miércoles, 15 de mayo de 2019

Misa de la Virgen XVII La Virgen María del Cenáculo


Misas de la Virgen XVII (Tiempo de Pascua III):
"La Virgen María del Cenáculo"

MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO



La Virgen María del Cenáculo se celebra con memoria litúrgica en muchas diócesis y familias religiosas, entre las cuales destaca la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora del Cenáculo, fundada por santa Teresa Couderc (+ 1885).
En la Santísima Virgen, que estuvo presente en el primer grupo de los discípulos de Cristo (Antífona de entrada, cf. Hch 1, 14), la Iglesia ha ido descubriendo progresivamente a la Madre que alentaba con su amor los comienzos de aquella primitiva comunidad y al modelo destacado de la oración unánime.
En este formulario, en el que la Iglesia glorifica al Padre celestial por el don del Espíritu Santo, la Madre de Jesús aparece como:
- la Virgen llena del Espíritu Santo. Dios, en efecto, colmó a la Santísima Virgen «de los dones del Espíritu Santo» (Oración colecta), y ella, que «en la Encarnación de la Palabra / fue cubierta con la sombra del Espíritu, / de nuevo es colmada de gracia por el Don divino / en el nacimiento (del) nuevo pueblo» (Prefacio);
- modelo de la Iglesia. En primer lugar, modelo de oración, ya que Dios, en la Santísima Virgen, nos ha dado «en la Iglesia primitiva / un ejemplo de oración» admirable (Prefacio): «la Madre de Jesús, orando con los apóstoles» (Prefacio, cf. Antífona de entrada [Hch 1, 14], Oración colecta), y «la que esperó en oración la venida de Cristo, / invoca al Defensor prometido con ruegos ardientes» (Prefacio); ejemplo también de concordia, de comunión y de paz (cf. Prefacio, Oración después de la comunión); de obediencia a la voz del Espíritu Santo (cf. Oración sobre las ofrendas); de vigilancia en la expectación de la segunda venida de Cristo (cf. Prefacio); de observancia fiel (cf. Aleluya, Lc 2, 19) y de activa propagación de la Palabra de Dios.



Antífona de entrada Cf. Hch 1, 14

Los discípulos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la madre de Jesús. Aleluya. 

Oración colecta

Señor, Dios nuestro, que colmaste de los dones del Espíritu Santo a la Virgen María en oración con los apóstoles, concédenos, por su intercesión, perseverar en la oración en común, llenos del mismo Espíritu, y llevar a nuestros hermanos el Evangelio de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.


Liturgia de la Palabra

Primera lectura


Lo vieron levantarse

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11

Después de la resurrección de Jesús, los apóstoles lo rodearon preguntándole:
– «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó:
– «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
– «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Entonces los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 86, 1-2. 3 y 5. 6-7 (R.: 3)

R. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob. R.

¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
Se dirá de Sión: "uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado". R.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Este ha nacido allí".
Y cantarán mientras danzan:
"todas mis fuerzas están en ti". R.

Aleluya Cf Lc 2, 19

Dichosa es la Virgen María que conservaba la palabra de Dios, meditándola en su corazón. 

Evangelio


Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra

 + Lectura del santo Evangelio según San Lucas 8, 19-21

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces le avisaron:
–Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.
El les contestó:
–Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra.

Palabra del Señor.


Oración sobre las ofrendas

Acepta, Padre santo, los dones que te presentamos con alegría, y haz que, imitando a la santísima Virgen, estemos atentos a la voz del Espíritu y en todo busquemos la alabanza de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Prefacio

La Bienaventurada Virgen, orando co los apóstoles, espera la Venida del Defensor

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque nos has dado en la Iglesia primitiva
un ejemplo de oración y de unidad admirables:
la Madre de Jesús, orando con los apóstoles.

La que esperó en oración la venida de Cristo
invoca al Defensor prometido con ruegos ardientes;
y quien en la encarnación de la Palabra
fue cubierta con la sombra del Espíritu,
de nuevo es colmada de gracia por el Don divino
en el nacimiento de tu nuevo pueblo.

Por eso la Santísima Virgen María,
vigilante en la oración y fervorosa en la caridad,
es figura de la Iglesia
que, enriquecida con los dones del Espíritu,
aguarda expectante la segunda venida de Cristo.

Por él,
los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unimos a sus voces
cantando tu alabanza:

Santo, Santo, Santo.



Antífona de comunión Hch 2, 42

Los discípulos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Aleluya. 

Oración después de la comunión 

Renueva interiormente, Señor, con el don del Espíritu Santo a quienes alimentas con el único pan de la salvación, y concédenos, bajo el amparo de la Virgen María, trabajar por la concordia y la paz de los hermanos, por quienes Cristo, tu Hijo, se ofreció como víctima de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Introducción
Reunidos en este santo lugar para celebrar el sacrificio de Jesús, nos sentimos miembros de la misma primitiva comunidad cristiana que, animada por María, la Madre de Jesús, y presidida por Pedro, vivía de la escucha de la Palabra, de la Fracción del Pan y de la práctica de la caridad. Cantamos…

Lecturas
Imitando la fidelidad y docilidad obediente de María, la Madre del Señor, escuchemos la Palabra de Dios para vivirla como auténticos discípulos de Cristo.

Oración de los fieles

R. Te rogamos con María, Templo vivo del Espíritu.

+Por una Iglesia más dócil al Espíritu, más eucarística y más mariana. Oremos.

- +Por la salud e intenciones del Sucesor de Pedro. Oremos.

+Por el reflorecimiento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y contemplativas. Oremos.

+Por la congregación de todas las Iglesias cristianas en torno al único Altar de Cristo, "para que el mundo crea". Oremos.

+Por la liberación de las benditas Ánimas del Purgatorio. Oremos.

Ofertorio
En el Cenáculo de la Nueva Alianza, que es la Iglesia Católica, representada en este templo, llevemos al Altar los dones eucarísticos, y con María, invoquemos al Espíritu, para que por el ministerio del sacerdote, el Dios hecho Pan se haga presente en medio de nosotros. Cantamos…


Comunión
Se encuentra ante nosotros Aquel que se hizo Pan para estar en nosotros: Jesucristo, el Verbo encarnado. Desde los primeros tiempos del cristianismo, hasta hoy y para siempre, el Señor Sacramentado cumple su promesa de permanecer junto a su rebaño. Cantamos..


Despedida
Con la santa intrepidez de los discípulos del Señor, siguiendo las huellas y el ejemplo de la Virgen del Cenáculo, orante y misionera, vayamos al mundo a testimoniar la buena nueva de la Pascua. Cantamos…


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