martes, 31 de diciembre de 2013

La fraternidad, funadamento y camino para la paz - Papa Francisco

MENSAJE DEL
SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA
XLVII JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

1 DE ENERO DE 2014 

LA FRATERNIDAD,
FUNDAMENTO Y CAMINO
PARA LA PAZ
 
1. En este mi primer Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, quisiera desear a todos, a las personas y a los pueblos, una vida llena de alegría y de esperanza. El corazón de todo hombre y de toda mujer alberga en su interior el deseo de una vida plena, de la que forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer.
De hecho, la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera. Y es necesario recordar que normalmente la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia, sobre todo gracias a las responsabilidades complementarias de cada uno de sus miembros, en particular del padre y de la madre. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor.
El número cada vez mayor de interdependencias y de comunicaciones que se entrecruzan en nuestro planeta hace más palpable la conciencia de que todas las naciones de la tierra forman una unidad y comparten un destino común. En los dinamismos de la historia, a pesar de la diversidad de etnias, sociedades y culturas, vemos sembrada la vocación de formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros. Sin embargo, a menudo los hechos, en un mundo caracterizado por la “globalización de la indiferencia”, que poco a poco nos “habitúa” al sufrimiento del otro, cerrándonos en nosotros mismos, contradicen y desmienten esa vocación.
En muchas partes del mundo, continuamente se lesionan gravemente los derechos humanos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida y a la libertad religiosa. El trágico fenómeno de la trata de seres humanos, con cuya vida y desesperación especulan personas sin escrúpulos, representa un ejemplo inquietante. A las guerras hechas de enfrentamientos armados se suman otras guerras menos visibles, pero no menos crueles, que se combaten en el campo económico y financiero con medios igualmente destructivos de vidas, de familias, de empresas.
La globalización, como ha afirmado Benedicto XVI, nos acerca a los demás, pero no nos hace hermanos[1]. Además, las numerosas situaciones de desigualdad, de pobreza y de injusticia revelan no sólo una profunda falta de fraternidad, sino también la ausencia de una cultura de la solidaridad. Las nuevas ideologías, caracterizadas por un difuso individualismo, egocentrismo y consumismo materialista, debilitan los lazos sociales, fomentando esa mentalidad del “descarte”, que lleva al desprecio y al abandono de los más débiles, de cuantos son considerados “inútiles”. Así la convivencia humana se parece cada vez más a un mero do ut des pragmático y egoísta.
Al mismo tiempo, es claro que tampoco las éticas contemporáneas son capaces de generar vínculos auténticos de fraternidad, ya que una fraternidad privada de la referencia a un Padre común, como fundamento último, no logra subsistir[2]. Una verdadera fraternidad entre los hombres supone y requiere una paternidad trascendente. A partir del reconocimiento de esta paternidad, se consolida la fraternidad entre los hombres, es decir, ese hacerse «prójimo» que se preocupa por el otro.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Oración por las familias - Papa Francisco


Oración del Papa Francisco
a la Sagrada Familia
29 de Diciembre de 2013

Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos
el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con confianza.
Sagrada Familia de Nazaret,
haz que también nuestras familias
sean lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias se vivan experiencias
de violencia, cerrazón y división:

domingo, 29 de diciembre de 2013

¡No! No se ha hecho imposible el modelo de la familia cristiana - Card. Rouco Varela


Homilía del Emmo. y Rvdmo.
Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid
Antonio Rouco Varela
en la Fiesta de las Familias

 
Domingo de la Sagrada Familia

Plaza de Colón, Madrid, 29.XII.2013
 

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor, queridas Familias:

