"En verdad, en verdad os digo: que
el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, mas sube por otra
parte, aquél es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, pastor es
de las ovejas. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y a las ovejas
propias llama por su nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera sus ovejas,
va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al
extraño no le siguen, antes huyen de él, porque no conocen la voz de los
extraños". Este proverbio les dijo Jesús. Mas ellos no entendieron lo que
les decía.
Y Jesús les dijo otra vez: "En
verdad, en verdad os digo que yo soy la puerta de las ovejas. Todos cuantos
vinieron, ladrones son y salteadores, y no los oyeron las ovejas. Yo soy la
puerta: quien por mí entrare será salvo, y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
El ladrón no viene sino para hurtar y para matar y para destruir. Yo he venido
para que tengan vida y para que la tengan en más abundancia".
Crisóstomo, in Joanem hom 58
Como el Señor había sostenido una disputa sobre la ceguedad de los
judíos, a fin de que ellos no dijesen: no es por nuestra ceguedad por lo que no
nos acercamos a ti, sino que nos apartamos como huyendo del error, quiere
probar que El no es un impostor, sino que es el verdadero pastor, fijando las
señales que distinguen al ladrón del pastor. Y en primer lugar enseña quién es
el impostor y el ladrón, diciendo: "En verdad, en verdad os digo: que el
que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, mas sube por otra
parte, aquel es ladrón y salteador". El se refiere de una manera tácita a
todos aquellos que vinieron antes que El y a los que vendrían después, al
anticristo y a los falsos cristos. Llama puerta a las Escrituras, porque éstas
enseñan el conocimiento de Dios; ellas son las que guardan las ovejas y no
dejan que se acerquen los lobos, cerrando la entrada a los herejes. Así, pues,
el que no usa de las Escrituras, sino que sube por otra parte, esto es, adopta
otra vía distinta y no legítima, éste es un ladrón. Dice sube y no dice entra,
a la manera del ladrón que trata de escalar el muro y hace todas las cosas
rodeado de peligros. Dice por otra parte designando de una manera tácita a los
escribas, que enseñaban las máximas y las doctrinas humanas, y al mismo tiempo
violaban la Ley. No debe extrañarnos que El se llame a sí mismo puerta, porque
se presenta a sí mismo también como pastor y como rebaño. El se llama puerta
por ser el que nos conduce al Padre, y se llama pastor por ser el que nos guía.
San Agustín, in
Joanem tract 45
O de otro modo: Hay muchos que por la manera ordinaria que tienen de
obrar se llaman hombres buenos, que al parecer observan lo que en la Ley se
manda; sin embargo, no son cristianos y las más de las veces se jactan como los
fariseos: "Pues qué, ¿nosotros somos también ciegos?" ( Jn 9,40).
Como que ignorando a qué fin dirigir sus acciones, obran inútilmente; pero el
Señor, bajo la figura de rebaño y de puerta por la que se entra al redil, les
dice: "En verdad, en verdad os digo: que el que no entra por la puerta",
etc. Digan en hora buena los paganos, digan los judíos o los herejes, nuestra
vida es buena; si no entran por la puerta ¿de qué les sirve? La buena vida debe
proporcionar a cada uno la vida eterna, y no puede decirse que viven bien los
que ignoran por ceguedad el fin del bien vivir, o por orgullo lo menosprecian.
Nadie puede tener esperanza de vivir siempre, si no conoce la vida (que es
Cristo) y entra por esta puerta en el redil. Todo aquel que quiere entrar en el
redil, entre por la puerta; y no solamente predique a Cristo, sino busque su
gloria y no la gloria propia. Pero Cristo es una puerta humilde; el que entra
por esta puerta debe bajar su cabeza para que pueda entrar con ella sana. Mas
aquel que no se humilla sino que se ensalza, ése quiere escalar el muro; por
tanto, se eleva para caer. Muchas veces tales hombres pretenden persuadir a los
demás a que vivan bien sin ser cristianos; éstos quieren subir por otra parte,
robar y matar. Son, pues, ladrones, porque se apropian lo ajeno; son salteadores,
porque matan lo que roban.
Crisóstomo, ut supra
Has visto cómo describe al ladrón; mira ahora la definición del pastor:
"Mas el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas".
