jesús Sacramentado.
¿Verdad, Jesús de los Sagrarios acompañados, que en medio de tantos rezos y cánticos y luces y flores, echas de menos lo que más te gustaría, o sea, ¡nuestros cuidados dejados a Ti! ¡El que contáramos contigo, el que nos fiáramos de Ti!?
Incienso de la confianza que se abandona en Jesús Sacramentado, ¡cómo necesitas perfumar y desinfectar los Sagrarios acompañados!
 


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