1.       Hoy, Fiesta de la Sagrada Familia, es día para anunciar de nuevo al mundo el Evangelio de la alegría: ¡la alegría del Evangelio de la Familia! La alegría del amor que ha madurado en la fidelidad del esposo a la esposa y de la esposa al esposo veinticinco, cincuenta y más años. La alegría del primer amor que surge en los corazones jóvenes como una primera llama que se enciende interiormente a través de la mirada y del conocimiento mutuo, que traen su causa de un amor más grande de Alguien que trasciende al novio y a la novia: ¡como una vocación que viene de Dios! La alegría del amor matrimonial entre el esposo y la esposa llega a su máxima expresión cuando fructifica en el esplendor de los hijos, si ninguna causa inculpable lo imposibilita. ¡Qué bien y que hermosamente canta el Salmista ese amor fecundo de los esposos que se aman generosamente!: “Tu mujer como parra fecunda en medio de tu casa; tus hijos como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa” (Sal 127, 3). ¡Sí, hoy es el día para proclamar y testimoniar con gozo la alegría de la Familia como lugar privilegiado para el anuncio del Evangelio a todas las naciones! Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nos ha invitado a emprender la nueva etapa evangelizadora de la Iglesia marcándola con el sello de la alegría que brota de las entrañas mismas del Evangelio, porque “con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG, 1) −nos dice−. Y no cabe ninguna duda: a ese Evangelio de la alegría, que es Jesucristo, pertenece como nota esencial la Buena Noticia de la Familia: ¡de la familia cristiana! Aquí, en la madrileña Plaza de Colón, os encontráis hoy, de nuevo un año más, numerosas familias venidas de Madrid, de toda España y de distintos puntos de Europa, fieles, valientes e incansables. Habéis venido unidas. Unidas en el interior de vosotras mismas por los lazos de un amor que es respeto, aprecio, cariño, entrega, donación mutua que no pide ni exige precio alguno, salvo el del amor. Unidas entre vosotras en la Comunión de la Iglesia, para atestiguar públicamente ante el mundo y ante los hombres de nuestro tiempo que la familia, vivida a la luz de una fe amiga de la razón, en la esperanza y en el amor de Jesucristo es la fuente de la primera y fundamental alegría: la alegría de la vida nueva que nace natural y sobrenaturalmente; la alegría capaz de sobreponerse a cualquier clase de sacrificios, convirtiéndolos en oblación de amor; la alegría duradera, perdurable, segura y fiable porque se funda en la mutua donación entre el marido y la mujer, entre los padres y los hijos, entre los abuelos y nietos; en último término, porque se fundamenta y enraíza en la gracia de Dios.

La ideología de género y su influencia en el concepto de familia - Mons. Juan Antonio Reig Pla

Conferencia de
S.E.R. Mons. Juan Antonio Reig Pla
con el tema
“La ideología de género
y su influencia
en el concepto de familia”

Congreso ‘La familia en la encrucijada’
Palacio Arzobispal
de Alcalá de Henares (3-5 de octubre 2008)
Actas publicadas por
Ediciones Cultura Cristiana
 
Me han pedido que explique la ideología de género y sus consecuencias para la familia. Aunque se trata de una ideología que afecta muy negativamente en el matrimonio y la familia, no se preocupen, porque mi exposición acaba bien. En su parte final se hará luz y se darán razones para la esperanza.
Con esta ponencia, a mí me gustaría compartir algunas convicciones y algunas preocupaciones sobre la ideología de género, que no son excesivamente conocidas en España, pero que tienen una importancia enorme. Su influencia es de tal alcance en las sociedades occidentales de hoy en día, que podemos afirmar, utilizando una expresión de Gramsci, que constituye el “pensamiento hegemónico”, esto es, aquello que domina de modo preponderante nuestra cultura.
Cultura es una palabra que habría que explicar. Pero no podemos explicarlo todo. Solamente señalar que la cultura está relacionada con el pensamiento, siendo éste un elemento esencial de aquélla. El pensamiento que envuelve y atraviesa tanto el espíritu de los hombres como la conciencia de los pueblos tiene en el ámbito cultural de la sociedad una preponderancia hegemónica. Esto es lo que sucede actualmente con la ideología de género en la sociedad española. Por eso estamos inmersos en un cambio cultural de primer orden. Pero no olvidemos que los cambios pueden ser hacia arriba o hacia abajo, es decir, potenciadores o deformadores de la realidad.
La introducción de la ideología de género en el pensamiento cultural viene de lejos. No me voy a remontar muy atrás. Voy a comenzar en el año 1948, porque se trata de una fecha clave para nuestro tema. En efecto, ese año, Kinsey, un personaje no excesivamente conocido, pero que ha tenido una importancia enorme para la difusión de la teoría de género, publica un Informe sobre conducta sexual, con un muestreo sociológico centrado en el varón. Más tarde, en 1953, publica otro referido al comportamiento sexual de la mujer. La cuestión es que su interpretación de la conducta sexual humana –ya del varón, ya de la mujer– fue asumida como paradigmática, como el saber científico sobre la sexualidad del hombre. Los informes de Kinsey pasaron a constituir la ciencia de los comportamientos sexuales de los hombres a través de su introducción en las universidades norteamericanas. Se consideró que en ellos se manifestaba un conocimiento científico acerca de la sexualidad humana y cómo debe ser la conducta sexual de los hombres. Sin embargo, unos años después, se supo que los estudios sociológicos de Kinsey estaban trucados. Los informes eran falsos, una gran estafa. Con todo, ese fraude entró en libros de divulgación y en tratados especializados que llegaron a ser textos de referencia para las explicaciones sobre la sexualidad humana, incluidas aquellas que se daban en algunas de las facultades de teología en España. Esta introducción de las tesis de Kinsey en el ámbito teológico estuvo propiciada por el hecho de que la Conferencia Episcopal Americana encargó un estudio sobre la sexualidad humana, en el cual se incorporó la interpretación de Kinsey de la vida sexual de las personas. Los resultados de ese estudio pasaron a los manuales que formaban parte del compendio de asignaturas que tenían que estudiar los alumnos de las facultades de teología en el campo de lo que llamamos la moral de la persona, que incluye la moral sexual.