San Agustín, De verb Dom. Serm 49
Entra por la puerta el que entra por Cristo, el que imita la pasión de
Cristo, el que conoce la humildad de Cristo, que siendo Dios se ha hecho hombre
por nosotros. Conozca el hombre que no es Dios, sino hombre, porque el que
quiere parecer Dios siendo hombre, no imita a Aquel que siendo Dios se hizo
hombre. Porque no se te ha dicho: seas algo menos de lo que eres; sino,
reconoce lo que eres.
"A éste abre el portero".
Crisóstomo, ut supra
Nada impide llamar portero a Moisés, porque a él fue confiado el
depósito de las palabras de Dios.
Teófilacto
O bien el Espíritu Santo es el portero que, abriéndonos las Sagradas Escrituras,
nos muestra a Cristo.
San Agustín, in
Joanem tract 46
O de otra manera: Por este portero debemos entender al mismo Señor. En
las cosas humanas hay más diferencia entre un pastor y una puerta, que entre un
portero y una puerta, y sin embargo, el Señor se llama a sí mismo pastor y
puerta. ¿Por qué no hemos de ver en El al portero? El que se manifiesta a sí
mismo, es el mismo que se abre. Si buscas que otro sea el portero, puedes
reconocer, sin duda, bajo este nombre al Espíritu Santo, de quien el Señor
dice: "El mismo os enseñará toda la verdad" ( Jn 16,13). La puerta es
Cristo, que es la verdad. ¿Quién abre la puerta sino el que enseña la verdad?
Debemos cuidar, sin embargo, de no estimar más al portero que a la puerta,
porque en las casas de los hombres el portero es más que la puerta, y no la
puerta más que el portero.
Crisóstomo, ut supra
Como que ellos le habían tenido por un impostor y se empeñaban en probarlo
por su misma infidelidad diciendo ( Jn 7,48): "Quién de los príncipes
creyó en El", enseña ahora que, puesto que no le escuchan, son excluidos
de la condición de ovejas: "Las ovejas oyen su voz". Y si es propio
del pastor entrar por la puerta verdadera, por la que El mismo entró, síguese
que se separan del rebaño las ovejas que no oyen su voz.
"Y a las ovejas propias llama por su nombre".
San Agustín, in
Joanem tract 45
Porque El conoce el nombre de los predestinados. Por eso ha dicho a sus
discípulos ( Lc 10,20): "Alegraos, porque vuestros nombres están escritos
en el cielo". "Y las saca".
Crisóstomo, in Joanem hom 58
Sacaba a sus ovejas cuando las enviaba, no ya lejos de los lobos, sino
en medio de ellos. Estas palabras parece que se dirigen al ciego de una manera
indirecta, porque le sacó llamándole de en medio de los judíos.
San Agustín, ut supra
¿Y quién es el que saca las ovejas sino Aquel que perdona los pecados,
para que desembarazados de sus duras cadenas puedan seguirle? "Y cuando ha
sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas".
Glosa
En verdad, las saca de las tinieblas de la ignorancia a la luz, cuando
va delante de ellas como en columna de nube y de fuego.
Crisóstomo, ut supra
Los pastores hacen lo contrario, siguiendo ellos mismos a las ovejas;
mas El dice de sí mismo lo contrario, conduciendo las ovejas a la verdad.
San Agustín, ut supra
¿Y quién es el que va delante de las ovejas sino Aquel que resucitando
de entre los muertos no muere ya más ( Rom 6,9), y dijo al Padre ( Jn 17,24):
"Quiero que aquellos que tú me diste estén conmigo en donde yo
estoy".
"Y las ovejas le siguen, porque ellas conocen su voz. Mas al
extraño no le siguen", etc.
Crisóstomo, ut supra
Llama extraños a Judas y a Teudas 1 y a los demás falsos apóstoles que
debían venir después de ellos. Para no confundirse con ellos, se distingue en
muchas cosas. En primer lugar por la doctrina de las Sagradas Escrituras, por las
cuales Cristo atraía a sí a los hombres, mientras que ellos separaban a los
hombres de esas mismas Escrituras. En segundo lugar, por la obediencia de las
ovejas, pues los hombres creyeron en El no sólo durante su vida, mas a ellos
los abandonaron inmediatamente.