Fiesta de la Sagrada Familia (ciclo a) Catena Aurea

Mateo 2, 13-15.19-23
Después que ellos se fueron, he aquí un Angel del Señor apareció en sueños a José, y le dijo: "Levántate y toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te lo diga. Porque ha de acontecer que Herodes busque al niño para matarle". Levantándose José, tomó al niño y a su madre de noche, y se retiró a Egipto. Y permaneció allí hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta, que dice: De Egipto llamé a mi Hijo.
Y habiendo muerto Herodes, he aquí el ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto diciendo: "Levántate y toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque muertos son los que querían matar al niño".
Levantándose José tomó al niño y a su madre, y se vino para tierra de Israel. Mas oyendo que Arquelao reinaba en la Judea en lugar de Herodes su padre, temió de ir allá: y avisado en sueños, se retiró a las tierras de Galilea. Y vino a morar en una ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que habían dicho los Profetas: Que será llamado Nazareno.
 
Rábano
San Mateo omite aquí el día de la Purificación, en el cual debía el primogénito ser presentado en el templo con la ofrenda de un cordero, o un par de tórtolas o palomas. El temor que tenían a Herodes no fue impedimento para que cumplieran con la Ley y llevaran al niño al Templo. Pero cuando comenzó a extenderse el rumor del nacimiento del niño, fue enviado un ángel para indicar a José que lleve al niño a Egipto. Por eso dice el texto sagrado: "Un ángel del Señor apareció en sueños a José".
 
Remigio
De que el ángel fue siempre enviado a José mientras dormía, debemos deducir que aquéllos que viven alejados de los cuidados de la tierra y de las preocupaciones mundanas, son dignos de gozar de las visiones celestiales. El ángel le dijo: "Levántate y toma al niño y a su madre".
 
San Hilario, in Matthaeum, 1
Antes, para dar a entender que ella estaba desposada con un justo, la llamó su esposa, pero ahora, después del nacimiento de Jesús, no le da otro título que el de madre, y esto porque así como el casamiento con José se presenta como garantía de la virginidad de María, así la maternidad divina nos ofrece la prueba más irrecusable de esta misma virginidad.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 2
No dice: "Toma a la madre y a su hijo", sino al contrario, porque el niño no nació por la madre, sino que la madre fue preparada para el niño. Prosiguen las palabras: "Y huye a Egipto". ¿Pero cómo el hijo de Dios huye delante de un hombre? ¿Quién se verá libre de enemigos, si El mismo teme a sus enemigos? Pero en primer lugar, convenía que también en esto siguiese la ley de la naturaleza humana, a la que se había sometido, ley que exige que la naturaleza humana, abandonada a sus propias fuerzas y en la edad tierna, huya cuando un poder nos amenaza. Además convenía que así sucediese, para que los cristianos no se avergüencen de huir cuando la persecución les obligue a ello. Pero, ¿por qué a Egipto? Porque el Señor, cuya cólera no permanece por siempre, se acordó de todos los males con que había afligido a Egipto, y queriendo dar a este pueblo una señal de gran reconciliación, envía allí como medicina a su Hijo, que debía curar las diez plagas de otro tiempo; para que fuera custodio de su Hijo único aquel que había sido perseguidor de su pueblo escogido; para hacer fieles servidores de Jesús a aquellos que habían sido tiranos dominadores de su pueblo; y para hacerlos de esta manera dignos no ya de las mortíferas aguas del Mar Rojo, sino de las fuentes vivificantes del bautismo.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Fiesta de la Sagrada Familia (ciclo a) Juan Pablo II

Homilía de Juan Pablo II
en la parroquia romana de San Marcos
el domingo 29 de diciembre de 1985

Fiesta de la Sagrada Familia 

“Christus natus est nobis, venite adoremus”
 