Teófilacto
Significa también el anticristo, que después de haber engañado un tanto
a los hombres, no hará prosélitos después de su muerte.
San Agustín, ut supra
¿Pero cómo resolver esta cuestión? Algunas veces las que no son ovejas
oyen la voz del pastor; tal aconteció a Judas, que aunque era lobo, oyó esta
voz, y las ovejas no la oyen; porque algunos de los que crucificaron a Cristo
eran ovejas, y sin embargo, no oyeron su voz. Podrá decir alguno que aquellas
no eran ovejas cuando no oían su voz; mas una vez que fue oída esta voz, fueron
cambiados, de lobos que eran, en ovejas. Aún me asusta lo que el Señor, por
boca de Ezequiel, reprende a los pastores, diciéndoles, entre otras cosas,
acerca de las ovejas ( Jn 34,6): "No llamaste a la que andaba
errante". El le dice errante y la llama oveja; no andaría errante, si
oyera la voz del pastor; por eso anda errante, porque oyó la voz del extraño.
He aquí lo que yo digo: el Señor conoce los que son suyos, por presciencia ( 2Tim
2,19); conoce a los predestinados; éstos son las ovejas. Algunas veces no se
conocen ellas mismas, pero el pastor las conoce; porque hay muchas ovejas fuera
del redil, y muchos lobos están dentro. De los predestinados es de quien habla.
Hay una cierta voz de pastor que las ovejas reconocen; no la del extraño; y en
la que las que no son ovejas no oyen a Cristo. ¿Qué voz es ésta? "El que
perseverare hasta el fin, éste será salvo" ( Mt 10,22). Esta voz no la
desprecia el hijo; no la oye el extraño. "Este proverbio les dijo Jesús.
Mas ellos no entendieron lo que les decía", porque el Señor apacienta con
palabras claras y ejercita con palabras oscuras. Cuando dos oyen las palabras
del Evangelio, el uno piadoso y el otro impío, y lo que oyen es de tal
naturaleza que ambos no lo entienden, el uno exclama: es verdad lo que dijo, es
bueno lo que dijo, pero nosotros no lo entendemos. Este ya llama, porque cree;
es digno de que se le abra si insiste en llamar. El otro dice: nada dijo; que
oiga aun esta palabra: "Si no creyereis, no entenderéis" ( Is 7,9).
Crisóstomo, in Joanem hom 58
Queriendo el Señor que se fijaran más los judíos, les explica lo que más
arriba les había dicho: "Y Jesús les dijo otra vez: En verdad, en verdad
os digo que yo soy la puerta de las ovejas".
San Agustín, in
Joanem tract 45
He aquí que abre lo que estaba cerrado. El es la puerta; entremos, pues,
y nos alegraremos de haber entrado.
"Todos cuantos vinieron, ladrones son y salteadores".
Crisóstomo, ut supra
No dijo esto de los Profetas, como pretenden los herejes, sino de los
sediciosos. Por lo cual añade, alabando a las ovejas: "Pero no los oyeron
las ovejas". En ningún lugar se observa que haya hecho elogios de aquellos
que no obedecieron a los Profetas; antes, por el contrario, los vitupera
severamente.
San Agustín, ut supra
Entiéndase en este sentido: Todos los que vinieron sin mí; porque no
vinieron sin El los Profetas, porque vinieron con El los que vinieron con la
palabra de Dios, y los que vinieron con El fueron veraces, porque El es la
palabra y la verdad. El que había de venir enviaba sus heraldos, poseyendo los
corazones de aquellos que enviaba. El que existe siempre, tomó carne en el
tiempo. ¿Qué quiere decir siempre ? "En el principio era el Verbo" ( Jn
1,1). Los justos precedieron su venida en carne; creyeron que había de venir
del mismo modo que nosotros creemos que vino. Los tiempos son diversos, no la
fe; la misma fe une a los unos y a los otros, a aquellos que creyeron que
vendría, y a los que creen que vino. Luego todos los que vinieron sin El fueron
ladrones y salteadores; esto es, vinieron para robar y para matar. "Pero
no los oyeron las ovejas", esto es, aquellos de quienes se ha dicho ( 2Tim
2,19): "El Señor conoce los que son de El". Las ovejas no oyeron a
aquellos en quienes no estaba la voz de Cristo; a los que andan errando, a los
mentirosos, a los seductores de infelices.
Por qué se llama a sí mismo puerta, lo manifiesta cuando añade: "Yo
soy la puerta; quien por mi entrare será salvo".
Alcuino
Como si dijera: Las ovejas no les oyen; pero me oyen a mí, porque yo soy
la puerta, y todo hombre verdadero, no hipócrita, que entrare por mí y
perseverare, será salvo.
Teófilacto
El Señor conduce a las ovejas a los pastos por la puerta; por eso dice:
"Y entrará, y saldrá, y hallará pastos". ¿Cuáles son estos pastos,
sino el placer y el descanso futuro en que el Señor nos introduce?
San Agustín, ut supra
Pero ¿qué quiere decir "Entrará y saldrá"? Entrar en la
Iglesia por la puerta misma es muy bueno; pero salir de la Iglesia, no lo es.
Podemos, pues, decir que nosotros entramos cuando pensamos interiormente alguna
cosa, y que salimos cuando hacemos alguna acción exterior, según aquello del
Profeta ( Sal 103,23): "Saldrá el hombre a su obra"
Teófilacto
O bien la palabra entrar se aplica a aquel que se ocupa del hombre
interior, y la palabra salir a aquel que mortifica en Cristo al hombre
exterior, esto es, a sus miembros, que están sobre la tierra ( Col 3), porque
éste es el que encontrará pastos en la vida futura.
Crisóstomo, ut supra
O bien estas palabras deben entenderse de los Apóstoles, que entraron y
salieron con intrepidez, como señores de todo el mundo, y nadie pudo
arrojarlos, y tuvieron alimentos.
San Agustín, ut supra
Pero más me complace el consejo que en cierta manera nos da cuando dice
después: "El ladrón no viene sino para hurtar".
Alcuino
Como si dijera: Con razón las ovejas no oyen la voz del ladrón, porque
el ladrón no viene sino para hurtar, apropiándose a sí lo que es de otro; no
instruyendo a sus secuaces en los preceptos de Cristo, sino persuadiéndoles a
que vivan siguiendo el ejemplo de ellos. Por eso añade el Evangelista: "Y
para matar" (separando de la fe con doctrina engañosa), "y para
destruir" (en la eterna condenación). Esos son, pues, los que hurtan y
matan. "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en más
abundancia".
San Agustín, ut supra
Me parece que debe entenderse: para que tengan vida, los que entran,
esto es, que reciban la vida de la fe que obra por la caridad ( Gál 5); fe que
abre la puerta del redil en que está la vida, porque el justo vive de la fe ( Rom
1,17). "Y para que la tengan en más abundancia" los que salen, esto
es, cuando mueren los verdaderos fieles y tienen una vida más abundante, en
donde después no vuelven a morir. Aunque en esta vida no falten pastos,
encontrarán pastos donde puedan saciarse, como los que encontró aquel a quien
se dijo ( Lc 23,43): "Hoy estarás conmigo en el paraíso".
San Gregorio,
Super Ezech. hom 13
Entrará, pues, en la fe y saldrá a la visión de la naturaleza misma, y
encontrará pastos en la eterna hartura.
Crisóstomo, ut supra
Cuando dice "El ladrón no viene sino para hurtar, y para matar, y
para destruir", se refiere a los sediciosos, y esto se cumple a la letra
en todos aquellos hombres muertos y perdidos que les seguían, privándolos de
este modo de la vida eterna. "Yo he venido por la salvación de todos, para
que tengan vida y para que la tengan en más abundancia en el reino de los
cielos"; y ésta es la tercera diferencia por la que se distingue de los
falsos profetas.
Teófilacto
En sentido místico, el ladrón es el diablo que con la tentación viene
para robar por medio de malos pensamientos, mata por el consentimiento y
destruye por las obras.
Notas
1.
Entre los falsos mesías, a que hace referencia Gamaliel en su discurso
de Hech 5,36-37, están, Judas el Galileo, hijo de Ezquías, quien se sublevó
hacia el 6 a.C.; y un tal Teudas, sobre cuya identidad hay cierta
incertidumbre.
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