La Iglesia entera está aún todavía invadida por la alegría de la Navidad. La alegría de la que participan los corazones de los hombres, reanima las comunidades humanas, se manifiesta en las tradiciones, en las costumbres, en el canto y en la cultura entera.
Un día, en los campos de Belén, los pastores que guardaban sus rebaños fueron atraídos por este anuncio, que hoy repite la Iglesia entera. Todos lo transmiten, por así decir, de boca en boca, de corazón a corazón. “Christus natus est nobis, venite adoremus”.
La Iglesia vive hoy la alegría de la Navidad del Señor, del Hijo de Dios, en Belén: como misterio de la Familia, de la Santa Familia.
Es una verdad profundamente humana: por el nacimiento de un niño la comunidad conyugal del hombre y de la mujer, del marido y de la esposa, se hace más perfectamente familia. Al mismo tiempo, éste es un gran misterio de Dios, que se revela a los hombres: el misterio escondido en la fe y en el corazón de aquellos Esposos, de aquellos Cónyuges: María y José, de Nazaret. Al comienzo sólo ellos fueron testigos de que el Niño que nació en Belén es “Hijo del Altísimo”, venido al mundo por obra del Espíritu Santo.
A ellos dos, a María y José, les fue dado a conocer el misterio de aquella Familia que el Padre celestial, con el nacimiento de Jesús, formó con ellos y entre ellos.
En la medida en que este misterio se revela a los ojos de la fe de los otros hombres, la Iglesia entera ve en la Santa Familia una particular expresión de la cercanía de Dios y al mismo tiempo un signo particular de elevación de toda familia humana, de su dignidad, según el proyecto del Creador.

Fiesta de la Sagrada Familia (ciclo a) San Juan Crisóstomo

POR QUÉ NO SE SALVAN JUNTOS
EL NIÑO Y LOS MAGOS 
Cuando los magos se hubieron retirado, he aquí que el ángel del Señor se aparece a José en sueños y le dice: Leván­tate y toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Aquí hemos de resolver una dificultad acerca de los magos y acerca del niño. Porque, si es cierto que aquéllos no se alborotaron y todo lo aceptaron con obediencia, no por ello hemos nosotros de dejar de preguntarnos por qué no se salvan, aun quedándose allí, los magos y el niño, sino que aquéllos son enviados a Persia y éste tiene que huir con su madre a Egipto. ¿Pues qué? ¿Queréis que hubiera caído en manos de Herodes, y aun entre sus manos no recibir el golpe mortal? En este caso, se hubiera pensado que no había tomado carne, y no se hubiera creído el gran misterio de la encarnación. Y, en efecto, si, aun sucedien­do así las cosas y dispuestas tantas otras de la vida del Señor humanamente, se han atrevido algunos a decir que es un mito eso de que Dios tomara carne, ¿en qué impiedades no hubiera caído de haberlo Él hecho todo divinamente y según su poder infinito? En cuanto a los magos, despáchalos aprisa, primero porque quiere enviar maestros a su patria de Persia y luego porque quiere cortar la locura del tirano Herodes: Que se dé cuenta que emprende una cosa imposible, que apague su furor, que desista de su vano intento. El mismo poder supone vencer tranquilamente a los enemigos que burlarlos con la mayor fa­cilidad. Por lo menos así engañó a los egipcios en favor de los judíos. Podía Dios muy bien haber hecho pasar la riqueza de aquéllos a manos de los hebreos. Sin embargo, manda que eso se haga a escondidas y con engaño. Lo cual no le hizo menos temible a sus enemigos que cualquiera otro de los milagros.
 
Así los escalonitas y demás habitantes de aquellas ciu­dades que, por haber capturado el arca de la alianza, fueron heridos por Dios con plaga de ratones, cuando exhortaron a los suyos a no proseguir la guerra ni ponerse frente a Él, entre los otros milagros, alegaron también éste, diciendo: ¿Por qué endurecéis vuestros corazones como los endurecieron Egipto y Faraón? ¿No es así que sólo cuando se burló de ellos despa­charon al pueblo y salió éste de Egipto?” Cuando así hablaban, prueba es que para ellos este milagro no era menor que los públicamente realizados, para poner de manifiesto el poder y la grandeza de Dios, Pues también lo sucedido con los magos era bastante para impresionar al tirano. Considerad, en efec­to, lo que tuvo que sufrir Herodes y cómo se ahogaría al verse así engañado y puesto en ridículo por los magos. ¿Y qué, si no se hizo mejor? —Eso ya no es culpa de quien todo lo ordenó para que se mejorara. La culpa fui de su extrema locura, que no se rindió a lo que podía haberla calmado y apartado de su maldad. Más bien que rendirse siguió aún más adelante, con lo que recibiría mayor castigo de su insensatez.
 
POR QUÉ HUYE JESÚS A EGIPTO 
¿Y por qué—me diréis—es enviado el niño a Egipto? La razón la da particularmente el evangelista: Porque se cumpliera —dice—lo que fue dicho por el Señor por boca del profeta, diciendo: “De Egipto he llamado a mi hijo”. Pero juntamente el Señor anunciaba a toda la tierra un como preludio de buenas esperanzas. Como en Babilonia y Egipto ardía más que en parte alguna el incendio de la impiedad, al mostrar el Señor des­de el principio que las ha de corregir y mejorar, persuade a la tierra entera a que tenga buena esperanza. De ahí que a los magos los manda a tierras de Babilonia y Él mismo con su madre marcha a Egipto.

viernes, 27 de diciembre de 2013

San Juan tuvo visiones grandiosas y escuchó mensajes extraordinarios - Benedicto XVI

BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 23 de agosto de 2006 

Juan, el vidente de Patmos 

Queridos hermanos y hermanas:

En la última catequesis meditamos en la figura del apóstol san Juan. Primero, tratamos de ver lo que se puede saber de su vida. Después, en una segunda catequesis, meditamos en el contenido central de su evangelio, de sus cartas: la caridad, el amor. Y hoy volvemos a ocuparnos de la figura de san Juan, esta vez considerándolo el vidente del Apocalipsis.

Ante todo, conviene hacer una observación: mientras que no aparece nunca su nombre ni en el cuarto evangelio ni en las cartas atribuidas a este apóstol, el Apocalipsis hace referencia al nombre de san Juan en cuatro ocasiones (cf. Ap 1, 1. 4. 9; 22, 8). Es evidente que el autor, por una parte, no tenía ningún motivo para ocultar su nombre y, por otra, sabía que sus primeros lectores podían identificarlo con precisión. Por lo demás, sabemos que, ya en el siglo III, los estudiosos discutían sobre la verdadera identidad del Juan del Apocalipsis. En cualquier caso, podríamos llamarlo también "el vidente de Patmos", pues su figura está unida al nombre de esta isla del mar Egeo, donde, según su mismo testimonio autobiográfico, se encontraba deportado "por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (Ap 1, 9).

Precisamente, en Patmos, "arrebatado en éxtasis el día del Señor" (Ap 1, 10), san Juan tuvo visiones grandiosas y escuchó mensajes extraordinarios, que influirán en gran medida en la historia de la Iglesia y en toda la cultura cristiana. Por ejemplo, del título de su libro, "Apocalipsis", "Revelación", proceden en nuestro lenguaje las palabras "apocalipsis" y "apocalíptico", que evocan, aunque de manera impropia, la idea de una catástrofe inminente.

El libro debe comprenderse en el contexto de la dramática experiencia de las siete Iglesias de Asia (Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea) que, a finales del siglo I, tuvieron que afrontar grandes dificultades -persecuciones y tensiones incluso internas- en su testimonio de Cristo. San Juan se dirige a ellas mostrando una profunda sensibilidad pastoral con respecto a los cristianos perseguidos, a quienes exhorta a permanecer firmes en la fe y a no identificarse con el mundo pagano, tan fuerte. Su objetivo consiste, en definitiva, en desvelar, a partir de la muerte y resurrección de Cristo, el sentido de la historia humana.

San Juan, como Apóstol y amigo de Jesús, nos muestra cuáles son los componentes, o mejor, las fases del amor cristiano - Benedicto XVI

BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 9 de agosto de 2006 

Juan, el teólogo 

Queridos hermanos y hermanas: 

Antes de las vacaciones comencé a esbozar pequeños  retratos  de los doce Apóstoles. Los Apóstoles eran compañeros de camino de Jesús, amigos de Jesús, y su camino con Jesús no era sólo un camino exterior, desde Galilea hasta Jerusalén, sino un camino interior, en el que aprendieron la fe en Jesucristo, no sin dificultad, pues eran hombres como nosotros. Pero precisamente por eso, porque eran compañeros de camino de Jesús, amigos de Jesús que en un camino no fácil aprendieron la fe, son también para nosotros guías que nos ayudan a conocer a Jesucristo, a amarlo y a tener fe en él.

Ya he hablado de cuatro de los doce Apóstoles: de Simón Pedro, de su hermano Andrés, de Santiago, el hermano de Juan, y del otro Santiago, llamado "el Menor", el cual escribió una carta que forma parte del Nuevo Testamento. Y comencé a hablar de san Juan evangelista, exponiendo en la última catequesis antes de las vacaciones los datos esenciales que trazan las fisonomía de este Apóstol. Ahora quisiera centrar la atención en el contenido de su enseñanza. Los escritos de los que quiero hablar hoy son el Evangelio y las cartas que llevan su nombre.

Un tema característico de los escritos de san Juan es el amor. Por esta razón decidí comenzar mi primera carta encíclica con las palabras de este Apóstol: "Dios es amor (Deus caritas est) y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él" (1 Jn 4, 16). Es muy difícil encontrar textos semejantes en otras religiones. Por tanto, esas expresiones nos sitúan ante un dato realmente peculiar del cristianismo.

Ciertamente, Juan no es el único autor de los orígenes cristianos que habla del amor. Dado que el amor es un elemento esencial del cristianismo, todos los escritores del Nuevo Testamento hablan de él, aunque con diversos matices. Pero, si ahora nos detenemos a reflexionar sobre este tema en san Juan, es porque trazó con insistencia y de manera incisiva sus líneas principales. Así pues, reflexionaremos sobre sus palabras.

jueves, 26 de diciembre de 2013

El Papa y los obispos son de derecho divino, los patriarcados y las conferencias episcopales sólo de derecho eclesiástico. - Mons. Gerhard Ludwig Müller

Entrevista que Arzobispo Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe concedió al Corriere della Sera 

Hijo de un obrero, por dieciséis años docente en la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich de Baviera, Müller es el teólogo elegido por Ratzinger como encargado de la propia Opera Omnia y, al mismo tiempo, el amigo y “discípulo” de Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación. Así lo pintan como conservador o progresista, según el caso, “¡pero la esquizofrenia no es mía!”. Ciertamente tiene en claro su tarea: “El primer fin de la Congregación es promover la fe para la salvación del hombre, pero el segundo es defenderla”. Y no escapa a ninguna pregunta: desde los sacramentos a los divorciados en nueva unión hasta las nuevas “herejías”, incluyendo el “riesgo de particularismo” en la Iglesia: “Algunos interpretan la Evangelii Gaudium como si el Santo Padre quisiera favorecer una cierta autonomía de las iglesias locales, la tendencia a distanciarse de Roma. Pero esto no es posible. El particularismo, como el centralismo, es una herejía. Sería el primer paso hacia la autocefalía”.
 
¿En qué sentido, Excelencia? 
La Iglesia Católica está compuesta por iglesias locales pero es una. No existen iglesias “nacionales”, somos todos hijos de Dios. El Concilio Vaticano II explica en concreto la relación entre el Papa y los obispos, entre el primado de Pedro y la colegialidad. El Romano Pontífice y los obispos en forma individual son de derecho divino, instituidos por Jesucristo. También la colegialidad y la colaboración entre los obispos, cum Petro et sub Petro, tienen aquí su fundamento. Pero los patriarcados y las conferencias episcopales, históricamente y hoy, pertenecen sólo al derecho eclesiástico, humano. Los presidentes de las conferencias episcopales, aunque importantes, son coordinadores, nada más, ¡no son vice-papas! Cada obispo tiene una relación directa e inmediata con el Papa. No podemos tener una descentralización en las conferencias, existiría el peligro de un nuevo centralismo: con la presidencia que tiene todas las informaciones y los obispos inundados por documentos sin el tiempo de prepararse.
 
¿Y qué quería decir Francisco cuando hablaba de “conversión del papado” y escribía que las conferencias deberían tener “alguna auténtica autoridad doctrinal”?
 
El Papa partía de la reflexión sobre el ejercicio del primado que Wojtyla hizo en el `95 con la Ut unum sint. El sentido es claro en la dimensión ecuménica y también respecto a la colegialidad. En cuanto a las conferencias, con ciertas condiciones, tienen una autoridad también magisterial: cuando, por ejemplo, preparan un catecismo local, se ocupan del misal, gobiernan universidades y facultades teológicas. Trabajan en la dimensión concreta, el Papa no puede saber todo lo que ocurre en cada país. Se trata de encontrar un equilibrio práctico. No podemos aceptar antiguos errores, como el conciliarismo, el galicanismo o lo opuesto a un cierto curialismo…

martes, 24 de diciembre de 2013

El buey y el asno en el pesebre - Card. Joseph Ratzinger

EL BUEY Y EL ASNO
EN EL PESEBRE

La antigua fiesta de los cristianos no es la navidad, sino la pascua: solamente la resurrección del Señor constituyó el alumbramiento de una nueva vida y, así, el comienzo de la iglesia. Por eso ya Ignacio de Antioquía (+ lo más tarde el 117 después de Cristo) llama cristianos a quienes «no observan ya el sábado, sino que viven según el día del Señor» 1: Ser cristiano significa vivir pascualmente a partir de la resurrección, la cual es celebrada semanalmente en la festividad pascual del domingo. Que Jesús nació el 25 de diciembre lo afirmó ya con seguridad por primera vez Hipólito de Roma, en su comentario de Daniel, escrito más o menos en el año 204 después de Cristo; el investigador que trabaja en Basilea, Bo Reicke, basándose en ciertos indicios, cree poder demostrar que ya Lucas en su evangelio presupone el día 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús: en ese día se celebraba entonces la fiesta de la consagración del templo, establecida por Judas Macabeo en el año 164 antes de Cristo, y la fecha natal de Jesús simbolizaría de esta manera que, con él, como verdadera luz de Dios que irrumpe en la noche del invierno, se operó realmente la consagración del templo, la llegada de Dios a esta tierra. 2

lunes, 23 de diciembre de 2013

IV domingo de adviento (ciclo a ) Guión Litúrgico

Entrada:
En los umbrales de la celebración de la Navidad, la Iglesia fija su mirada en María Virgen y en su castísimo esposo San José. Los cuatro cirios encendidos de la corona de adviento, nos señalan que Jesús, la luz de las naciones, está muy cerca de nosotros. Con la esperanza puesta en la venida del Redentor nos ponemos de pie y cantamos… 

domingo, 22 de diciembre de 2013

IV Domingo de Adviento (ciclo A) Juan Pablo II

JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 23 de diciembre de 2001 

Amadísimos hermanos y hermanas: 1. Celebramos hoy el cuarto domingo de Adviento, mientras se intensifican los preparativos para la fiesta de Navidad. La palabra de Dios, en la liturgia, nos ayuda a centrar nuestra atención en el significado de este acontecimiento salvífico fundamental que es, al mismo tiempo, histórico y sobrenatural.

"Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros" (Is 7, 14). Esta profecía de Isaías reviste una importancia capital en la economía de la salvación. Asegura que "Dios mismo" dará un descendiente al rey David como "signo" de su fidelidad. Esta promesa se cumplió con el nacimiento de Jesús de la Virgen María.

2. Por tanto, para captar el significado y el don de gracia de la Navidad, ya inminente, debemos aprender en la escuela de la Virgen y de su esposo san José, a quienes en el belén contemplaremos en adoración extasiada del Mesías recién nacido.

En la página evangélica de hoy san Mateo pone de relieve el papel de san José, al que califica como hombre "justo" (Mt 1, 19), subrayando así que estaba totalmente dispuesto a cumplir la voluntad de Dios. Precisamente por esta justicia interior, que en definitiva coincide con el amor, José no quiere denunciar a María, aunque se ha dado cuenta de su embarazo incipiente. Piensa "repudiarla en secreto" (Mt 1, 19), pero el ángel del Señor lo invita a no tener reparo y a llevarla consigo.

sábado, 21 de diciembre de 2013

IV Domingo de Adviento (ciclo A) - Catena Aurea

Mateo 1,18-24
Y la generación de Jesucristo fue de esta manera. Que siendo María su Madre desposada con José, antes que viviesen juntos, se halló haber concebido en el vientre de Espíritu Santo.
Y José, su Esposo, como era justo y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.
Y estando él pensando en esto, he aquí que el Angel del Señor le apareció en sueños, diciendo: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer: porque lo que en ella ha nacido, de Espíritu Santo es".
"Y parirá un hijo: y llamarás su nombre Jesús: porque él salvará a su pueblo de los pecados de ellos".
Mas todo esto fue hecho para que se cumpliese lo que habló el Señor por el Profeta, que dice: He aquí la Virgen concebirá, y parirá hijo: y llamarán su nombre Emmanuel, que quiere decir "con nosotros Dios".
Y despertando José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado y recibió a su mujer. 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1
Como el evangelista había dicho antes: "Y Jacob engendró a José", con quien desposada María engendró a Jesús, para que ninguno pudiera pensar que el nacimiento de Cristo había sido como el de sus progenitores, cortando el orden de la narración dice: "Y la generación de Jesucristo fue de esta manera", como si dijera: la generación de sus ascendientes fue como la he referido, pero la generación de Cristo no fue así, sino de esta forma: "Que siendo su Madre desposada". 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 4
Como quien va a decir una cosa nueva promete narrar la manera de realizarse esta generación; no fuera a suceder que al oír las palabras "esposo de María" cualquiera pensase que Cristo había nacido según la ley general de la naturaleza.
Remigio
También puede referirse a lo ya dicho en este sentido: "La generación de Cristo era así", como he dicho: "Abraham engendró a Isaac".
San Jerónimo
Pero, ¿por qué Cristo es concebido de una Virgen desposada y no de una simple virgen? Por tres razones: la primera, para que por la genealogía de José se supiese el origen de María; la segunda, para que los judíos no la apedreasen como adúltera; y la tercera, para que al huir a Egipto tuviese quien la consuele. El mártir Ignacio aduce otra razón: para ocultar al demonio el parto de María, y que siempre creyese que Cristo había sido engendrado no de una virgen, sino de una mujer casada.

IV Domingo de Adviento (ciclo A) - San Juan Crisóstomo

HOMILÍAS SOBRE SAN MATEO

Para ser de los que se salvan y no de los que son abrasados. A la verdad, no hay rocío más agradable que no ser dominado por la codicia de la riqueza y contarse entre los pobres. Los que han pisoteado la codicia de la riqueza son los más ricos de todos, al modo que los jóvenes hebreos, que despreciaron al rey, fueron más gloriosos que el rey. Así tú, si desprecias las cosas del mundo, valdrás más que todo el mundo, a ejemplo de aquellos santos de quienes no era digno el mundo, búrlate de los bienes presentes por que merezcas alcanzar los del cielo. De este modo serás aquí glorioso y gozarás los bienes por venir, por la gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo, a quien sea gloria y poder por los siglos de los siglos. Amén.

HOMILIA 5

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta, diciendo: Mirad que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le llamarán de nombre Emmanuel (Mt 1, 22 ss).

DEBEMOS RUMIAR LA PALABRA DIVINA

1. A muchos les oigo decir: Mientras estamos en la iglesia escuchando la palabra de Dios, nos sentimos recogidos; pero apenas salimos de allí, el fuego se apaga y nos volvemos otros. ¿Qué pudiéramos, pues, hacer para que esto no suceda? Consideremos la causa por qué sucede. ¿De dónde, pues, nos viene tan grande cambio? Ese cambio nos viene de que no empleamos el tiempo en lo que conviene, de que fomentamos el trato de hombres perversos. Al retirarnos de la reunión litúrgica, no debiéramos arrojarnos inmediatamente a cosas que no dicen con ella, sino tomar, apenas llegados a casa, el Libro santo en nuestras manos y convidar a nuestras mujeres e hijos a tomar parte en el fruto de lo que se nos ha dicho. Sólo entonces debiéramos poner mano en los asuntos de la vida. Cuando salís del baño, no os echáis inmediatamente por esas plazas, por miedo de perder en ellas el refrigerio que en el baño gozasteis. Lo mismo—y con mucha más razón—habría que hacer al salir de la iglesia. Pero la verdad es que hacemos lo contrario, y de ahí viene que lo perdamos todo. Porque, no estando aún bien arraigado el fruto de lo que hemos oído, viene el torrente impetuoso de las cosas exteriores y lo arrastra todo en su torbellino. Pues para que esto no suceda, al retiraros de la iglesia, ninguna ocupación tengáis por más necesaria que la meditación de lo que en ella habéis oído. ¿No fuera suma incongruencia dedicar cinco o seis días a lo temporal y consagrar uno solo, mejor dicho, ni una pequeña parte de uno solo, a lo espiritual? ¿No veis a nuestros niños cómo durante todo el día se estudian las lecciones que se les han dado? Lo mismo hemos de hacer también nosotros. De nada nos servirá venir a la iglesia, si el día que venimos nos llevamos, como quien dice, el agua en un cántaro roto; de nada, si no ponemos en guardar lo que se nos dice el mismo cuidado que mostramos en la guarda del oro y de la plata. Le dan a un hombre unos denarios, y se los mete luego en su bolsillo y se lo cierra muy bien cerrado; nosotros recibimos sentencias más preciosas que el oro y que las perlas, nosotros tenemos en la mano tesoros del Espíritu Santo, y no vamos a esconderlos en las recámaras de nuestra alma, sino que dejamos que sin más ni más se nos escurran de nuestra mente. ¿Quién nos tendrá ya compasión, si somos nosotros mismos nuestros peores enemigos, si nosotros mismos nos precipitamos en tamaña pobreza? Pues por que así no suceda, démonos a nosotros mismos, a nuestras mujeres e hijos, una ley irrevocable de consagrar un día entero de la semana a oír y meditar la palabra de Dios. De este modo vendréis mejor preparados para lo que queda por decir, y por una parte nuestro trabajo será menor y vuestro provecho mayor, si escucháis lo que sigue llevando en la memoria lo anteriormente dicho. No es pequeña parte para que entendáis lo que se os dice ver con precisión la trama de los pensamientos que yo os expongo. Por eso, como no es posible decirlo todo en un solo día, vosotros habéis de hacer una especie de cuerda e ir anudando en vuestra memoria lo que en muchos días se os expone, y de tal modo habéis de disponerlo en vuestra alma, que aparezca entero el panorama de las Escrituras. Ahora, pues, recordad lo que el último día os dije y pasemos al asunto que hoy nos proponemos.

LA PROFECÍA DE ISAÍAS: MIRAD QUE UNA VIRGEN CONCEBIRÁ

2. ¿Qué texto, pues, nos proponemos comentar hoy? Todo esto, empero, sucedió por que se cumpliera lo que el Señor había dicho por boca del profeta... Aquí, cuanto le fue posible, dio el ángel un fuerte grito, digno del milagro que nos contaba: ¡Todo esto sucedió! Vio el piélago y abismo del amor de Dios, realizado lo que jamás se esperaba, suspendidas las leyes de la naturaleza y hecha la reconciliación; vio cómo el que estaba más alto de todos descendió al que estaba más bajo de todos, cómo se había derribado la pared medianera, cómo se habían eliminado los obstáculos, cómo se habían cumplido muchas más maravillas, y, cifrando en una sola palabra el milagro, dijo: Todo esto sucedió por que se cumpliera lo que el Señor había dicho por boca del profeta. No pienses—nos dice el ángel— que se trata de decretos de ahora. Todo estaba de antiguo prefigurado. Es lo que Pablo procuraba mostrar en todas partes.

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